jueves, 15 de noviembre de 2012

+Las horas muertas+

+Olvidar o no olvidar es la cuestión. Los días no nos dan tiempo, los tiempos no son necesarios cuando las horas se van agotando de a pocos. Por más de que seamos los creadores de nuestro tiempo, el tiempo nos consume pues somos víctimas de nuestros propios inventos.
Lo que resultó en algún momento de algunas letras dichas no son más que letras que se fueron consumiendo en el café diario, en el vino que fue agotando su sabor a medida que fuimos encontrándonos tan adentro de nosotros mismos. Todo se va añejando, de repente miramos hacia atrás y todo sin remordimiento se hace borroso, nos venda los ojos y las imágenes creadas por nuestras mentes sencillamente se esfuman a medida que las nuevas letras nos pintan horizontes proporcionales a lo que vivimos en la actualidad. De repente cuando rebobinamos ya no hay nada aparte de las manos cerradas y atadas a un presente que quizás muchas veces no deseamos vivir.
Escribí en los lienzos las canciones y en las hojas dibujé palabras que se quedaron sin aliento en el recóndito escondite a donde nadie jamás ha podido llegar. La noche se agota, vete, llegarás tarde.+

+Primer movimiento+

Hace frío hace varios días, depronto incluso meses, he perdido la noción del tiempo. En este momento no se trata de amar a nadie, de recordar lo que alguna vez hicimos y luego por miedo a reencontrarlo, lo suprimimos de nuestras mentes, como si fuera tan fácil de repente rodearse de nuevos pensamientos mundanos que a nada conllevan.
Del silencio nacieron las palabras, pero ya sabemos que todo está dicho. ¿De qué vamos a vivir mañana si ya todo se ha convertido en un cliché?
Hoy me siento liviana, me siento fusionada con la realidad y la mentira. Supuse alguna vez que de la pesadez llega la tranquilidad. Las aguas turbias sin pensarlo en algún momento se cansan de revolotear por aquí y por allá, se calman y cuando retoman la fuerza inicial, vuelven a entrar en su constante ciclo de fantasías, de oscuridad y de profundidad.
Anoche soñé después de varios meses de no recordar nada de lo que había entre mis sueños y pesadillas. Soñé el paisaje, soñé el olvido, soñé el dejar todo para reivindicarme conmigo misma entre tantos papeles falsos que hice y que no me correspondieron nunca. Si parto esta vez, espero que sea por un periodo largo de tiempo, así este mismo hará que las memoirs desaparezcan de cualquier tipo de horizonte, y no precisamente las mías, sino las de alguien más, la de muchos más incluso, que seguirán con sus vidas como si nadie hubiese existido y hubiese ocupado el papel.
Sí, abandono las raíces para de repente encaminarme sin ningún rumbo fijo. Estaré naufragando a la deriva, estaré nuevamente navegando por aguas que no conozco, donde seguramente me encontraré similitudes a algo que ya conocí pero que no logro recordar.

+Segundo movimiento+

De las cenizas irán naciendo nuevas palabras y de las palabras que se convierten en cenizas sencillamente saldrán las sobras de lo innecesario.
Tengo la facilidad de no apegarme a lo innecesario y además, tengo la ventaja de tampoco apegarme a lo que a veces me resulta necesario. Ya saben, me refiero a lo material, a esas cosas o personas que no son siquiera necesarias para subsistir pero que como seres humanos comentemos el error de alabar y de idealizar.
De repente me sumerjo en la mitad de la idolatría y de la tanta bazofia que la gente va diciendo a medida que se forja un camino y me pongo a jugar. Sí, juego con sus mentes y con sus palabras. ¿Por que tendría que ser yo siempre quien se queda en el medio con el miedo y la sinceridad en las manos cuando nadie juega limpio del todo?
Llega un momento de la vida donde de repente al abrir los ojos el panorama no resulta ser el mismo, muy probablemente porque jamás somos capaces de dejar de pensar en una utopía, en ese objetivo perfecto de alcanzar y es ahí precisamente cuando me detengo, me detengo a pensar exactamente en ese esquema utópico que algún día me planteé, al cual incluso le puse un nombre, una edad y tiene una vida por delante.
Sencillamente no es necesario idealizar ni crear utopías cuando realmente nadie va a proporcionarnos esa estabilidad que sólo conseguiremos estando sólo con nuestros Alter-Egos.

+Tercer movimiento+

Cuando la realidad finalmente se desvanece, cuando hace frío, cuando de repente el insomnio predomina y la mente no se calla, nos deja a la deriva. Se encuentra entonces un punto de inestabilidad que parece ser estable. Parece que me encuentro entonces en un punto muerto, en las horas muertas que se vuelven siglos.
Depronto me desgarro el vestido, me hallo en la mitad de dos caminos que no sé hacia donde llevan. La bifurcación radical de ser o no ser, de fingir entre las finas lineas de una frase las palabras que aquél espectador desea leer o en su defecto escuchar.
Sin más llegan esas aves carroñeras a robarse todo aquello que encuentran entre letras, entre palabras, entre los besos que se roban consigo. Intercambian un supuesto amor tan sincero que ni ellos entienden, pero a la hora de corroborar la verdadera esencia de lo que para ellos es l'amour huyen de repente sin más y dejan los besos a medio dar, las manos a medio tomar y el sexo lo convierten en fuentes reprimidas de soledad.

+Les temps de solitude.+

Los tiempos de soledad, esos, sí, tan constantes. No entiendo cómo hay quienes ven la soledad como algo malo. Si bien es cierto, los extremos se juntan, es imposible llenar los vacíos con argumentos efímeros. Es ridículo tratar de encontrar en medio de los silencios prolongados soledad cuando la mente habla por si sola, cuando los dedos tocan una sonata con tan sólo ponerlos en el piano. Es ridículo imaginarse que la mejor manera de pensar es con alguien al lado, diciéndole a uno qué es lo que debe hacer y qué es lo que no cuando la moral no la fija un dios, ni una religión sino uno mismo a partir de lo que uno considera bueno o malo.
Los extremos se tocan y tocar extremos significa llegar a la cúspide de los problemas, de los vacíos, del dolor y del sufrimiento que nadie nos infringe, excepto nosotros mismos. ¿De qué sirve la culpabilité? ¿De qué sirve el miedo? ¿De qué sirve echarle culpas propias a entes ajenos cuando somos nosotros mismos quienes tomamos las decisiones?
No podría nombrar la soledad como mi utopía principal, porque soledad absoluta sería para mí más que el silencio perpetuo el cual sería la muerte, pero si debo atribuirle a esta la belleza del pensamiento, de la claridad, de la sencillez. La soledad no implica no tener contacto con alguien más, es simplemente saber respetar espacios y momentos. Saber que un ser humano por naturalidad necesita llevarse en el silence muchas de las cosas que no comparte sino consigo mismo.

+Il sogno+

Descansar en paz no significa necesariamente morir. Quizás podamos descansar en paz en el momento que estemos en paz con nosotros mismos, incluso con el mundo. El día que saldemos las cuentas pendientes con la vida, con las letras, con las mentiras y con las parabole mentales que nos creamos a diario quizás por nuestros mismos miedos cuando en vez de una vida estamos viviendo una pesadilla, sólo que esta vez no se acaba cuando despertamos sino cuando en el mundo real logramos moldearla a nuestro antojo.
Siempre he pensado que la vida es como la música misma, es un camino que no es sencillo de recorrer. De hecho toma mucho tiempo pensar que en algún momento ya sabremos todos y dejaremos de aprender de esta, pues sencillamente es algo tan grande y tan complejo que incluso cuando muramos nuestras dudas no serán solucionadas completamente.
Aquél que domina su vida es capaz de moldearla a su antojo y vivirla a gusto o incluso en completa felicidad, pero cada quién escoge si hacer con las herramientas que se le dan una desgracia total o al contrario, es capaz de amoldarse tan bien, que incluso la tristeza haga parte de un complemento que genera un balance. Ese balance Senzafine que pocos llegan a encontrar.


sábado, 20 de octubre de 2012

+Asco+

Las letras salieron de sus morgues, de esos sitios llenos ese olor mortecino que le robó el aliento a más de uno. Las mórbidas paredes con ese ambiente a sepia tan peculiar no fueron más que los borradores de los supuestos parlamentos dichos. Esos que escribieron las manos derramadas de los pilares de la literatura en su momento y que ahora sólo les conocen sus hijos.
Las letras se quedaron en ensayos, las puertas empezaron de repente a cerrarse ante los ojos expectantes, el sinsabor de los sueños ya no podía ser ni siquiera relatado; el soplo de aliento se lo llevó entre los dedos ese pianista que se cansó de escribir obras.
La fragilidad de las palabras se la llevó el talón de una bailarina quebrantado por el frío suelo que le acongoja entre sus rodillas.
Esos lazos los soltaron, ahora son libres, las manos ya no están atadas, de repente se encuentran tocándose una a una. Falange por falange se leyeron en su tacto indiferente, de repente ya no es necesario surgir entre la olas del mar, ni entre las corrientes de los ríos. De repente ya no fue imprescindible acabar con el amor al arte.
Todo se resume a la belleza de lo natural, de lo innato. Las palabras qué, se quedan sólo en palabras, en promesas no realizadas. Los televisores transmitiendo la basura más grande existente y las larvas del gobierno se quedaron sedando las mentes. ¿Dónde queda la humanidad?
Asco.

domingo, 23 de septiembre de 2012

+Fantasía+


+Ante más de 365 atardeceres a tu lado pude entender que el tiempo no existe, que los límites de la vida sólo uno mismo los impone y que de por sí no existen límites, ni siquiera el cielo o la tierra. No existen las horas, ni siquiera a veces los minutos. Todo se va desgarrando al ritmo de los violines, de ese staccato tan peculiar que nace a partir del tempo que lleva tu corazón y también el mío.
La felicidad es simplemente un estado, lo acompaña una que otra tristeza sobre las teclas de un piano, la marca el sencillísimo momento en el que te sientas a esperar, como si algo fuese a pasar, pero luego nos damos cuenta que simplemente no es cuestión de esperar sino de dejar que el agua atraviese el camino y perderse en ella, en las noches, entre los nubarrones de humo creados por el cigarrillo, el color sangre del vino y las conversaciones mundanas de que de repente se nos ocurren; es cuando de veras comienza a tener sentido.
De repente la música de fondo ya no me interesa porque tus palabras se convierten mi música, en lo que me da para respirar, sin embargo me cuesta aceptar que sea así. Después de tantos errores cometidos, de tantas falsas promesas de seres ajenos a esta, nuestra historia, me veo caminando contigo de la mano, de la mano de nuestra música, de nuestra felicidad otorgada. ¿Qué más da? Simplemente no puede importar lo que digan, si cae la lluvia y nos moja los tobillos, si nos detenemos en medio de la acera a mirar el mar en nuestros ojos y a derramarnos de amor entre las hojas y las ramas de los árboles.+

Un café solitario, el comienzo de la mañana, una más de todas esas que suelen ser el momento más efímero del día, tan rutinario, tan casual. Me veo mirándome los dedos de las manos mientras con el índice derecho hago círculos al rededor del café. Se supone debo mantenerme despierta y enérgica para comenzar el día de la manera en la que los demás desean que lo haga, se supone que debo cerrar los ojos e imaginar que será un buen día, que todo estará bien, pero no es así. Un sentimiento de desasosiego me abruma y me consume. Me pierdo entonces en el humo del cigarro, en el vapor del café, ese que empañó mis ojos y de repente me lanzó al abismo.
Al final del vacío está él, con sus manos extendidas, con el deseo entre los labios, pero me temo que es mejor callar, callar por miedo a pensar demás, por miedo a caer en cuenta que quizás no existe un fondo, que no existe realmente un supuesto fondo el cual debo alcanzar. Él me mira con sus ojos llenos de ganas, ganas de tenerme entre sus brazos y yo nerviosa cierro los ojos para no pensar, para estrellarme contra el suelo, para no confiar en lo que veo, para imaginar como va siendo mi caída libre. Temí por mi vida, por la de él, por lo que nos concierne o lo que no.
Abrí mis ojos nuevamente, volví a mi realidad. ¿Estaría ahí conmigo o fue sólo mi imaginación?
Pedí un deseo, deseé ser amada, deseé amar hasta que sintiera que mis brazos sentían necesidad de abrazar tanto como mi pecho sentía deseo de ser abrazado. ¿Acaso era real?

Entre las sábanas le descubrí, le descubrí con el alma desnuda, con los ojos brillando, llenos de ilusión de ternura y en los míos se reflejaba ese amor condicionado por el miedo, el miedo de caer nuevamente al vacío sin unos brazos que me acogieran, así como sucedió anteriormente. Sentí temor por él, sentí también temor por mí, por las promesas, esas que no se cumplen, que no llegan a ser ni motivos de ilusión porque es difícil confiar cuando se ha tenido el amor entre los dedos y no han sido capaz de recibirlo.
Me vi frágil, me vi entregando de a pocos sin siquiera darme cuenta que lo estaba haciendo. Le tendí mi mano nerviosa, con el mismo miedo que me condicionaba y mi mente me gritaba que no, pero al parecer mi alma sedienta empezaba a ceder con las piezas de un rompecabezas difícil de armar.
Al otro lado del camino él me brindaba nuevamente su mano y yo temerosa me acercaba a él con la esperanza de poder cerrar mis ojos y lanzarme al vacío de su mano y no sola.

¿Estás ahí? Sólo escucho el eco de tus palabras, el ensueño de la belleza, la fragilidad de los deseos vanos que recorren nuestras manos, nuestras almas enternecidas por un mismo objetivo difícil de describir. ¿Te amo?

Entre las gotas de rocío el eterno devenir de los pasos mal dados, de las innumerables caídas al abismo, de las recaídas insufribles en el mismo constante error. Él ahí, sencillo, paciente, tranquilo. Yo pasmada, asustada, con deseos de amarle pero con las barreras entre el sí y el no constantes que retumbaban en mi cabeza una y otra vez. ¿Que si te amo? Claro que te amo.

Al vacío, sin mente, sin razón, con el alma desnuda, descubierta entre lineas, entre besos, caricias, palabras. No me importa lo que piensen, no me importa si estoy loca, si de repente atento contra varias de las cosas que dije en el pasado. ¿Qué carajos importa si te amo? ¿Qué carajos importa si me pierdo en una historia posiblemente eterna contigo? ¿Qué carajos le importa a la gente el camino que hemos venido forjando?
Es un 'Te amo' indefinido así como indefenso. Es un para siempre que no quiero prometer pero que anhelo con mi alma. Es un: ¿Quisieras pasar el resto de tu vida junto a mí? Porque siento que desearía tenerte a mi lado a término indefinido.

Eres música, eres silencio, eres palabras, eres consuelo. Eres belleza, eres paz, el balance perfecto para el complemento feroz de la vida. Eres... tú. ¿Qué más podría decirte si no es que te amo?

A.F



lunes, 13 de agosto de 2012

+Sensaciones+


Qué fácil fue perderte y no precisamente porque te tuviera entre mis manos; tampoco siquiera por pensar que te fueras de ellas. Qué fácil fue caerse del cielo cuando las letras se convierten en polvo, en ridículas excusas para despertar extremos; para desatar límites.
Qué fácil fue ser el trampolín que te llevó al silencio, que fácil fue ridiculizarte entre besos, entre mentiras. Qué lástima me dio la miseria, qué lástima me dio el olvido. Qué lástima fue la que me regaló tu misma aura, tú triste parecer entre frases de cajón regadas por el piso, las palabras sedientas de tristeza, carentes de amor y llenas de locura.
Qué estúpida manera de comenzar el día, o más bien la madrugada. Qué efímera manera de morir entre el polvo, entre la curvatura de tus labios, los que nunca pudieron ser agua para la mía. Qué momento tan estúpido fue aquél que te regalé dentro de mi silencio. Qué manera tan facilista de borrarme de tus recuerdos. Qué fácil olvidas, que fácil envuelves, qué fácil eres.

Volando, volando entre cuadernos, entre canciones, entre letras, entre frases y palabras. De repente existe una paz que no entiendo. Me siento volar entre el vals de los desdichados sin alma.
Esta mañana cuando me levanté con la mirada perdida buscaba una salida, una salida de no sé realmente qué, porque ni siquiera sé en qué estoy metida y recordé entonces cuando me planté frente a ese balcón a mirar la ciudad vislumbrándose a lo lejos. Vi como aparecía el atardecer y recordé tantas frases, tantos libros, tantas historias diferentes pero a la vez tan repetitivas y me senté sobre mis rodillas a contemplar la magia del supuesto atardecer que todos los humanos adoran. Sigo sin entender la magia del asunto, sigo sin entender las madrugadas, los amaneceres. Sigo sin comprender a qué se refiere todo aquello que con tanta sobredosis de metáforas el mundo expresa.
Sigo sin entender tantas palabras, sigo enfrentándome a la fiel saturación enigmática, a tanto rito que le dan a las cuestiones del amor, porque sinceramente no se lo merece. El amor es simplemente desdichado con quien cree en él. Sigo sin explicarme el porqué de los soñadores cuando no hay nada más estúpido que soñar con los ojos abiertos. Quien vive de sueños luego se desvela con sus propias realidades. Es estúpido pensar que un sueño será capaz de elevar los vacíos insolentes entre los regueros frívolos del enamoramiento y de la razón.
No me explico la capacidad capciosa de aquellos que mucho prolongan lo que no tiene una estructura como tal, los que siguen forjando caminos sin retorno, esos que viven de sólo momentos, de recuerdos, de pasados indelebles. No entiendo la complejidad de lo simple por paradójico que sea. No entiendo a quienes encomiendan su vida a Dios si viven de un Alter-ego, de lo que los demás puedan llegar a pensar de ellos y no bastándoles con eso, de una doble moral acongojada en el famoso dicho que dice que el que peca y reza empata. ¡Patrañas! Viles patrañas.
De repente entonces, desde el mismo balcón empiezo a escuchar a lo lejos un Jazz. Me resguardo entre los sonidos sincopados, entre los silencios, entre las teclas de un piano que me imagino blanco y de cola y una mujer agotada de la vida cantando las cifras haciendo parecer que es la primera vez que canta la misma canción que lleva interpretando desde que comenzó a cantar en bares...  me resguardo tras el vidrio de un vaso, tras el sabor alcoholizado de la demencia, del sabor fuerte del whisky que tengo entre las manos. Me resguardo entre el ardor que siente mi garganta cada vez que paso un trago fuerte.
Siento como se me calienta la sangre, como se dilatan los vasos sanguíneos, como de repente empiezo a atontarme con cada sorbo que doy. Como cada vez que ingresa a mi cuerpo empiezo a perder el control mental.
De repente enciendo un porro, empiezo a analizar el humo que sale de allí, empiezo a detectar como me pongo aún más estúpida y como empiezo a perder noción de la realidad. Me tomo del pelo y empiezo a halarlo, al principio suavemente, luego con más fuerza, con más destreza. Me enrollo mechones entre los dedos, entre las uñas y empiezo a tirar de él como si quisiera arrancármelo. Pronto descubro que la voz de aquella mujer, la que cantaba el Jazz se torna densa, indeleble y empieza a cautivarme. Empieza a llevarse consigo unas cuantas sensaciones. De repente me siento liviana, pasmada, mirando a un horizonte vacío con los ojos llenos de ganas de respirar. ¿Dónde estoy?

I've come to the end, realize what could've been. Sleep so I can take a breathe.


De los silencios más efímeros vienen las palabras.

Simplemente existen dos tipos de realidad. La que vemos y la que queremos ver.

Faith, Fuck.

Bye

martes, 7 de agosto de 2012

+Empathy+



+ Quiero un momento, quizás un instante. Quisiera entrelazarme entre sus dedos, apegarme al diccionario de su lengua, a la posible música que exhalan sus poros a medida que se le acaban las palabras. Las medidas, depronto los límites. Quisiera llevar todo al límite, sí, hoy todo se vale, hoy se vale levantarse con los ojos cerrados, con las ganas escritas en la frente.
El sonido, las huellas, los miedos, la oscuridad, lo que oscila entre letras y lo que no. Hoy quiero esconderme de todo eso, dejarme llevar por los sonidos, dejarme llevar entre labios, entre las manos, entre las suyas. Quitarme el invierno del alma, apaciguar por tan sólo un momento las voces extrañas que le extrañan, que susurran a los oídos sordos, que intentan dar visión a los ojos ciegos, a la desnudez pálida del alma.
Hoy pocos sonríen, hoy pocos se acercan a ese tan hermoso lugar que describen tan sólo en sueños; quizás es sólo un sueño, una melancolía tornada en familiaridad, quizás es todo, quizás es una nada permanente, quizás es más que un suspiro, depronto algo más que un frágil silencio. +

Hoy de repente voy caminando, forjando caminos entre extensos laberintos, entre demasiadas palabras que se dijeron, que flotaron en el aire y que al mismo ritmo que el viento se las llevó con el tiempo las trajo en el momento perfecto. Cuando me levanté supuse caminar entre las calles de esta ciudad, enamorarme de su olor, pero definitivamente la presión que ejerce sobre mí el pesado ambiente me va carcomiendo, me va llevando a la mierda de siempre, me va llevando entre olas de frivolidad, entre detestables sonidos, entre el smog, entre la gente y sus estúpidas conversaciones acerca del tráfico, el clima por matar un poco el fantasma de desorientación que brinda este lugar a cualquier medida. Me hallo entonces con las manos entre los bolsillos buscando una razón lógica para el cielo gris, para las mariposas cafés que empiezan a acentuarse entre la neblina, entre las gotas de lluvia que queman la piel, que van acentuándose a medida que van golpeando sin pudor a quien va pasando por ahí.
Ya viene llegando la tormenta, sólo quedan unos pocos días para dar pie a la despedida sin escrúpulos que realizaré posiblemente de su mano. La electricidad en el cielo me empieza a aturdir los oídos, las palabras sin sentido empiezan a devorarme los tímpanos y de repente recuerdo esa fiel historia, esa que me ha acompañado desde hace unos cuantos meses, por no decir varios cientos de días. Recuerdo el panorama tras el telón de aquél teatro lleno de silencio, donde el eco de mi voz era lo único que habitaba al rededor. De repente la música en silencio comenzó a sonar en mi cabeza y la electricidad empezó a apoderarse de todo lo que me quedaba de este...
Las luces se apagaron, sin embargo el miedo no me rodeó, sabía que esa música en mi cabeza tenía un nombre propio, tenía una mirada única que sabía inundarme de sentimientos y pensamientos varios. A medida que fueron pasando los segundos le sentí acercarse a mí en mi realidad, en mi desnudez. Le vi, pero no con los ojos, le sentí pero con el aliento, le abarqué con mis brazos, cerré los ojos y me dejé llevar de la profundidad de sus manos que tocaban mi cara junto a aquél piano que sonaba a lo lejos.
Le sentí entre el éxtasis de los sonidos, de la lluvia que caía afuera como si fuera a destrozar cada sencillo pensamiento que a cualquiera se le atravesase en el camino; sin embargo no me importó. Me dejé llevar hasta el rincón más oscuro y placentero que pude haber percibido en mi vida, el simple retrato de lo vivido, de lo amado, de lo deseado.

(...)

Palabras que matan

¿Dónde dejó el pasado? ¿Dónde está su futuro? ¿Acaso no quisiera que fuese conmigo a su lado?
No, no, definitivamente ese no es el camino, desde que exista el presente no tiene por qué haber un pasado y tampoco un futuro. ¿Dónde escribió las lineas si no fue entre las cartas? ¿Dónde dejó que el tiempo se llevara las melodías? ¿Acaso no sabe que...? No, no sabe nada, no lo entiende. ¿Me ama? Quizás jamás me amó, pero...

(...)

Saltar al vacío

Me senté bajo el cielo, sobre su pecho, mirando el cielo, mirando como se reflejaba entre las nubes, como le buscaba en el firmamento. Le encontré entre los silencios cargados de full emoción, de palabras enamoradizas, entre risas de pena, entre los lunares de la arena. Le vi en mis sueños y me vi reflejada en los suyos. Quise, quise demasiado, demasiado quizás para romperme tan rápido como una muñeca de porcelana entre sus manos. Me reconstruyó de repente, fue pegando los pedazos con la delicadeza, con la sutileza, con el encanto, con el miedo, con la ternura. Me llevó al límite, me llevó cien metros bajo tierra, de repente me tomó de las manos y me puso a volar.

(...)

So, what...?

It's time for you to write your own story, is time for you to free your thoughts, your soul, the emptiness that has betrayed you so many times. It's time for you to write on the pages I have left, is time to make it happen, to make it better, to say goodbye to what have hurt you. It's time for you to believe, to realize and to make the music and the thoughts begin to fly together. Would you...?

(...)

Inocencia

Yo no escribí el prólogo, tampoco tengo idea de lo qué es una historia aparte de la que he escrito hasta el momento. No tengo idea de cómo se comienza, tampoco por qué se termina o si se vuelve indeleble, infinita. No sé por qué existen las pausas entre letras, entre besos, entre el amor y el desamor. No entiendo mucho de por qué se sufre, por qué se llora para alcanzar la felicidad. No entiendo por qué brillan los ojos, tampoco por qué se apagan. No entiendo el amor, tampoco el odio, no sé siquiera si he sentido odio hacia alguien, pero estoy segura que el amor sí. ¿Qué sigue después?

Sin fin

All yours.




miércoles, 11 de julio de 2012

+C'est lui que mon coeur a choisi+

Alguna vez, en algún momento, ese momento adecuado pensé encontrar (nos) tan juntos, tan apáticos, tan apegados sin siquiera saberlo, tan borrachos de sueños, tan distantes que la piel fuese lo único capaz de unirnos. Esos típicos clásicos ochenteros a lo lejos sonando en el ático que solíamos compartir... sí, nos extraño, nos extraño tan juntos, tan enamorados, tan dejados a la deriva; nos extraño tan llenos de pasión, nos imagino nuevamente en esas escenas tan típicas de las películas que solíamos mirar, como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Tú tan Joel y yo tan Clementine.. (...) Ya no vale preguntar qué pasó, qué nos pasó, más bien. No sé si fui yo, no sé si fue ella o no sé si fueron ellas, quizás tú o quizás todos juntos...
Yo al menos recuerdo esa tarde en París, esa tarde que a mi parecer fue tan sensual como aquél Jazz que sonaba en el bar de ese hotel, ese ambiente tan citadino, tan diferente a lo que yo solía ser. De hecho recuerdo el sastre que llevaba puesto y esa media cola que llevaba en mi pelo en ese infernal calor de verano. Recuerdo las tantas horas que había gastado arreglándome para estar a la altura de la ciudad, a la altura de sus mujeres, esos tantos kilos de maquillaje que llevaba encima con la esperanza de adornar la ciudad y que no fuere ella quien me adornara a mí y también recuerdo entonces cuando escuché la voz de esa mujer, cuando la vi acercándose a mí preguntando por mi nombre en su tímido acento francés tratando de hablar en inglés. Cuando me dijo que la reunión había sido cancelada no recuerdo por cuál estúpido motivo... ah, qué decepción.
Me veo entonces decepcionada, subiendo por el ascensor de tan magnífico hotel, viendo como todos se saludaban y alardeaban de su dinero, de sus viajes, y yo tan campestre, tan lejos de ser una mujer de negocios, tan sola que me daba lástima a mí misma y tan misógina que no soportaba una sola mujer a mi alrededor más allá de lo que se consideraba usual; natural.
Ah pensaba yo, sería una noche más en esa habitación tan grande y yo con esa maldita manía de prenderme a escuchar música con los ojos cerrados y de imaginarme momentos fugaces... yo con esa maldita ninfomanía y con tan pocos candidatos en tan hermosa ciudad. Yo con tantas fantasías, por fin estaba en París y me daba coraje pensar que no sería capaz de cumplir ninguna de ellas...
Bueno sí, entonces decidí salir. Me puse mis shorts, mi camisita de tiras, esa que tanto le gustaba a Leonardo y pensé "vaya, bueno, si Leo estuvera aquí no habrían pasado quince segundos desde que me la puse para que empezara a imaginar cómo me la arrancaba con los dientes" me reí y finalmente me puse mis tenis. Me miré al espejo, nuevamente me di asco. ¿Cómo era posible que fuera a salir así en París? Si bien es cierto así me vestía yo para salir con todos mis "amigotes" (como les llamaba mi mamá) a beber cerveza y eructar como "la dama" que soy. Así que como la dama que soy pensé con la cabeza, me puse el vestido ese azul que tanto le gustaba a mi mamá verme puesto porque en realidad si parecía una princesita, salí de la habitación con el cabello suelto, los kilos de maquillaje que ya tenía encima, evidentemente un poco corrido ya por el cambio de ropa y el sudor y llegué al loby del hotel, donde todos me miraban de pies a cabeza.
Oculté los pocos Euros que había guardado en mi ropa interior y empecé una caminata por la antigua ciudad; veía Le tour Eiffel a lo lejos brillando, ya el sol estaba entre las nubes ocultándose; mi noche había comenzado.
A mitad de camino miré mis pies y recordé que había sido tan inteligente para cambiarme la ropa pero no los zapatos, así que me dejé puestos mis Converse clásicos. Ahí estaba pintada la princesa.
Fui paso a paso conectada  mis audífonos, como vil extranjera escuchando Les amants de Edith Piaf para sentirme más en París y así mismo caminar entre los parisinos fingiendo ser una más del montón. Nunca me gustó ser de esas que andan con la cámara colgada al cuello sacándole fotos hasta a las señales de tránsito porque están en francés y allí estaba en frente mío Le tour Eiffel por primera vez en mi vida. Tan grande y tan hermosa, tan iluminada. Bueno, debo aceptar que no es tan magnífica como todo el mundo la pinta, pero bueno, es que está en París, ya está. Esa es la magia.
Después de estar medianamente petrificada mirando la torre durante unos minutos decidí seguir mi camino sin rumbo, me interné en las calles de tan hermosa ciudad, vi a los enamorados tomarse de la mano y todos esos clichés enamoradizos que se escuchan en todos los libros y en las películas que tienen a París como escenario... los típicos restaurantes, el barrio latino y recordé que recién había leído un libro que se desarrollaba casualmente en el barrio latino por lo cual empecé a buscar las direcciones y me dejé internar en el corazón de la ciudad. Recordé que fue mejor salir en tenis que en esos zancos que las mujeres "normales" se ponen.
De repente a lo lejos vi las luces tenues, escuché el acordeón que penetró por entre mis oídos y me obligó a retirar los audífonos, a guardar mi reproductor musical y me vi con los ojos cerrados y con la tenue luz de la luna alumbrándome la cara caminando hacia donde la música me arrastraba mágicamente. 
(...)
Si, ya era la hora, ya teníamos que salir una vez más a lo de siempre, visitar a su madre, ya recordé que desde hace un par de años no soy libre se soñar ni siquiera sola, quizás me quedé estancada en la magia que me proporcionó alguna vez la belleza de la ingenuidad, de la inmadurez y de los sueños supestamente compartidos. Él se enamoró de mí como yo de él, pero creció, dejó eso atrás mientras yo sigo enamorándome cada vez más de los instantes...
-Ven ya, se nos hace tarde y tu sigues a medio vestir, ve y apaga el equipo, yo pondré algunas cosas en el auto.
-Ya estoy lista, sólo me faltan los zapatos.
-Sí y tardarás horas en ponertelos. ¡Apúrate! tenemos que estar allí en media hora y recuerda cómo es el tráfico de los domingos.
-Ya voy, ya voy...
-Hm, Ok. Te espero en el auto.
-Apago el equipo y voy.
(...)
Sí, lo conocí en París, lo conocí entre los rincones de la hermosa ciudad, lo conocí en el bar donde sonaba el acordeón. Lo conocí entre luces tenues, en medio de una convención de artistas innatos, en medio de una convención de literatos, artistas y músicos empíricos. Fui a mostrar mi arte a París y terminé enamorándome de los sueños de alguien más con quien pensé podría compartir los míos. Terminé fugándome entre las palabras de la espesa cerveza.
Fue a media noche cuando lo vi allí, solo, tan solo como yo tomándose unas cuantas cervezas. Yo en una mesa sola, fumándome unos cuantos cigarros evitando la ansiedad de levantarme e invitarle a mi cama inmediatamente y tomándome unos cuantos shots de cuanta cosa me ofrecían.
Miradas iban y venían, nada concreto, sólo miradas cruzadas de vez en cuando en medio de un punto fijo y una que otra sonrisa... tras un par de horas se acercó a mi mesa, tras varias risas entonces me imaginé en una película junto a él, con una banda sonora de fondo, con un libro a medio escribir donde malgasté palabras, besos, caricias.
Terminamos en el hotel, pensé me desnudaría como hacen todos, pero nos sentamos a hablar hasta que amaneció, luego me abrazó, sin importar cuan regado estaba mi maquillaje bajo los ojos, cuan rosa estuviese mi boca de tantos besos. Allí supe que me había enamorado irreparablemente.
(...)
-No entiendo por qué siempre tienes que demorarte tanto poniéndote unos pantalones y un saco.
-Sinceramente no entiendo por qué te molesta tanto el tiempo que me tomo en vestirme si siempre llegamos a tiempo.
-La última vez llegamos justo a tiempo, sabes que me gusta llegar siempre minutos antes.
-¿Por qué? Si siempre ella es quien se demora en servir el almuerzo.
-Pues ella es mi madre, a ti te veo todos los días, a ella sólo los domingos.
-Sabes que no le he gustado jamás.
-Pues ya estuvo, fue mi decisión traerte de esa miseria en la que vivías para darte una mejor vida.
-Así que para allá va nuevamente el tema... vaya, qué amena manera de comenzar el día.
-No te lo estoy sacando en cara, sólo te digo que eso es lo que le molesta.
-(...) A ella lo que le molesta es que no sea...
-Completa la frase...
-No, ya estuvo, no quiero hablar más.
-¡Dilo! Por Dios, siempre es igual contigo.
-Que no sea como ella, que no sea de alta procedencia, que no tuviese dinero y peor aún, que no pudiera darle nietos.
-¡Ya me tienes harto con eso! Ella ya te aceptó.
-No lo ha hecho y nunca lo hará.
-Si lo hizo.
-Todo por unos benditos zapatos y un equipo de sonido. Ya está, ya está... déjalo así.
-No tienes remedio...
-Y tu no tienes memoria...
(...)
Supongo se quedó pensando en mi respuesta, seguro por eso no dijo nada. Sé que en este momento el amor es sólo una estúpida costumbre disfrazada de felicidad, pero sé que está con ella, sé que la frecuenta, que le hace el amor de la misma manera en que me hizo el amor a mí la primera vez. Sé que para él es tan mágico que algún día decidirá irse y dejarme todo cuando ella seguramente pueda quedar embarazada...
Ella... ella no tiene la culpa, ella está enamorada, ella se enamoró de él y él la enamoró. Cuando las tetas empiezan a caerse, cuando el culo se pone flácido, cuando de repente te miras al espejo y ves que estás tal y como tu madre en ciertos aspectos se entienden definitivamente muchas cosas. Yo lo amo y lo acepto, pero yo no se lo digo, porque sé que él lo sabe, pero yo sé que ya no puedo darle nada aparte de sueños.
París... aquellas noches en París, París me enamoró y me trajo el amor. Él creyó que era más de lo que había esperado en toda su vida, yo sabía que él era de quién esperé para enamorarme y ahora sólo quedan cenizas, sólo quedan las palabras rotas junto a las promesas que se quemaron en la cama de ella.
Hoy tomé una decisión. Hoy decidí hacerle feliz por última vez en su vida y hacerme bastante infeliz a mi misma por felicidad ajena. Hoy le dejaré volar libre, hoy será él quien se pregunté nuevamente ¿qué pasó? ¿Qué nos pasó? ¿Qué le pasó?
Hoy me voy a terminar la historia, hoy me voy en la noche, mientras él esté allí con ella, besándola, haciéndole el amor como si fuere la última vez. Hoy se perderá mi rastro y podrá irse con ella. Esta noche vuelo a París nuevamente y allí pienso quedarme. Allí pienso revivir y morir en el mismo instante mientras recuerde la pasión entre sus calles, mientras escuche sus susurros en cada ínfimo espacio de soledad que recorra el viento. Hoy le amo, pero le dejo libre por su propio bien y por el mío.
(...)
-Esta noche salgo.
-Vale. ¿Con Leo?
-No, sola.
-Bueno, yo también saldré.
-Vale, está muy bien...
-¿Sabes?
-¿Sí?
-Nos extraño, si tengo memoria, sólo que... parece que fue hace tanto que...
-No tienes por qué decirlo, no tienes por qué excusarte. Está bien, yo entiendo.
-¿Qué entiendes?
-Simplemente entiendo.
-Yo te amo.
-Yo también te amo, pero la concepción de amor ha cambiado entre los dos.
-Quisiera ir de nuevo a París a revivir quizás algunos momentos en nuestra historia.
-Está bien, quizás el otro mes cuando sean vacaciones podremos volver juntos.
-Sí...
-Sí...
(...)
-Adiós-



miércoles, 6 de junio de 2012

+Nocturne+

Entre discursos me fui perdiendo en la belleza de lo inconcluso, en la belleza de la vida. Eso de jurar amor eterno finalmente no va ni fue conmigo nunca. Error tras error, impulso tras impulso, uno que otro tropiezo me llevan a pensar que la soledad acompañada de música son mi única compañía en el camino por más que vaya auscultando almas, por más que vaya despedazando las rocas a medida que la marea va bajando o va incrementando su flujo sobre la triste arena derramada de la playa.
Alguna vez escuché las mismas palabras, ese adiós que me destrozó la vida en su momento pero que el día de hoy logró hacerme más fuerte ante cualquier tipo de situación. Alguna vez pensé que ese adiós fue triste y egoísta, pero ahora lo entiendo perfectamente porque entiendo que es estar absolutamente sofocado, porque entiendo que es dar lo poco que queda a cambio de un poco de tranquilidad, pero nada es suficiente para los demás y tampoco para mí y por eso decidí consumar mis últimas palabras en las despedidas sagradas, en las cartas que logré para nadie, en las canciones que escribí basándome en experiencias pero sin ninguna dedicatoria específica.

Depronto me vi con el alma pequeña, encogida pero sin daño alguno, viviendo una saga de historias algo patéticas que me recordaron un poco esa dualidad amorosa de twilight y que por estos días me dio absoluta vergüenza conmigo al rescatar. Me sentí adolescente, torpe e inmadura, como si muchos fueran a pelearse por mi amor cuando ni siquiera entiendo qué es, cuando ni siquiera tengo opción de dejarlo ser porque no lo siento por nadie y para nadie. Finalmente me sentí adulta nuevamente, a punto de llevar a cabo todo eso que se supone los adultos maduros deben hacer, pero me cansé de actuar de la manera que se supone adecuada. Definitivamente no me gustan las etiquetas, no me gusta seguir el conducto regular de las cosas, simplemente me gusta actuar a mi modo y no precisamente por una estúpida rebeldía, eso ya pasó, ahora es simplemente que quiero vivir a mi manera sin ataduras, sin más.

Miré por el balcón, el paisaje se me asemejaba mucho a una cara conocida, a un momento que no podía recordar, a una canción de tantas que me hacía sentir esa paz, ese amor por la vida que pocas veces se llega a sentir de manera permanente y luego me di cuenta que estaba con los ojos cerrados, escudriñando hasta lo más profundo de mi ser. Más adelante recordé que esa canción que sonaba de fondo era Moonlight sonata de Ludwig van Beethoven (...) ¡Ah! Como me gusta suspirar y luego aspirar hondo, casi que para tocar las fibras de los pulmones y del alma con las moléculas de oxígeno. Hermoso paisaje, hermosas musas sobre el pentagrama, luego las teclas del piano recordándome que si tengo el amor, que el amor lo puedo hallar en cada una de las notas musicales que salen de la banda sonora de mi vida...

Otra vez ese silencio, ahora me vi allí con los ojos abiertos y sin poder hacer mucho frente a la ventana de mi apartamento, mirando hacia afuera, viendo las calles sobrepobladas de gente, de autos, de ruido, de smog; de odio. Esta maldita ciudad, con su maldita gente, este maldito cielo que apenas se puede ver por entre los rascacielos. Ese maldito "aroma" a desdén, a rutina, a personas aburridas colgadas de tiempo, corriendo para ver las caras de sus jefes y como raro, todos los artistas apenas llegando a sus casas o acostándose después de las eternas y fabulosas noches de tertulia. Por eso es que los comunes les llaman vagos, yo más bien creo que son inteligentes, pues aprecian las noches tanto lluviosas como estrelladas para fingir que es hermosa la ciudad, para dibujarla, fotografiarla e incluso cantarla, pero qué va, no es nada, es sólo un espacio lleno de pirujas, amargados y de almas soñadoras reclamando por un espacio menos sofocante y triste...

Un atardecer más, una taza de café en la mano, esa nostalgia derramándose un poco por entre los ojos azules, la bata negra de los viernes y un blues en el downtown a lo lejos; uno de esos bien pobres con falta de escalas y de técnica. Yo aquí sentada, esperando sin esperar nada, escuchando una y otra vez Moonlight sonata seguida de Nocturne de Chopin escribiendo barrabasadas a las que llamo canciones y creyéndome dueña de este día a sabiendas de que el día es dueño mío.

(...)

Buenas noches.


jueves, 17 de mayo de 2012

+Angst+

*Más que una excusa, más que una sencilla razón o un simple motivo parecerá una carta escrita para alguien, para alguien creado por mí.* (...)
Muchas veces me sentaba frente al ordenador con esas ansias que dan muchas veces las palabras ¿sabes? No sabía ni siquiera por qué porque realmente no tenía por qué sentir ansiedad, quizás era ese simple deseo de saber que vendría después de todo, saber cuál era esa canción que sonaría en la lista de reproducción aleatoria y si finalmente sería parte de la banda sonora del momento o si iba a ser un simple Knock out porque se saldría de la variedad adecuada. No sé si de repente alguna vez has estado escuchando algo tan suave y sencillo que te mantiene en una paz interna absoluta y de repente suena una de esas canciones que pese a que pertenece a tus favoritas está totalmente out del tipo de música que estás escuchando... Bueno, ya, realmente me salí del tema, ya ni siquiera sé por qué dije todas estas cosas...
De repente te he estado extrañando, ya van días que no sé de ti y no creo que nadie te haya contado algo sobre mí porque he perdido contacto con la mayoría del mundo. Decidí apagar mi móvil por unos días, también cerré todas mis redes sociales y lo que solía escribir para el público lo he dejado guardado en los cajones del escritorio sobre papel, con llave por si alguien (inclusive Dora) decide husmear entre mis cosas. Cuando ella viene yo me voy, le dejo las llaves a la entrada con el portero y salgo a dar una vuelta con cigarro en mano y un libro que ya ni siquiera sé de qué va y a eso de las 17:00 cuando ella ya se ha ido vuelvo sin muchas ganas de encontrar todo tan organizado que me asquea. Ya sabes, todo está tal y como lo dejaste, sólo que un poco más organizado y tenía la esperanza de que volvieras al menos para recoger un par de cosas, pero creo que con dificultad vendrás cuando yo esté, así que bueno, ya sabes, entre las 9:00 y las 17:00 estoy siempre afuera, puedes venir y... ya no vendrás.
Es irónico como te convertiste en el personaje principal, en ese personaje tan hermoso y a la vez tan malévolo de esta historia que no tiene fin aún. Es curioso como te convertiste en ese ser tan adorable y tan despreciable a la vez. Ser escritora no es fácil, más cuando llevas un peso de estos a cuestas y lo somatizas en cada hoja de papel que tu pluma va manchando con tinta. Dejarte ir no era el plan principal...
Ya ves como cambian las cosas, como de repente lo que yo consideraba un cliché se convierte en una posible estúpida inspiración. Es ridículo que siendo este mi trabajo me cueste tanto redactar algo para ti porque simplemente no sé cómo hablarte aunque te conozca hasta el último poro. Es ridículo pensar que con palabras podré lograr algo en ti, cuando estás tan lejos de mí, cuando no tengo idea de si aún respiras o si aún sientes que puedes morir feliz por estar conmigo aunque ya no estemos... es ridículo, es estúpido pensar que jamás pensé verme aquí casi de rodillas implorando por un poco de atención cuando era a mí quien imploraban por al menos una mirada despectiva.
Ahora son as 4:00am y estoy sentada frente al ordenador con un pocillo de café bien cargado en la mano y un cigarro mirando cada letra de esta triste composición que sé que no leerás y que muy probablemente apenas la veas en tu bandeja de entrada la borres como decidiste borrarme a mí de tus labios. Ahora sólo temo, temo por la madrugada, por el sol mañanero que me regalaba siempre una sonrisa a tu lado. Ahora temo por los posibles "jamás" y los posibles imposibles que siempre creí que no existían. A veces ser tan optimista te jode y te lleva a ser eso que siempre evitaste ser, te lleva a espacios recónditos jamás explorados.... en fin, sí, te decía, que tengo miedo, ahora tengo miedo de despertar y descubrirme de nuevo después de tanto tiempo, tengo miedo de mirarme al espejo nuevamente y no saber quién soy realmente porque no sé si tenga fuerzas para comenzar de nuevo de ceros, fingiendo que no existe nada más, que todo está en el pasado y que estoy bien cuando realmente no tengo ni la menor idea de por qué decidiste irte sin dejar un sólo mensaje, ni siquiera algo que me dijera que estarías bien, pero te conozco y sé que estás bien o al menos mejor que yo.
¡Patético! Me siento estúpida, ridícula. ¿Cómo es posible que salgan de entre mis dedos palabras tan bajas? ¿Cómo es posible que no tenga nada mejor que decir? ¿Cómo es posible que ahora mi vida se alimente básicamente del miedo? Tengo miedo de levantarme nuevamente, tengo miedo de ser yo quien deba asumir las consecuencias de algo que ni siquiera sé qué es, ahora tengo miedo de estar sola o más bien, sin ti, tengo miedo de levantarme en los brazos de alguien a quien decidí querer por haber dejado ir a quien amo, tengo miedo de probar los labios de otras personas cuando ya no recuerde a qué saben los tuyos y de sentir aromas y perfumes tan diversos que me hagan olvidar la esencia del tuyo. Tengo miedo de que regreses y me encuentres enamorada del amor de alguien más cuando amo tu esencia.
(...) Prometí jamás escribirle al amor, pero rompí mi promesa, olvidé que esto ya no era una lucha contra el amor sino contra mí misma por dejarme enamorar y estúpidamente confié cuando realmente en este momento no me arrepiento de ello y eso es lo que más culpable me hace sentir. ¿Ahora si entiendes cuando te digo que es patético?
(...) Ahora no dejo de reír, de reírme de mí misma y de mis palabras, de los deseos tan absurdos que me dan de no enviar esto, pero hay algo que me impide no hacerlo. ¡Mierda cariño! la verdad es que si te extraño, la verdad es que sí te amo, la verdad es que aunque jamás te lo dije eras la parte más importante de mi vida, eras mi musa, eras mi inspiración. Aunque jamás fui capaz de decírtelo sí era cierto cuando me decías que si te ibas te llevarías contigo parte de las letras y de las palabras que tanto me caracterizaban.
Bueno, ahí lo tienes, desnudo y sin orgullo, tan real que jamás fui capaz de hacértelo saber. Si has de irte para siempre y si has de llevarte todo, pues entonces aquí tienes todo, sin más... llévatelo todo, vete con esto y con lo demás... vete de una vez, pero entonces no me jodas más la vida, en este momento mi mood está very fucked up ya sabes como soy... Ya sabes... Ya... Ya está... Es todo.

jueves, 19 de abril de 2012

Entre ladrillos

Basta de etiquetas, de nombres, de todo. Basta de pasos en vano, de recuerdos frustrados, de ríos turbios y de momentos pasados. ¡Basta ya! He llegado a un punto donde requiero una posición adecuada, un momento de tranquilidad, un simple suspiro al aire sin estúpidas nimiedades tropezando entre mis neuronas cada vez que exhalo. Es tiempo ya de redactar algo, algo que no sea en vano, que no se me vaya de entre las manos, que no se me cuele por entre los dedos hasta llegar al suelo una vez más derrumbándose y susurrándome al oído "no eres capaz." Esta vez la historia no será algo forjado para alguien sino para mí misma, en medio de los escasos conocimientos semi-poeticos que pongo a prueba una que otra vez, esas veces donde los pensamientos son algo más que ese acto de imaginar algo junto a alguien, algo más que una de esas historias dirigidas a alguien por simple inspiración y placer mental. Hoy entre las sábanas con el viento frío colándose por entre los ladrillos me fijo en mi entorno, en todo aquello que me rodea, a todas esas experiencias que en algún momento logré contemplar y me veo allí, tan distante, tan sola, tan apacible como el sonido de la lluvia resbalándose por el vidrio de la ventana, con la mente tan clara como las mismas gotas y con las manos tan dispuestas a crear una obra magnífica que de repente no lleve el nombre de nadie implícito. Esta vez no será por ti, ni por ella, ni por él, será esta vez por mí que lo haga, la obra más hermosa jamás creada. De los amores negados, de los "no" tan rotundos que he llegado a escuchar, de entre las cuerdas de la guitarra y los martillos del piano, desde la música empezaré a formar la perspectiva de la musa inspirativa, esa figura que estoy con el tiempo forjando entre pensamientos varios, deleitándome con cada una de sus curvas, de los sonidos provenientes de los motivos más oscuros como más claros, de los decrescendo y los increscendo. ¿Claridad? No, esta vez no existe claridad fuera de mi cabeza, de la paz mental que me invade en las mañanas mientras veo las gotas de agua caer por mi piel mientras tomo un baño, esta vez no será como las anteriores, ni como las pasadas, esas se quedaron bien atrás, en las mañanas nubladas, en la música triste de esos Jours Tristes que solían agobiar los corazones rotos de los llantos incurables y de esos eternos lamentos. Después de tantas historias y de los ejemplares magníficos que han estado sujetos a mi vida de una u otra manera no me queda más que agradecimiento, es curioso como a medida que pasa el tiempo todo se va desvaneciendo y ahora son simples sombras sobre las hojas escritas, ahora son simples fantasmas que en su momento tuvieron una importancia casi que única. Gracias por eso, gracias por todo eso, de aceptar que sin ello no sería precisamente lo que soy hoy en día, sin embargo y por gran fortuna les he dejado bien atrás, en esos días que describí antes, en las letras de las canciones que con tanta pasión escuchaba con el remedio de encontrar entre las letras de las mismas identidades no correspondidas. Blame me for not being what you expected, I'm glad I wasn't there to show you what you wanted me to be but instead I was there to show you I'm worth than that. Ahora bien, comencemos de una sola vez, comencemos con las palabras dichas pero no escritas, esas que a veces me cuesta tanto trabajo pronunciar. Alguna vez me creí dueña de las historias, me creí dueña de los sueños, me creía invencible, indeleble; incomprensible. Tout est calme Sí, realmente sí, debo decir que eso puede ser certero de una u otra manera, pero entonces es ahora cuando me pregunto nuevamente, como por milésima vez si vale la pena darle valor a las palabras en este mundo tan frívolo, cuando después de tantas decepciones todo suena tan similar a lo que he escuchado anteriormente. ¿Qué tan factible es darle un sentido al für immer cuando somos mortales y no estaremos dispuestos a cumplir eso? Es cierto que a veces existen momentos de impulsividad, momentos donde es necesario decir todas esas parole. Es innegable que en algún momento hemos sentido las ganas en el pecho, hasta se nos aguan los ojos muchas veces por la impotencia que se siente al no poder decir todo eso que sentimos y no sabemos de qué manera expresar, pero ¿qué tan necesario es? Patrañas, sólo patrañas, no es necesario decirlo, no soy de esas personas partidarias de decir todo lo que se piensa, si bien es cierto, hay que dejarle algo a la imaginación de los demás. ¿Por qué todo tiene que estar tan desmenuzado? ¿Y es que cuántas veces amamos en la vida? ¿Quién sabe qué es amar de verdad? Cliché ¿verdad? Supongo que son preguntas absolutamente humanas, quizás tan trilladas que realmente no es necesario repetirlas, pero vuelvo al punto de partida, a ese punto donde me pegunto si realmente las experiencias no hablan por sí solas. (Aunque en este mundo tan mentiroso es difícil confiar, es cierto) No, esta vez no quiero dedicarle mis palabras al amor, creo que ya es demasiado, insisto, un cliché, no es tan difícil llegar a la conclusión de que el amor es simple ciencia y que todo es cuestión de hormonas; siempre seguimos siendo animales instintivos. ¿Por qué seguir hablando de lo mismo de siempre y no salirse de los parámetros? No sé a donde pretendo llegar con todo esto, bien sé que nunca llego a una conclusión, todo son preguntas tiradas al aire sin ninguna esperanza de que sean contestadas. Realmente no pretendo que alguien le dé una respuesta a todo lo que planteo, si bien es cierto me gusta planteármelo a mí misma porque sé que en la vida a medida que ha pasado el tiempo he logrado desencrpitar muchas incógnitas y muchos de los trabalenguas y no espero que sea diferente esta vez. De eso se trata la vida ¿no es cierto? De ir analizando hasta encontrar la respuesta a muchas de las preguntas que nos hacemos a diario. Siempre llega el momento adecuado. Una vida llena de incógnitas es una vida saludable, es una vida donde no se mantiene el personaje en su mismo papel, sino que en cambio en medio de su misma humanidad y de sus experiencias va llegando a conclusiones que quizás muchas veces los otros personajes llegan a descubrir mucho antes o quizás mucho después y es allí donde se encuentran esos hermosos matices, esos increscendo y decreschendo a manera de sinfonía con sus pianos y sus fortes con todas esas vivencias que hacen obras tanto hermosas como aburridas a simple vista. La valse des monstres De vez en cuando es irresistible esa tentación de llevar todo a los extremos, quizás el mismo miedo es aquello que nos reprime ante la capacidad de tomar nuestras propias decisiones, probablemente inducidos o quizás por intuición propia, pero siendo realistas cada día que pasa pese a la experiencia que tenemos, claramente es un día más de conocimientos donde nos hacemos más pequeños ante el mundo que nos rodea. Somo seres pequeños que en conjunto podemos hacer cosas grandes, la clave está realmente en la realización de los objetivos personales. Hay quienes nacen para morir jóvenes, hay quienes nacen para ser burlados y muchos otros para ser conocidos de una manera demencial, otros tantos quizás ni tengan un papel definido o un rol esperando por ellos, sino que a medida que van viviendo su vida se dan cuenta de lo que son capaces o se limitan al simple hecho de respirar por inercia. El sentido que se le da a las palabras entonces es el que nosotros mismos le damos, pero muchas veces nos vemos ante la vida con las manos vacías cuando esta espera que demos algo a cambio de todo lo que hemos obtenido y es allí cuando se nos dificulta jugar las cartas porque la batalla muchas veces en vano. ¿Y qué va después de ello? ¿Qué viene consigo? Todo tiene un price y es necesario responder por aquello que nos ha sido entregado. ¿Y es que hasta cuándo seremos concientes de que hay que ponderar con sensatez cada paso que damos? Trapèze La vida es un monopolio que se balancea en un trapecio, es un juego que muchas veces nos toca jugar por simple responsabilidad, quizás porque no vemos el potencial en nosotros mismos. El ser humano tiende a condicionarse, a tratar de ser aceptado por los demás para así llevar una vida normal, pero ¿qué sucede cuando no encaja? ¿Que sucede cuando se considera y es considerado diferente? Pese a ser seres sociales por naturaleza, es claro que muchas veces eso nos lleva a esa discriminación por pensar diferente puesto que todos los demás a veces resultan ser una tropa destructiva y eso crea resentimientos, pero ¿qué si dejamos de pensar en los demás? ¿Por qué aquél que aspira llevar una vida medianamente diferente de los demás es juzgado? Por un momento dejemos de pensar en los demás, en lo que puedan pensar ellos. ¿Por qué es tan difícil afrontar la soledad? Quizás porque nos enseñaron que toda causa tiene su consecuencia y que si pensamos en la soledad somos seres egoístas y llenos de ira y vale aclarar que eso en muchas ocasiones es a causa de la apatía y de la discriminación, pero ¿qué si no es resentimiento sino un simple deseo innato? Somos seres diferentes, aunque tengamos por lo general los mismos órganos vitales y vivamos en el mismo mundo. Jour d'avant He lanzado las últimas palabras al viento, a modo autobiográfico, es cierto, quizás el cuestionamiento humano jamás tenga una respuesta para todo, quizás el día de mañana muramos con miles de dudas en nuestras mentes y es un posibilidad muy grande. Sin embargo debo decir que para mí no es descabellado pensar en una vida solitaria, tampoco es una idea descabellada que aunque seamos seres sociales, la dependencia en el otro nos trae muchos problemas y es por eso que muchas veces es mejor no esperar nada de nadie porque los demás son tan egoístas como nosotros mismos. Crear relaciones que beneficien a ambas partes no está mal, es algo necesario, pero ¿por qué reincidir en la dependencia? Nada ni nadie es fundamental, aparte de aquello que bueno, como sabemos es indispensable como lo es el oxígeno y los órganos vitales que nombré anteriormente, pero ¿qué hay más allá? ¿Qué hay al final de la linea? No nacemos de la mano con nadie y aunque alguien nos dio la vida, morimos solos, nos vamos solos. ¿Entonces por qué esperar un für immer que no será für immer? ¿Para qué estancarnos en lo cliché para revelar lo indescifrable? ¿Por qué sentarnos a hablar con alguien cuando nos tenemos a nosotros mismos para respondernos? La mort

lunes, 19 de marzo de 2012

+Tal vez en sueños+

Cuando nos aborde la lluvia de los adioses olvidaré que ya no estas. (...) Un momento, es que ya no estás, es que aún sigue lloviendo y pienso, o tal vez analizo cada palabra, cada silencio en busca de ese adiós que nos trajo cada una de las gotas de agua.
¿Quién eres? ¿Quién soy? ¿Qué somos? Ah, déjame recuerdo que ya no somos, que nunca fuimos, que fuiste una ilusión, un momento, un letargo de mi imaginación. Pensé palparte cuando tan sólo eres tangible en mis sueños, cuando tan sólo te sentía en el beat de la música que sonaba en mi corazón.
Una simple fusión de sonidos, una sinfonía inaudible, una obra magnífica repentinamente inexistente entre los dedos, entre cada uno de los momentos intangibles, tan intangibles como las letras de las canciones, como las curvas que llevaba cada uno de mis escritos, esos que te describían pero que realmente me llevaban a ese ser predilecto que jamás he conocido, que probablemente nunca llegue a conocer.
Horas, días, minutos que danzan entre el tic-tac del reloj, poemas inconclusos, voces en mi cabeza. ¿Te atreves a pensar que ya no pienso en ti? Pienso en ti cada día, pues te llevo entre mi música entre las hojas de mis libros, entre mis letras, te llevo al fondo de cada uno de mis zapatos, entre mis cajones, entre mi ropa, entre mis recuerdos, entre todo lo que poseo y lo que no. Eres todo, pero no existes, no estás.
Esta vez no te pediré que te quedes, no te pediré que no te vayas, que me lleves contigo, esta vez te guardaré en mi cofre, en ese donde guardo los recuerdos, ese donde escudriño cada día para encontrar la frágil inspiración; esa donde he guardado mis secretos, los más profundos, ese donde he guardado tus labios para besarlos tan sólo en sueños.
¿Y ahora qué? No hay ahora, no hay un qué que valga, no hay un hubo y no hubo un habrá. Quizás de tanto en tanto se me fueron llenando los ojos de lágrimas al imaginarnos la mañana de cualquier domingo levantándonos con el sonido de los Beatles sonando en ese pequeño equipo que me imagino al lado de la mesa de noche, quizás fumándonos un porro, tal vez hasta dos; contigo es con quien me imagino entre el espeso humo imaginándonos un mundo hecho para ti y para mí, contigo fue con quien imaginé olvidar cualquier canal de la tele, de hecho es que junto a ti no habría la necesidad de un televisor, te hubiera propuesto más bien tener una guitarra como televisor, quizás un violín a cambio de un ordenador; quizás habría cambiado la rutina por un para siempre en la mañana junto a ti donde el café me supiera siempre a café son un toque de cualquier esencia. Quizás olvidé que te olvidé, quizás olvidé que debía olvidarte; quizás olvidé que no existes, que sólo eres lo que mi mente elaboró como excusa para el para siempre en el que jamás creí hasta que te conocí en cada una de las letras que he escrito aquí.
Tú, entre tantos, un poco de esto y de lo otro, tú tan fascinante, tan diferente, la mezcla de todo y lo que no fue nada. Tú, sólo entre sueños, tú, mi todo y mi nada, de principio a fin, de fin a infinito, del olvido al desasosiego, del todo absoluto a la simpleza de la nada. Tal vez en sueños, tal vez nunca, tal vez...

viernes, 9 de marzo de 2012

+La piedra en el zapato+

Puedes irte, las puertas están abiertas, puedes irte dejándome sola, o quizás lo que no te imaginarías, contra la espada y la pared. Puedes pedirle a las nubes formas para reflejarte en la soledad y la levedad de las mismas, sólo que esta vez ya no será junto a mí, quizás será junto a ella.
Puedes pedirle quizás que emprenda sus pinceles entre tus dedos y te haga cosquillas con los pelos de estos, o quizás que en cada bocanada de humo se dibuje tu silueta y eso que tanto te gusta; que se mueran por ti.
Morí alguna vez por ti, es cierto, alguna vez quizás fuiste el todo o quizás la nada que siempre me hizo falta. Quizás fuiste las falencias que luego se convirtieron en problemas, o quizás fuiste la fuente de inspiración que ahora tan sólo es un suspiro al aire, una desolación; la decepción de mis ojos, más que la ilusión de ellos.
Entre meses podrás reflejar en sus ojos la falsedad de los tuyos, porque en ese espejo sólo se verá una opacada silueta que incluso yo conociendo cada uno de tus poros, a veces me cuesta reconocer.
Quizás puedas encontrarle entre canciones, incluso las que yo misma hice para ti y que una que otra vez depronto escuches en tu reproductor de música o en tu amplia biblioteca musical, de hecho quizás hasta le regales las letras de las mismas ignorando la autoría. ¿Qué más da?
Entre tanto y tanto entonces podrás pedirle que bese cada rincón de tu piel como yo solía hacerlo, quizás empiece a rozar con sus lozanas yemas tus párpados y te diga mirándote a los ojos entre sudor que te ama como a nada en esta vida, finalmente es lo que te fascina ¿verdad?
Tal vez cuando te pinte entre las estrellas y la estrelles ya estarás feliz, feliz de haber logrado eso que tanto te deleita, eso que te llena los vacíos del alma, eso que tanto daño les hace, quizás entonces cuando la veas ya bien elevada en su globo se lo estalles a punta de realidades que todos veían claramente excepto ella, quizás entonces empezarás de nuevo con tu tan prodigioso léxico a insultarle y a aclamar su estupidez entre tantas otras cosas y entonces luego volverás con el rabo entre las piernas con otra en tu cabeza a decirle que la amas pero que tienes un plan B, un plan B que no es tan importante como ella pero que puede llegar a serlo, pero... ¿qué pasará cuando me veas a mí en ella? Más específicamente ¿en ellas...?
¿Qué pasará entonces si es ella quien adorna sus palabras? ¿Qué pasa si es ella la que te engancha? Ya no serás más esa pobre víctima, ya no serás el caballero herido que retira sus tropas, ahora serás el caballero de nobles sentimientos que habla de corazón, pero tristemente sólo inspirarás lástima, la lástima que siente ese caballero por sí mismo al verse reflejado al espejo y no ver nada más que esa fantasía, esa ilusión que él ha creado a punta de murallas para no aceptar lo que realmente es.
¿Será ella entonces la que vuelva desde la torre a curarte las heridas cuando eras tú quien le metía los dedos en las yagas? De repente tan claro como el agua, tan transparente como un velo delgado te veo, ella cree verte de la misma manera, sólo que está ciega. ¿Será ella quien decida quitarse la venda de los ojos y amarte pese a tus falencias? Porque claramente tu aceptaste las suyas tan sólo por convencerte que la amabas con el consuelo de olvidarla a ella sobre mí y a mí sobre ella. ¿Cuántos amores "imposibles"? ¿Cuántas excusas? ¿Será ella quien te dé de beber en los labios cuando mueras de sed de tanto llorar?
Apuesto a que encontrarás la solución en ella y en sus tragos, lo que no encontrarás jamás será el aire, ni el motor, ni el combustible. Lo que nunca encontrarás en realidad es amor dentro de ti.
Te regalo una sonrisa, de esas que son espontáneas, no de esas que son premeditadas como todo lo que supone tu vida.

jueves, 16 de febrero de 2012

+Ensuciándome las manos de cianuro puro+

De repente ya no fue necesaria esa llamada diaria, ese afán de tenerle a mi lado, tampoco ese miedo de perderle, ese tan característico miedo que surgía al no reconocerle a sí mismo en sus palabras. Ya no fue necesario ponerle alas a su espalda ni tampoco dedicarle canciones. Está tan convencido de que mi anhelo por él se hace cada vez más fuerte que simplemente nada podrá quitarme de su camino; lastimosamente eso no es verdad.
Creí sentir eso que él también decía sentir, ese curioso sentimiento que se desató a partir de emociones varias que realmente no sé cómo ni cuando terminaron entrelazándose. Entre la espada y la pared, entre el miedo y el deseo, entre la confusión y la seguridad me dí cuenta que de ahí ya no tengo nada que sacar.
Ni para un lado ni para el otro me veo capaz de halar, ya no hay una balanza que me haga dudar necesariamente de las decisiones que tomo o que tomaré porque simplemente a los dos lados de la balanza no hay más que metal vacío, nada para poner en contra del otro, nada para vaciarse las manos o el corazón.
Alguna vez hubo dos tipos de musicalidad, de esas que resultan bien llamativas pero que son simplemente imposibles de mezclar porque aunque su única característica similar es que las dos son obras musicales, no podrían jamás escribirse en la misma partitura; sin embargo, debo admitir que después de todos esos compases, de todas esas notas que se escribieron, todo quedó limitado a un silencio de redonda a cuatro cuartos con signos de repetición infinitos.
Alguna vez fueron música, de repente ya no son nada, sólo hojas en silencio, en blanco, no dicen nada y no es un silencio incómodo, pero tampoco es un silencio que produzca paz, es un silencio neutral que aunque a veces da paz es simplemente detestable.
De lado a lado como las migas de pan se fueron regando sentimientos en el camino, en este momento no queda más que eso, las migas regadas de lo que alguna vez tuvo forma. Es increíble como la vida le paga a los demás el daño que le han hecho a aquellos que de verdad sintieron la música entre suspiros y que eventualmente no son nada más que aire malgastado. De letras inaudibles pasé a ser las canciones que reproducía la rockola de sus mentes perturbadas, me convertí en ese todo de la nada en la que esta "música" se convirtió.
Diminutas frases a las que sólo supe responder con monosílabos, son las conversaciones que dicen tener conmigo. ¿Acaso se puede sacar de tan hermoso código algo tan simple como un "te quiero"? Lo dudo, de ahí no hay nada que se pueda sacar, no hay nada que se haya librado de la caja de Pandora que tarde o temprano ha de destaparse y sin miedo a las consecuencias me mofo, me mofo de ridícula que fui y de lo ridículo que es, de lo poco convincente que me resulta creer en el amor cuando mi alma se encuentra en un perpetuo silencio, en una calma tan profunda que ninguna de esas dos melodías podrían llegar a atormentar. Ahora díganme, ¿quién juega más sucio?

viernes, 3 de febrero de 2012

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Entre las calles me perdí, me sumergí en las cenizas del otoño, me fasciné por lo inexistente. Los océanos ya no me sabían a sal, los ríos dejaron de ser dulces, todo se convirtió en simple agua, de esa que corre por el lavamanos, la que sirve para bañarse, para lavar los platos, para cocinar, todo me pareció lo mismo. El frío corroe la sensatez, de repente es difícil diferenciar entre la realidad y los espejismos que se proyectan en mis ojos cada vez que me parece conocer algo nuevo. Entre tanto y tanto preferí irme por la tangente, olvidar por unos segundos qué era toda esa belleza estética que me rodeaba y entonces me volví parte de las cenizas, de cada sonido, de la equivalencia, de lo igualable y lo inigualable, de lo tangible y lo que me resulta poco tangible.
De repente entrelazando caminos, enredándome en el pavimento, en el cielo, en los pasos, en las voces desconocidas me aferré al amor que estos me producían, pensé en encontrar una persona entre tantas, pensé en tocar a alguien tan duro como el pavimento pero tan inspirador como el cielo, tan ilegible como las voces y tan constante como el viento, pero difícilmente lograba concluir un par de palabras con seres de mi alrededor, difícilmente me motivaba alguien a surcar entre palabras para finalmente llegar a ese punto donde realmente deseas o más bien, ansías verle nuevamente. +S.E.E.M.P+

jueves, 19 de enero de 2012

+Aunque no cantemos para ti, cantaremos contigo+

Solitaria en sus recuerdos, con tan solo 17 años, se sentaba horas enteras a contemplar el paisaje, a sentir como el aire frío le rozaba las mejillas, como se le secaban los labios y como sentía que se le helaba la nariz cada vez que inhalaba. Veía como el vaho iba saliendo se su boca cada vez que suspiraba.
Abajo, casi al final de aquél espeso y extenso bosque había una cascada, allí se mojaba los pies desde que era niña, cuando escapaba de los trabajos que le otorgaba su abuelo sin que este se diera cuenta y fue allí cuando se enamoró del agua pura de esta, de los peces que se sumergían cada vez que ella se acercaba y que con el tiempo le reconocieron y tomaron confianza.
De repente se sentaba en los troncos, a contemplar los pájaros emigrantes por el invierno, a percibir cada pequeño ser vivo que se encontrara cerca de ella, le fascinaba la naturaleza, le fascinaba sentarse a ver el atardecer, el crepúsculo cuando el cielo se ponía violeta mientras el sol se escondía ente las montañas que se percibían al fondo.
Después de varias tardes de otoño, finalmente llegó a aquél bosque nuevamente, donde empezaron a caer los primeros copos de nieve que el invierno trajo para ella... vio como el agua de la cascada empezaba a tornarse sólida y como el aire que era frío se Con nostalgia cerró los ojos y comenzó a recordar aquella tarde de invierno donde salió a pasear algunos años atrás, cuando aún era una niña. Recordó con nostalgia que ser adulto era el fin de la magia, esa que sólo los niños entienden y de sus ojos salieron dos lágrimas que al caer por su cara se fueron congelando.
Recordó entonces cuando de entre los árboles se había desprendido una de las últimas hojas que quedaban en las ramas y que por el peso de la nieve cayó entre sus manos. Con torpeza ella la acercó a su nariz y la olió con delicadeza e inocencia y cuando abrió nuevamente los ojos vio como curiosos los animales le sonreían.
Ella se acercó a ellos y se dejaban tocar de ella, lo que antes sonaban como ruidos animales, luego se convirtió en una hermosa canción que ningún humano aparte de ella podría haber entendido y fue como durante los siguientes años volvía cada invierno a esperar que la última hoja cayera para entonces así desatar la magia de los animales que cantaban gustosos para ella.
Al cumplir los quince años volvió al bosque aquél como de costumbre por los últimos años y esta vez espero a que la hoja cayera, pero cuando cayó y la hoja y la acercó a su nariz le olió a podredumbre y ya no estaban los animales, simplemente podía escuchar el viento que se colaba entre los árboles.
Sintió pena por ella y se preguntó si se hallaba en el árbol equivocado pero recordó que había marcado este árbol con una cinta roja que seguía allí cuando miró la cúspide de este...
Sintió pena nuevamente por sí misma...
De repente se comenzó a alejar, pero sintió que alguien le seguía, era un conejillo gris que en su pata llevaba atado un papel... éste se acercó a ella y con curiosidad Christine tomó el papel que este traía, cuando se volvió hacia el conejo este ya no estaba.
Christine leyó en voz alta:
Para tu cumpleaños número quince ya habrás dado el último paso para ser una mujer adulta y es por eso que ya no verás de la misma manera la magia que trae la naturaleza consigo. Ahora eres un adulto y aunque recordarás lo que has vivido en los últimos años, esta será la última vez que la naturaleza cante para ti.
Christine cerró los ojos y aferró el papel a su pecho, pero cuando abrió los ojos y se volvió al papel no eran más que hojas de otoño secas y malgastadas.
Se marchó con tristeza, pero con la esperanza de poder escuchar nuevamente cantar a la naturaleza.
Dos años después se hallaba nuevamente allí y esa vez había decidido darle su último regalo a la naturaleza... esta vez cantaría ella para los animales y los árboles...
Comenzó a cantar su canción, acapella, luego el viento le acompañó en a segunda frase y así se le fueron uniendo los sonidos de la naturaleza en su canto hermoso...
Al final, entre el viento escuchó una voz que no conocía..
Y le dijo al oído.. quizás ya no cantemos para ti, pero si podemos cantar contigo...
Christine volvió a casa feliz y desde entonces compuso canciones para llevarlas cada otoño y cada invierno y que la naturaleza se uniese a ella en su canto. Escribió un diario y al día de morir, su hija frecuentó el bosque donde repitió la misma historia.