viernes, 23 de diciembre de 2011

+Violeta, eres la música+

Entre tanto y tanto se fueron llenando las copas, los lugares vacíos, se fueron secando las lágrimas, esas que durante meses no cesaban; me atreví a responder a un "te amo," me atreví a escudriñar entre los sentimientos, dentro del alma y llegué hasta el fondo, a ese fondo que parece no acabar, a ese que cada día se hace más extenso y más profundo.
A una cuestión en particular puedo responder con palabras varias, con montones de canciones, con poesía, con música, con el arte abstracto que me caracteriza, ese que sólo yo llego a entender. Pronto entre tragos de saliva, entre el ritmo agitado de mi respiración que marca los beats de una canción te puedo responder tal pregunta que me haces cada nada y que siempre respondo diferente dando rodeos sin decir nada concreto, sin tener nada de por medio, pero si quieres que te cuente un cuento puedo crear uno que sea para ti, uno que sea nuestro.
De nuestra historia ya van unas cuantas páginas, unas cuantas vividas, las otras las imagino y las recreo en mi mente ¿sabes? Desde hace tiempo no escribía con el alma en la boca, con esas tantas ganas de ir cantando cada palabra que quiero decir, que deseo escribir y por supuesto vivir y no te digo que no porque no lo hubiese sentido sino porque simplemente la claridad llegó a mí desde el momento en que pude tomarte en mis manos nuevamente, pero aquí va nuestro cuento, aquí va el comienzo de la historia. Escribiré algunas páginas para que me entiendas, para que entiendas por qué muchas veces me es tan difícil hablarte sobre lo que siento cada vez que siento como respiras cerca de mi oído. Aquí voy... aquí vamos. Perdí la costumbre de hablar en plural cuando me refiero a mí como persona, pero ahora que hablo como persona y como complemento debo acostumbrarme a usar este tiempo verbal que muchas veces olvido que existe. Aquí vamos.
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Una noche decidí vaciar mis bolsillos, olvidarme de todo aquello que existía a mi alrededor, me dejé llevar por la música, me dejé envolver en el silencio mental para así suprimir unos cuantos pensamientos que agobiaban mi cabeza. Poco a poco me fui adentrando más en la música, en la cordialidad de aquellos seres que estaban junto a mí con aquellos vasos copados de trago y hielo y yo en medio de mi sobriedad, ebria de palabras, de vacíos, de patrañas mentales. Me introduje entre una multitud, me uní a ellos creando una mancha de variedades, me creí parte de ellos por un momento, pero luego fue inútil llegar a la misma conclusión de siempre: Aquí no encajo por más que lo desee.
Seguí compartiendo sonrisas varias, esas que son efímeras, quizás hasta poco sinceras y me ubiqué en un lugar estratégico, me gusta ver más no que me vean, de repente mis ojos brillaron, ya fuere por las luces varias de aquél lugar o qué sé yo, ese lugar con un olor bien particular y poco agradable (ella lo entiende bien) y de repente me quedé esperando, esperando por el momento, ese que finalmente llegó. Las luces se apagaron y de repente estaba la música ante mí, esa que no sabía que sería mi música, pero a lo que yo llamo música de verdad. Ahí estaba, ante mí, la inspiración, la música, la sonrisa permanente que se me pinta en los labios una y otra vez.
Noche tras noche lo que comenzó como una simple maqueta lo que se fue convirtiendo en música, aquello que de repente me vicia tanto como la nicotina que me envicia cada noche un poco más mientras trato de encontrar la logía de tantas emociones reunidas. Esa música es violeta y de repente entre los vacíos se fue colando por entre los poros de mi alma. De repente pude encontrarle entre mis versos, entre mis canciones, entre las cuerdas de mi guitarra y supe allí que sería inspiración. Le soñé, le soñé sin saber qué era, le soñé entre mis manos, entre mis brazos, en mis labios, entre las noches, entre las nubes y casi siempre de madrugada. Sabía que a esa música que se coló entre mis huesos no quería regalarle la luna, no me pertenece y más allá de eso hace parte de los clichés más intransigentes que existen en el mundo, pero le dije que siempre sería la misma luna para nuestra música, esa que ella y yo creamos con el tiempo, con los momentos y con las palabras; le dije entonces que se fijara en la luna porque aunque muchos le estuvieran mirando, sabría que por lo menos pese a la distancia de sus notas y de las mías estaríamos siempre mirando al mismo punto.
Entre suspiros me fui enfrentando el tenue lila de sus palabras, que en poco tiempo se convirtió en un violeta intenso y fue allí cuando le invité a soñarnos tanto despiertas como dormidas, le invité a soñarnos bajo el árbol aquél que sólo ella y yo conocemos.
Tormentas varias arrasaron de repente con el árbol, arrasaron con la capacidad de soñarnos y se cortó la respiración, se cortó la melodía y la armonía, de repente una sensación de desesperanza se coló entre los dedos, entre las voces interiores de cada una, se cortó la inspiración, la música y fuimos parte de aquella penumbra de monosílabos que se encontraban en diferentes espacios y a destiempo. Ya no hubo más música. De entre la tierra se forjaron las raíces, pero dolían más que las agujas, nos enterramos levemente en un invierno permanente que no permitía atravesar más allá del papel con tinta derramada por doquier.
De la cafeína nació el aroma de la soledad, de la fascinación por la misantropía, nos sumergimos en un mar de desilusiones y pensamientos errados que con el tiempo se volvieron silencios incómodos, momentos de nada, recuerdos de nada, efímero, como siempre, ya la luna no sabía a mucho, probablemente empezamos a mirarla a destiempo.
Finalmente entre rocas y arena le fui dejando ir, así ella luchara por nuestra música, así se esforzara en prender nuevamente la llamita de la vela que se fue extinguiendo lentamente hasta dejarnos en la penumbra.
De repente la llama se alzó nuevamente, el hecho de poderle sentir cerca de nuevo llevó todo a un punto donde la llama fue creciendo, donde las mañanas olían nuevamente a café, donde el violeta que se había vuelto lila de nuevo renació, volvió a tomar su intensidad y se fue colando en las tardes, entre la quietud, entre los múltiples momentos de felicidad que compartimos, entre los atardeceres donde el sol iluminaba el camino muchísimo más fuerte, donde nos aferramos la una a la otra tanto que no existían los demás por un momento. La amé, me amó, la música cada vez se hizo más profunda, más hermosa, se fue regocijando en nuestras almas, en nuestro deseo intenso de seguir adelante con cada una de las notas y del ritmo que claramente lo marcaba nuestro corazón.
Aún no puedo darle final a esta historia, aún no puedo encapricharme en tener que ponerle un final que no existe aún. ¿Te ha quedado claro? A mi no, pero es lo más preciso que puedo hacerlo... continuará...

lunes, 19 de diciembre de 2011

+Mentiras por excelencia+

Mentiras por excelencia, esas que llenan pero no engañan, esas automentiritas que suele uno decirse a sí mismo con el simple consuelo de que quizás algún día todo será diferente. ¡Bah! Patrañas, nada es diferente, nadie cambia, nadie espera cambiar por alguien así muchas veces lo prometan o lo planteen. De repente miro a mi alrededor y todo lo que he cultivado se viene al piso, así como las promesas, esas que como he venido diciendo desde hace tiempo, se rompen fácil o más bien, nosotros nos rompemos tan fácil como ellas. ¿Qué más da?
Es entonces cuando se llega a la conclusión de que todo es temporal, que existen efímeros; efímeros que duran segundos, años, meses, pero que finalmente, con el tiempo se deterioran para llegar a ser simplemente efímeros. ¿Dónde se quedaron los "te amo"? ¿Dónde se quedaron los "para siempre"? No, nada es para siempre, ni siquiera el aire lo es, tampoco el latir de un corazón o el para siempre de una supuesta amistad que decía ser tan sincera y tan pura como la sal. Se prostituyeron las palabras, siempre se siente esa soledad como condición impuesta más no deseada por más que se haga una barrera en contra de nuevos conocimientos precisamente para evitar este tipo de situaciones.
¿Culpables? Ya creo yo (que como siempre) la culpa la tengo yo, porque su orgullo no deja más que esas palabras flotando en el aire. La búsqueda constante de fama, belleza y perfección fue esa que nos aisló, yo siempre tan lejos de todo eso y él siempre tan dispuesto a dar de qué hablar. Al final de eso quedó un pobre niño vacío que se refugia en tragos de alcohol, en música fuerte para callar sus propios pensamientos y en llaves con aquél polvillo blanco que sólo servía para probar una vez más que sí era capaz de llegar a tal punto. Apariencias al fin y al cabo, nada más que eso.
No podría decir que le extraño, no podría decir que su ausencia me ha dejado el vacío que siento, porque ese vacío no lo llena él, no lo llenará nadie jamás, ese vacío es ya bien conocido, es permanente más no constante, no sé si me haga entender. Podría extrañar quizás momentos, quizás eso tan efímero que llevaban las palabras, las tantas horas que dediqué a enseñarle, pero no aprendió, no se quiso quedar con nada de eso, sigue allí, en ese sendero sin final, ese que hunde y que no libera, que ahoga pero no saca a flote.
A veces me cuestiono de su tal fortaleza, de su implacable orgullo. ¿Será tan real como lo demuestra? Creo que es tan frágil como yo, pero tan incierto como el deseo que tiene sobre la vida. Es tan incierto como su esencia, finalmente fui yo quien le mostró el mundo al que ahora pertenece, pero si de algo estoy segura es que tomó el camino que yo siempre le dije que no debía tomar; ese camino donde terminan los pobres solitarios, donde se ahogan las penas en el alcohol y en las malas costumbres tan sólo por un pequeño efímero e irreal trozo de fama que le proporcionan aquellas personas de mentes vaciadas que sólo desean un rato para huir de sus mentes, esas mentes que gritan atención y soledad.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

+Palabras+

Que si me quiero ir, me voy, que si me quedo no será por nadie más que yo misma. Should I stay or should I go?
Que si lloro sea por mis méritos, no por los de nadie más, que si desaparezco nadie me extrañe, pues ya me basta con extrañarme a mí misma, quizás la esencia. De las palabras nacen entonces las dudas, la facilidad con la que se rompen las promesas, así como de estas se desatan los ciertos actos por incumplir. ¿Qué más da? Lo que perciben los demás jamás será de igual manera ante sus ojos, quienes quieren creer que me fui para olvidarme, pueden creerlo, quienes necesiten mis brazos para un abrazo no podrán entender la razón por la cual me estoy yendo, sin más, sin relacionar, sin llegar a conclusiones preguntando, pero sí sin preguntar.
Pueden quedarse, puedo irme, pueden irse, podemos irnos. Conjugar los verbos en pasado es mi mejor especialidad, porque para presente y futuro me es imposible llegar a una conclusión, me es imposible hablar del futuro cuando ni siquiera está en mis manos.
Tiempo presente, tan difícil de identificar, sólo se queda plasmado entre palabras, claramente, cuando no tiene una fecha establecida, tras un segundo todo lo que hemos dicho será pasado, será un pasado continuo quizás, mientras la vida misma continúe, mientra sigamos allí, tan encasillados en las palabras, tan emocionales, tan humanos, tan instintivos; tan envidiosos.
Las palabras evaden, limitan, sensibilizan, por eso las he dejado un poco de lado, pero qué más da, cuando las noches frías de este año han sido tan frágiles como las mismas. Son fáciles de malinterpretar, son fáciles de evadir, de llevar, de extrañar, finalmente siempre es el registro que queda de las acciones, motivos; la exactitud.
Jamás seremos libres, jamás seremos libres de ellas mientras no encontremos un mecanismo de escape, siempre seremos esclavos de cada palabra dicha pues seremos esclavos de las palabras hasta que estas se rompan para no limitarnos.

jueves, 10 de noviembre de 2011

¡NO!

Tantas frustraciones, tantas mentiras, el aire se torna tenso cada día, cada vez más difícil de respirar, cada vez más denso menos respirable. Vale resaltar que en las noches llega a pesar incluso más que las mismas palabras dichas, que los mismos deseos de salir volando, de ser libre una vez más. Entre los ojos siento las lágrimas, el incierto frío que va cortando entre dientes, que va congelando cada pieza simple a la que se está acostumbrado y de repente ese NO que todos pronuncian sin reparo, ese triste NO que corta cada ínfima pieza de esperanza, ese típico NO al que todos están tan acostumbrados...
Difícilmente me dejo llevar ya por mis emociones porque cada vez me cuestiono más de qué es una emoción, de qué es el sentir, cada día se siente menos o al menos se obliga a la mente a dejar de sentir por pequeños lapsos de tiempo y con tantas preguntas vuelvo al rotundo NO que da respuesta a todas aquellas preguntas que maquina mi mente. ¿Qué hay después del NO si sólo hay frustración?
¡Sí! Me he mentido, le he mentido a los demás, con la excusa de que ellos también lo hacen y entonces me refugio en argumentos inválidos, como los demás lo hacen, me refugio en una vida paralela inexistente que debo aceptar me encantaría que existiera, pero a la larga no son más que deseos que se camuflan entre letras, esas tantas letras que gritan, que hablan, que expresan aquello que se desea más que no se tiene. De tanto en tanto se cierran las puertas, se cierran las ventanas y sólo me ensimismo con la patética excusa de que existen barreras que claramente existen pero porque se han ido creado de pocos a medida que el tiempo ha ido pasándome...
¿Adiós? Ni siquiera se puede pronunciar, los hechos lo dicen, ese adiós no pronunciado pero que de algún tiempo para acá es tan común entre aquellos que me rodean, ese típico adiós que nadie puede pronunciar pero que va a regañadientes con ese NO que dicen las miradas, las acciones, ese NO al que aún yo no me puedo acostumbrar. ¿Uno más haría la diferencia?
Víctima como victimario, supongo, así son todos lo humanos, o bueno, somos, porque empiezo a incluirme entre ellos. Es triste saber que no se es de alguna u otra manera pero que para salir de ciertos hoyos negros y vacíos hay que demostrar lo que no se es para no estar por debajo de la frivolidad humana, de los engaños, de las mentiras, de los ojos vacíos de los demás. Es una guerra irreversible después de estar tanto tiempo convencido que se puede contra el resto del mundo, contra el resto de los seres idénticos.
¿Agradecer? Quizás a la vida, quizás a las experiencias, quizás a lo que deja cada una de ellas, quizás agradecerle a las mañanas por el sol o por la lluvia, porque es lo más natural, supongo, creo que no he conocido algo más natural que el sol, la lluvia, el invierno, el verano, el otoño, porque aunque en algún momento creí que las palabras eran naturales me di cuenta que todo lo que sea de manipulación humana es trasgiversado a tal punto que ya no es cuestión de escribirlas sino de creerlas; yo también sé jugar. En este momento ya no es cuestión de encajar, es cuestión de sobrevivir dentro de una jauría de leones, dentro de un mundo que dejó de pertenecerme, o incluso que jamás me perteneció.
De repente se sienta usted y comienza a relacionar, comienza a atar cabos, a ver realmente la realidad de quienes supone como amigos, compañeros o incluso como seres vivos, no es más que una cadena de favores, no es más que un triste desdén que va de un lado a otro gritando en vano, no es más que el vacío que deja la zozobra después de recapacitar, de conocer, de experimentar; de ahí las barreras intocables, esas que no se pueden sobrepasar. Se llega de nuevo a ese punto, al punto del NO, del que nadie sale, del que nadie cesa y es ahí cuando usted logra intervenir por sí mismo, repito una vez más, ensimismándose y volviéndose tan egoísta como los demás.
¿A quién pretende engañar? Bueno, eso está claro, se pretende engañar es precisamente a ese débil, al que es puro, al que no se conforma con sólo una simple visión banal de la vida y todo lo que es puro termina por deteriorarse de una manera u otra, se va dejando esa esencia tan pura en el patio de atrás hasta que la podredumbre logra tragárselo entero. El moho y el óxido logra entonces pudrir todo lo que estaba fresco, esos deseos de volar lejos, de escudriñar en cada rincón por esa sed de conocimiento y finalmente termina en el NO del que vengo hablando.
Bajo cada poro existe un propósito, o al menos eso se supone, pero he llegado al punto de no reconocer entre las máquinas y los humanos, entre lo real y lo irreal porque a veces lo que es tan tangible es lo más irreal, lo que menos conozco, lo que me satura y me lleva a pensar que todo es simplemente igual, sólo que tiene un empaque que le hace parecer distinto, ya sabe, esas tan comunes apariencias que le joden la vida a cualquier idiota que se atraviesa en medio del camino.
Cuando se logra salir de la bola de cristal, cuando se logra ver el mundo desde afuera, es que se desea volver a aquella bola de protección y jamás salir, pero es tarde porque se ha degustado entonces lo que en realidad es bien amargo, lo que en realidad no se es capaz de llamar por su nombre, lo que se supone como la realidad pero no es más que bazofia.
¿Qué puede ser tan terrible y tan irónico como para olvidar lo que es la realidad? Bueno, ¿pues quién podría hablar de realidad cuando todo es tan conceptual? Es ridículo pensar que en realidad existe una realidad y que algo es tangible cuando ni siquiera la vida es tangible. ¡Maldita verborrea! ¡Maldito sea el día en que decidí confiar en las palabras! De sí en sí que me fueron convirtiendo las palabras en negación absoluta, en nada más que lo que son ahora, sólo caracteres que se los lleva el viento con el cliché. Cada palabra tan cliché, tan usada, tan repetida, tan repetida como cada ser humano que habita la tierra. ¿Que existen los diferentes? No, eso no existe, todos son iguales, diferentes envolturas pero básicamente son máquinas de destrucción que mascan cuanta cosa encuentran en el camino. ¿Ya qué se puede esperar?
Aprovecho el regurgite mental para entonces agradecer a mis palabras (irónicas) por darme la oportunidad de escribirlas, a las experiencias y a los seres humanos por darme motivos para escribirlas y para luego releerlas y asquearme un poco más, agradezco a los límites por estos cuatro años persistentes que no me han dejado matar la inspiración; definitivamente, gracias a todas esas personas, experiencias y todas esas cosas que me han hecho criticar(me) por permitirme sacar algo de provecho de ellas, gracias por estos cuatro años que cumple mi blog este mes.
Ahora sí... adiós. Los mortales se despiden y heme aquí despidiéndome, quizás muera hoy, mañana o en unos años, pero me despido en caso de que este sea el último vistazo que usted le pueda dar a mis letras (si es que alguien está al otro lado leyéndolo, sino... pues ya está, adiós al viento)
+¿?+

jueves, 3 de noviembre de 2011

+No memories for unsaid goodbyes+

Do you remember me? I'm the one who's talking from afar, the one which is hanging on your hands, the one who's waiting for a sign, maybe for a little smile. Do you remember those days? When we used to walk along the highway, when we promised that we would ever promise... do you remember me now?
Now I'm across that bridge, the one behind the shadows, on the river, behind those broken trees, where are you? I've been looking for some shadows but actually is quite difficult to find shadows in between this dark water. There's no moon, there's nothing around, just the air I'm breathing.
I'm watching the landscape... which landscape? I don't really know, I'm just closing my eyes in the darkness while I imagine every single word I can remember and I might tell you, there's nothing about us in between those words. What happened to us? What happened to all those colors around us while we used to be so close? We broke as fast as humans break promises, we just lost our way to heaven and there's nothing left, nothing left from the both of us... we were two hearts inside one soul, now we're two souls with no heart. Isn't that funny?
While you're tearing me apart I've got to find other ways to remind me, because darling, I don't really remember who I was before I met you... what have you done?
I had my eyes wide open, and I resemble between the walls of hope and loneliness. Why is it so complicated to understand? Why do we always find a reason when there are no arguments?
I'm talking to you, even if I don't really remember your name. It's sweet how you're a painkiller for my nightmares but you're the worst nightmare I've ever had. Inside my head there are some cramps I must deal with, because baby, I'm so fucked up, I lost everything, I lost my way in between the pills, in between the cuts that actually never healed. But don't worry, I don't need any tourniquet, I'll bleed until it's worth (or maybe worthless?)
Bittersweet, just like your lips, just like every kiss you've given me. Giving up is an option, love isn't, you can't decide who you are about to love, you don't even know if you ever loved because love has no meaning in the dictionary. There's no fucking definition for life, there's not a fucking definition for what's worth or not, there's nothing around me.
I wish you were here as much as I would like you to disappear completely. I wish I could kill you as much as I'd love to kiss you.
+No memories for unsaid goodbyes+

domingo, 16 de octubre de 2011

+Las estrellas para los lunáticos, para mí dos tragos de soledad+

Una oda por el nudo mental; una oda a las letras, a las palabras y a lo precisamente indescriptible; a tantas puertas cerradas con el deseo de ser abiertas y al deseo de cerrar las que fueron abiertas por la susceptibilidad.
Me recordé hace un par de días y me recordé frágil y sensible, me recordé dividida en una dualidad poco comprensible, entre dilemas y palabras, entre odio y algún otro sentimiento que realmente no sé si pueda llamarse amor. (¿?) Me recordé firme ante la susceptibilidad, firme ante una decisión ridícula de tomar, firme ante la palabra de un ser ajeno que llegó a gobernar cruelmente sobre mi vida, sobre la esencia de ella. Quizás se lo agradezco en parte, quizás agradezco que de repente las mofas frente al espejo no son al alma pero si al cuerpo, quizás me agradezco a mí misma por cada una de ellas en la mañana o al medio día después de despertar con los ojos expuestos a la luz del día y a la opacidad de unas cortinas que logran tapar el sol que yo no pude tapar con un dedo. A veces me gusta creer que soy dueña de un juego que ni siquiera yo misma he creado, pero claramente eso es algo totalmente ajeno a lo que vengo hablando sin poder parar. En fin.
Variando entre excusas, entre maneras de rechazar varias ofertas, entre maneras de deshacerme de lo que ni siquiera me pertenece, me vencí frente a la dualidad de ser o no ser, de estar o de simplemente ausentarme. ¿Para qué estar de cuerpo presente cuando el alma divaga bien lejos de las tierras? Bueno, ya está, darle contentillo a las personas últimamente se ha vuelto deporte entre paredes y vaya usted a saber a dónde me va a llevar tanta bazofia. Sí, asentir frente a los demás a veces se vuelve un juego, como jugar a las escondidas sin que los demás lo sepan, jugar a destiempos, a crear sincopas en mundos reales (o bueno, quizás irreales.) Es un juego que resulta divertido para el creador del mismo y no obstante, termina siempre alguien perdiendo y lastimosamente suele ser el que nunca ha jugado, pero bueno, no me desviaré más del tema principal, seguiré dando lata con tanto romanticismo y sentimentalismo.
Entonces, sí, me vi allí, bien sencilla, bien simple, postrada ante el espejo desconociéndome o mejor, reconociéndome entre letras, releyendo algunas tantas cosas que solía escribir antes con tanta pasión y por las que ahora sencillamente siento desdeño, siento sinsabor, como si jamás les hubiese conocido. Debo aceptar que a veces duelen las palabras que se leían tan degustables, dolió la sencillez y la inspiración con la que estaban escritas porque realmente se leían tangibles, reales, como si realmente en algún momento hubiesen existido y de verdad sí que extraño la sensación de espontaneidad que pude llegar a sentir en aquél tiempo, porque aunque frágil como una porcelana, pude verme envuelta entre caracteres bastante tangibles, esos que no necesitaban rebuscarse en medio de la imaginación para que tuvieran algún tipo de coherencia sino que fluyen de repente tan natural como la respiración, esa respiración entrecortada que a veces acompañaba esas cuantas letras que en su momento fueron todo menos efímeras. ¡Vaya diferencia! Ahora sí que escasea la coherencia y la pasión entre letras, entre lineas; ahora sí que es difícil sentarse a escribir sin distraerse de repente con cualquier nimiedad que se atraviesa por enfrente.
Ella (y cuando digo ella, me refiero a la inspiración) fue la motivación que muchas veces necesité para sentirme jodida pero que muchas otras sirvió para sacarme de hoyos profundos y oscuros, lastimosamente en este instante ya no queda nada de eso más que la noción de las letras escritas en el pasado, que por cierto ya se quedó bien atrás entre rimas descompuestas y terciopelo desgastado. (...)
Pero aunque suene triste no lo es ¿sabe usted? No es triste en lo más mínimo, es simplemente corrosivo haber perdido el alma en las letras pasadas y ahora estar forjada a las rocas de la cascada, a la frialdad que se expone ante ellas, a la soledad que produce el consuelo de un encierro permanente. (Como si usted supiera a qué me refiero...)
Ahora entre rima y puro teatro escribo un par de pasajes bastante lejos de un viaje, escribo pasajes de lineas, ya sabe usted, esas que uno empieza a escribir de repente en una noche de domingo y que simplemente no tiene que pensar porque los dedos se deslizan suaves y solos sobre el teclado, entonces se dice a sí mismo "bueno, parece que ya fluye" pero a diferencia de antes, lo que hay hoy entre lineas carece de coherencia y de sentido y se siente un poco frustrado pero feliz de no estar en la posición que estuvo tiempo atrás cuando todo se leía tan "bonito." Parece real ¿verdad? Pues yo aún no sé si lo es, pero la verdad no me importa si es uno de mis tantos mundos paralelos o es mi Alterego pronunciando palabras por mí. ¿Ya qué más da?
Y entonces se halla allí, buscando el principio en el final y el final en el principio y se siente un poco desorientado entre sus propias lineas, e incluso le cuesta creer que haya sido usted mismo el que se atrevió a escribir tanta barrabasada pero definitivamente ahí está usted, entre las lineas, disperso, pero allí está cuestionándose si realmente ha sido usted y bueno, se convierte en un círculo vicioso, así que opta por seguir con el texto sin mucho importar si está postrando el comienzo en el medio de este porque ni siquiera tiene claro cuando acabará...
(...)
Entonces ahora la lluvia y el frío como excusas, las cobijas como refugio, la calidez de algunas palabras que no llenan los vacíos pero que al menos logran amenizar las madrugadas que prefiero no invertir en sueño porque conozco bien el ritual antes de dormir y me siento horas enteras a ver como los caracteres que mi cerebro reconoce toman una forma casi indeleble y llega él mismo a convencerse solo de que quizás la próxima vez será diferente. Claramente el engaño mental es el mejor de todos porque aunque se es consciente de la realidad, por supuesto jamás se aceptará a sí mismo que es una mentira. Y entonces entre sueños el frío, por eso empecé a temerle a Morfeo entre lineas, empecé a temerle a Morfeo cuando me llamaba a los sueños, cuando finalmente estaba en el umbral ese del sueño prolongado y empecé a temerle a las mañanas que eran el único escape. Mi escape se convirtió en la jaula donde empecé a conocer la verdadera sensación de desespero, de desprendimiento.
Curiosamente ahora las mañanas en vez de oler a café huelen a compromiso, a veces me arrepiento de haber abierto una de las tantas puertas que medio abrí para dejar colar un poco de viento nuevo porque resultó más contaminante que el que se hallaba conmigo entre moléculas de dióxido de carbono, entonces comenzó el rebusque de la libertad, esa libertad que ahora añoro pero que probablemente rechazaré cuando le tenga entre mis manos. Curiosa la vida ¿verdad? Cuando se está de alguna manera u otra siempre se busca lo contrario para buscar una supuesta estabilidad que no se tendrá nunca ni con el balance de los contrarios y ahí es cuando me dijo "¿Por qué siempre con tantas palabras en la punta de la lengua y tan pocos cojones de decirlas?"
Vaya sensación es aquella sensación dual donde los cuerpos necesitan una dualidad (valga la redundancia) para sentirse cuestionados, entonces nada les llena, todo es simplemente vacío, pero entonces se pierden entre letras fantásticas que en su momento no lo fueron y ahí están otra vez tratando de encontrar sensaciones entre lineas pasadas, quizás untándose de un poco de inspiración pasada que parece haber terminado siglos atrás. ¡Ja! Vaya, como si en realidad la fueran a encontrar.
Y como refugio real la música, esa que se cuela por entre los poros, realmente el único escape medianamente coherente que no se puede ver más sí se puede sentir y allí se llega al punto final, al unto indeleble, se llega a la codicia, a la soledad, a la verdadera cara del alma y las alas imaginarias que se alzan entre nubes; allí nadie ha sido capaz de llegar en algún momento y eso es lo que precisamente me hace dudar. Lejos, bien lejos es que finalmente se encuentra un punto intermedio, sin embargo este jamás le llenará el vacío, jamás podré postrar una clave de sol en la luna, porque bien lógico, es de sol aunque no sea el mismo concepto y me quedaré entre lineas antes que entre estrellas. No pienso arrancarlas del cielo para dárselas a nadie ni espero que nadie lo haga porque el romanticismo se quedó en el pasado, en las letras que me recuerdan quien fui y quien jamás pretendo volver a ser.

lunes, 19 de septiembre de 2011

+La firma del terciopelo+

En un espacio tan reducido, entre lineas a veces tan efímeras, a veces tan repartidas, a veces inducidas y a veces tristes, me encuentro frente a un reto, un reto que las palabras no explican, que las lineas no llenan, que la música quizás podría describir pero aún así no sería suficiente. ¿Es posible que me pidas esto? ¿Es posible que me pongas un reto de este nivel? Ya está, ya está, están las palabras, está la música, están también las expresiones pero no podría decodificar todas aquellas palabras que quizás le dan el significado a aquello que eres, a aquello que significas. Difícil reto, pero aquí voy, hasta donde mi inspiración me deje llegar, hasta donde mis palabras no te limiten.
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Le vi, no recuerdo muy bien la primera vez ni el lugar exacto, me temo que han pasado varios años, días, meses e incluso horas desde aquél primer encuentro tan casual, desde el primer "hola" desde el primer abrazo, desde el primer "te extraño" tan extraño como él, como su esencia, como sus palabras y su música.
La banal realidad de sus pasos, la frialdad que quiso despertar en algún momento que se vio opacada por su calidez simplemente cautivaron un poco de mí esencia y sin dudar la esencia de muchos otros que seguramente le recuerden en cualquier lugar del mundo. Él y sus tan reconocidos sarcasmos, esas respuestas sin salidas, sus ojos brillantes, su sonrisa tan clara, tan única que seguramente no es fácil de olvidar. Sí, le recuerdo, le recuerdo como si hubiese sido ayer, como si la distancia no nos hubiese separado jamás, como si aún siguiese junto a mí, a ellos, a todos los que dejamos en el camino. Nos dedicamos a dejarnos ir tiempo atrás, años atrás cuando aún éramos pequeños e inexpertos, cuando creíamos haber vivido la vida como se supone que se debía vivir pero ni siquiera habíamos empezado a vivirla del todo.
Un cambio, bastante claro por cierto, fue aquél que nos arrebató del medio, esas ganas de vivir, esos sueños que él decía tener junto a los míos, esas tantas noches sentados en una sala con unos cuantos vodkas encima, él tan soñador y yo tan elevada, esas noches nos dejaron en un presente ausente en este preciso instante, pero bueno, ya no hablaré más de nosotros, hablaré específicamente de él, de aquél personaje que se quedó bien guardado en ese baúl de los recuerdos de la juventud, ese que abro cada determinado tiempo en medio de la soledad del cuarto de San Alejo y que desempolvo como excusa de mis ojos llorosos.
Aquél joven soñador, ese que no se encuentra en todos lados, fue el producto de las teclas del piano, de las partituras envejecidas y de las notas entonadas de canciones varias. Fue aquella sonrisa, fue aquél lugar que jamás entendí, las cuerdas de la guitarra que jamás supe afinar del todo pero que cantaba con su voz las canciones más hermosas. Las huellas de un futuro, de un pasado alocado, la extrañeza y la sencillez, la complicidad y la complejidad; las lágrimas, los extremos, el ser y no ser, la presencia-ausencia, la dedicación, el empeño, el talento. ¿De dónde salió?
Entre las teclas blancas y las negras, empapado de corcheas y de negras, de Schubert, de Bach y de Mozart se dio a conocer; un pianista fantástico con mucho estudio por delante, un talento innato desperdiciado entre las lineas de Freud, un talento triste y frustrado entre las lineas del conductismo, entre las lineas de la logía de la mente, un talento desperdiciado entre las matemáticas básicas, entre los filósofos que le robaron la vida. ¿Espejo? Sí, quizás el espejo, quizás los ojos del camino, quizás esa extraña razón por la cual levantarse cada día con un sabor dulce en la boca.
Las luces, los flashes, el "dance-floor" y los bailes, aquellos que cantaba su mirada muchas veces vacía en medio de los beats de los grandes parlantes. Un cliché sin serlo, una excepción a cada regla, un poco de esto y de aquello, un poco mío y un poco de los demás, un destello de felicidad, una máscara que pocos lograron quitar, el estremecedor sonido de una voz cantante, los dedos de un artista, las manos de un escritor de historias. El corazón de un enamorado de la vida, la soledad de un poeta enamorado del amor sin siquiera haberlo conocido. ¿Quién eres?
Efervescente, complicado en su defecto, un poco impulsivo ¿sabe usted? Un poco activo, un poco pasivo, un tanto emocional, un tanto irreversible y un tanto negativo. La ley ilógica de Murphy, la indecisión ante la decisión, la perfección como esquema más no como estilo de vida. Morfeo en su esencia, desidia, un poco de codicia, un poco de tiempo un poco de anacronismo. Se me perdió entre los dedos la palabra que conjugase todos aquellos verbos en presente, pasado y probablemente futuro. La vie, l'amour, la passion... Liebe? Vertrauen? Versprechen? ¿Qué más puede ser? ¿Qué no puede llegar a ser?
Sensatez, pero definitivamente llegué a la conclusión de que no es posible, las palabras duelen, retractan, los hechos se cuentan. "En mi cabeza sonaba mejor, en mi pensamiento sonaba coherente" (?)
Te amo.

sábado, 27 de agosto de 2011

+Un poco de vómito verbal no está mal+

Volví del pasado, volví desenterrando recuerdos, nociones varias, pensamientos quizás, las raices de mi esencia, el recuerdo, el cajón de los recuerdos y las palabras que se sumergieron en oídos falsos. Sí, esa soy yo, soy esa que se refugia ahora en silencios más que en palabras para poder expresar su noción, su pensamiento, aquello que siente, lo que quizás en algún momento bastante efímero pudo reconocer como sentimiento pero que ahora se desvanece tan rápido como las promesas, tan frágiles como las palabras.
Surcando entre las letras, entre la música es ella la que se encuentra encontrándose, valga la redundancia, la que halla en las páginas revueltas un poco de tinta para constatar ciertos hechos de los que prefiere olvidarse a ratos. Sí, a ella le gusta darse contentillo, le gusta buscarse y enterrarse la daga hasta el fondo del alma donde ya no pueda respirar más porque se le corta el aire. Ella esperó, esperaba, espera quizás aún, pero no logra entenderse, no logra captar sus capciosas intenciones dentro de un documento inmenso, no logra encontrarse incluso en las mismas letras que escribió tiempo atrás cuando todo era más fácil que ahora pero más complejo que en el pasado y sí, allí se quedó esperando, sigue esperando pues no le es suficiente.
"¿Estás aquí?" Es un fragmento que gritan sus letras sin siquiera estar escritas. Tantos gritos sordos, tantas paredes intáctas, tan sordas, tan quietas, tan blancas, tan simples... ahogan las palabras, ahogan cualquier llama, ahogan cualquier mar, ahogan cualquier frase, se tienenden súbitas a la hora de exclamar un abrazo, de necesitar un simple segundo que le robe el aliento a cualquier individuo presente dentro del recinto inexitente.
A ratos le urge un poco de mentiras, a ratos le urge un poco de realidad, a ratos le urge no respirar siquiera, a duras penas existir para arrebatarle al aire a todos los presentes, para adueñarse de un poco del oxígeno que todos comparten. Así es ella, un meollo de todo y nada, un poco de esto y de lo otro, un poco tuyo y un poco de nadie, está pero no está, se va y a veces no vuelve, casi nunca vuelve a decir verdad, pero es ella, una noción presente que no representa una cara como tal ni un momento exacto, sólo las huellas de algo parecido a una esencia bien marcada. Su rastro es tangible, pero su esencia como tal no lo es. Se preguntará qué es, pues bueno, yo no sabría decirle, ella tampoco podría responderle. Quizás un poco de lo que usted desea ver y depronto un poco también de palabrería que se cuela por entre los poros. ¿Qué más da?
El misterio contiene en sí un poco de curiosidad, esa típica curiosidad humana que da ansias, que provoca ver un poco más allá; si bien es cierto lo tangible en su defecto resulta predecible, aburrido e incluso molesto, lo intangible es aquello que le lleva a cuestionarse a muchos qué se esconde tras la cortina del teatro. ¿Y qué si es una imagen? ¿Qué si es real? Es eso precisamente lo que le hace fascinante, tan fascinante como el castigo después de una mala acción, aquél remordimiento doloroso que empieza a picar en la tan nombrada conciencia, esa que nadie ve pero que todos sienten. Se afinan las neuronas y en todo caso siguen destempladas. Si poco coherente, poco usual, por supuesto tan poco usual como quien lo escribe.
Hoy no es poesía, tampoco son lamentos tristes cubiertos de llanto, no son cartas de amor, no son letras cariñosas, simplemente son letras vacías copadas de emociones. ¿Cómo se da eso? ¿Cómo puede estar algo vacío copado de algo y más si son emociones que ciertamente tienen un peso bastante mayor que muchas otras cosas? Bueno, eso mismo me pregunto yo, pero es que para que haya vacíos antes debió haber algo, quizás no sea físico, quizás sea sólo una ilusión, las sobras de algo; todo o nada, siempre da igual porque no es suficiente.
Me colma el vacío y el silencio, ese que corta en pequeñas piezas, pero también me copa la sensibilidad debo decir, esas ganas de vómito verbal que a veces se atraviesa de repente sin más, sólo va fluyendo, se deja ir como se deja venir y ya está. Sí, vómito verbal, ese que vacía y vuelve a llenar. Buenas noches.

miércoles, 10 de agosto de 2011

+Solfa+

Conté los días, las horas, los meses incluso, para poder escribir de esta manera, para poder dedicar mis palabras y mis lineas a alguien en especial y no al aire; me tardé mucho para poder hablar de inspiracón verdadera y no de palabras sordas, de palabras llenas de vacíos por ausencias. Por ello estoy aquí hoy, sentada frente a mi ordenador, sentada frente a la pantalla donde postro mis ojos y mi mirada para leer sus palabras, para adueñarme de ellas muchas veces sin siquiera saber su origen, pero me fascina, simplemente me fascina.
Seguramente las palabras me limitan, seguramente los momentos son tan efímeros pero tan reales que quedan marcados en mi memoria. ¿Qué más da si son cortos o prolongados? Simplemente me llenan de alegría, de sonrisas, de inspiración tanto lógica como ilógica. Me llena de ganas de ser la música que se pierde en sus oídos y me dan ganas de que sea ella precisamente la música que producen mis manos.
En su boca encontré las palabras, en mi boca encontré la sonrisa. En su misticismo me perdí y entonces me dediqué a buscarla en canciones pero no fue suficiente, pues estas me limitan. ¿Cómo podría decirle lo que pienso? Quizás si me viera a los ojos podría palpar un poco de lo que siento, quizás me podría perder en sus besos para enamorarme o simplemente dejar que recorra mi cuerpo con sus manos, con sus labios, dejarme llevar y perderme y dejar que se pierda, dejarnos ir para estar después juntas de la mano. ¿Qué le podría decir? ¿Que la quiero? ¿Y si un "te quiero" no basta? ¿Y si las palabras sobran tanto como la ropa? ¿Qué pasaría si quiero enamorarla? ¿Qué pasa si me llego a enamorar? ¿Qué pasa si nos dejamos de tantas palabras y simplemente...? ¿Qué tal si sólo me dedico a ver en sus ojos mis sueños reflejados?
La quiero, la quiero para mí y conmigo, no sé si para siempre, pero sé que quiero que esté conmigo, junto a mí hasta que ya no tenga que escribirle lo que siento para qué sepa exactamente qué es lo que ella causa en mí. La quiero conmigo hasta que las noches se vuelvan madrugadas y que las palabras se conviertan en la música que somos. La quiero...

domingo, 31 de julio de 2011

+Contraste+

Odio los silencios prolongados, las noches en vela. Odio los recuerdos machucados entre notas musicales y el leve olvido del que carece la madrugada. Sin embargo, me fascina el color de las mantas y el leve olor que tiene el rocío al alba.
Odio el no sentirme viva cuando respiro, odio pensar que ya todo se ha dicho cuando yo lo he pensado y me molesta profundamente encontrarme mirándome al espejo y encontrar a una persona diferente a la que yo reflejo interiormente. Sin embargo aprecio las madugadas llenas de música, las falencias de los otros de las que me alimento para hacerme más fuerte y ni se diga de los vacíos silencios que acompañan las palabras tristes de aquellos que buscan refugio en lo efímero y frívolo.
Sí, estoy agradecida tanto como decepcionada y desdichada, pero al menos me siento feliz y aunque no conforme con tal felicidad, me gusta la opacidad cuando es necesaria.

sábado, 16 de julio de 2011

+El estanque+

Las luces apagadas, el cielo cenizo y el fuego quemándonos. Las hojas tristes que escribí se van quemando en tal hoguera que creé con el propósito de dejar el colapso atrás y enfocarme en el amanecer, en el horizonte, un horizonte que ni siquiera está claro, que no puedo descifrar. Me siento a ver como se consume esa pieza de alma y con este me consumo yo, se consume ese pequeño trozo de mí que alguna vez regurgité por medio de palabras y que de repente empieza a incinerarse, a consumirse como la misma fragilidad de los sueños que deposité en ellas.
Aquellos momentos que con suavidad dejé pasar, son el conflicto interno que se halla en el vaivén de la tinta, de las letras que postré ante mis ojos muchas veces con estos inundados de sentimientos, de momentos, de silencios y entonces me escondí tras las hojas, tras la pantalla de un ordenador, tras las historias que creé para aquellos seres inexistentes que supongo leen aquellos trozos ínfimos de incoherencia que salen de la boca invisible que me fue borrada. Fui ese dibujo que fue eliminado, fui esa obra de arte que terminó por ser botada dentro del cajón del olvido, aquella musa a quien le fue borrada la boca para permanecer en un silencio permanente; Definitivamente escribirle al olvido es como gritarle a las paredes sordas para aislar el sonido de los oídos sordos de los que le rodean y los cuales no perciben ni la noción de lo que puede ser cada frase.
Simpleza, complejidad y franqueza. ¿Qué ha sido de todo aquello? Se quedó oculto en las frases llevadas por cierto sarcasmo, se quedaron olvidadas en el frío halo del viento en las mañanas, esas típicas mañanas donde el café es aquello que le da un olor diferente a cada uno de los amaneceres, a cada madrugada fascinante que eventualmente termina por convertirse en un soplo de nada, en las cenizas quemadas de la hoguera donde se manchan los pies con las sobras del carbón, donde las manos ya no pueden hacer mucho porque finalmente se ha cegado la realidad.
Fundida entre te amos falsos, sobre gustos reprochables e irreales me vi frágil ante la realidad, me vi sumergida en mundos y papeles los cuales no me correspondían y fue allí cuando francamente me dediqué a perder las letras, a encontrar inspiración en musas inexistentes, fue cuando finalmente me dediqué a crear historias de amor que me hacían saborearle de a pocos, pero cuando finalmente iba a dar el último trago, me daba cuenta que debía optar por devolverme al punto de partida devolviendo todo ese amor creado a su contenedor y envidiando a los personajes de las mismas por estar cruelmente enamorados del amor. Fragilidad al fin y al cabo.
Desdichada crueldad, desdichado falso dolor, tantas lágrimas desperdiciadas en una idea más no en una acción como tal. La música, el arte, qué sé yo, una que otra película que me inspiró a escribir letras indelebles. ¿Y qué hay de las sonrisas? Esas si que ocasionalmente fluían con naturalidad, llegué a pensar que la felicidad se había convertido en dependencia, llegué a confundirme entre amor, sexo y vicio y pensé que el agua servía sólo para beber. Ridícula visión falsa, ridícula expresión y estúpidos momentos de ira desahogados bajo el agua, finalmente terminaban por ahogarse más y más.
++++
Cuando la vi bajo las sombras me dí cuenta de que se hallaba lejos de casa. También me dí cuenta que era ese amor que deseaba amar toda una noche y al día siguiente perderlo en medio de las ataduras. Sabía lo herido que podía terminar, sabía que podría joderme y quemarme las pestañas al acercarme al fuego, al fuego de esos ojos, de esas lágrimas, pero sabía que si no me acercaba la perdería antes de tenerla, así como cuando se tiene un objeto en las manos y antes de comprarlo alguien se lo arrebata a uno de estas y se lo lleva consigo. En cualquier momento podría llegar algún otro desgraciado como yo y pudo llevársela antes que yo, como un trofeo ganado, así que sin más preámbulo me acerqué a ella suavemente; comencé por hablarle de todo menos de aquello que le afligía.
-En verdad no entiendo por qué las nubes toman formas tan peculiares en la noche de esta ciudad...
-Supongo que vemos lo que queremos ver.
-¿Y qué hay del viento frío de las noches de septiembre como esta?
-No son más que el manifiesto de la proximidad del otoño y el final del verano.
-Y si fuere como usted lo quiere ver, así como las nubes a la que les veo la forma que deseo, ¿cómo le gustaría que se viese el viento?
-Me gustaría que el viento fuese azul... me gustaría verle azul...
-Y si entonces uno ve lo que quiere ver, así como dice usted, probablemente el viento lo vea usted azul... ¿no?
-No, no lo hago, es sólo una idea pero ya está, no va más allá de eso...
-Entonces las nubes tienen formas ¿verdad?
-Supongo que la tienen, el punto es que usted plasma en ellas su imaginación y la que esta quiere ver porque es algo de cierta manera tangible... el viento simplemente se siente y se deja ir pero no se ve...
-Sí, es cierto, pero si lo siente lo percibe con sus sentidos...
-Sí ¿y qué con eso?
-Que la visión es un sentido así como lo es el tacto y el olor... si percibe el aire con el tacto usted puede hacer de él lo que desea...
-Bueno, pues sí, tiene razón...
-¿Y entonces? ¿Puede ver el viento azul?
-Quizás...
-Vamos, inténtelo...
-Ya lo hago... pero bueno, qué más da... ¿a qué vienen tantas preguntas?
-No lo sé, quizás puedo ser un hombre entrometido por decidir entrar en el espacio que estaba creando usted para sí misma, pero la verdad es que me llamó la atención la forma en la que miraba hacia adelante...
-¿Y es que acaso qué tiene mi mirada?
-Está vacía, sus ojos no pueden ver el viento azul así intente decirme que sí lo hace...
-En este momento lo menos que me importa es el viento o las nubes o su nombre...
-No ha sido mi intención ofenderle con mis preguntas.
-No lo ha hecho, simplemente que el hecho de que se acerque o no, o de que me pregunte por mi nombre o me diga que me quiere follar esta noche me dará lo mismo puesto que aunque lo percibo con mis sentidos, me tiene realmente sin cuidado.
-¿Y entonces por qué me ha respondido?
-Por la misma razón que le dí en mi frase anterior...
-¿Desea que me vaya?
-Me da igual.
-Y si le invito una cerveza ¿le dará igual también?
-Ya me he tomado tantas que una más o una menos no hará la gran diferencia...
-Entonces vamos.
-Vamos.

Me sumergí en su sonrisa, en sus labios frágiles, en su voz, en su mirada perdida, sabía que le daría igual si pasábamos la noche juntos o si de repente me levantaba al baño y no volvía, pero a diferencia de ella yo sí me había enamorado de ella, de su fragilidad tanto como de su fortaleza.

-¿Y cómo se irá a su casa?
-Yo no me iré, pero si tiene afán puede usted irse, yo puedo quedarme acá sola tomándome otras cuantas cervezas.
-No, no tengo afán tampoco, sólo me preguntaba si traía auto o tomaba el metro...
-Ah.
-¿Cree usted en el amor?
-El amor es cosa de locos ¿sabe? Pero yo no soy lo suficientemente loca como para creer en él, así que es obvia mi respuesta.
-¿Qué pensaría si le dijera que estoy enamorado de usted?
-¡Jaja! En verdad podría reírme la noche entera de ello..
-¡Jaja! Sí, lo sé, es verdad, ridículo pensar en ello.
-Los hombres creen que por decirle a uno un par de palabritas suaves y decir que están enamorados de uno, uno se enamorará inmediatamente. ¡Qué ingenuos son!
-Oh no, mi intención no era esa, la verdad...
-La verdad usted sólo quiere pasar la noche conmigo y por eso me ha invitado a tomar una cerveza y no siendo suficiente ha estado hablándome toda la noche. Yo no soy estúpida.
-Tal vez tenga razón y creáme que no pienso que sea estúpida. Sí, es verdad quiero pasar con usted la noche.
-Pues no más lo hubiera dicho y no le hago perder su tiempo ni su dinero...
-Me parece más interesante saber con quién me gustaría pasar la noche...
-Pues a mi no, así que vamos a un hostal.

+++

El estanque frío me revolvió el estómago con su olor. Me perdí.

viernes, 1 de julio de 2011

+Destino: La perdición. Comienzo+

Me dediqué a perder, me dediqué a satisfacer mis necesidades a punta de nimiedades. Me confié del futuro incierto que parecía bastante claro y desafortunadamente me acostumbre a la no costumbre; me acostumbré a la rutina que parecía no ser una rutina como tal. Caí en el círculo vicioso, en el ciclo al que no dí fin.
Me dediqué a enamorarme del amor más no de personas, a escribir por escribir y sólo salió basura, sólo salían letras con dedicatoria. ¿Será que finalmente nos dejamos ir? Yo en verdad creo que sí. Finalmente me dediqué a la vida por vivirla sin siquiera detenerme en un sólo respiro de gracia y es aquí cuando me encuentro escuchando nuevamente mi dulce Anathema, cuando finalmente me rehuso a escapar de las notas musicales, cuando por fin me doy cuenta que el camino es el que yo elijo por más que este parezca estar perdido en medio de una nube de humo, de tristeza, de lágrimas y de cariño no correspondido.
Me caí en el recuerdo, en lo prohibido, en el panorama tibio y en parte debo agradecerle a esa pieza de fragilidad que apareció de repente en medio de todo esto, en medio las nuestras que finalmente ya no son mías por lograr hacer desvanecer una que otra hoja que aquí se halla presente.
De repente me pregunto dónde estoy y hasta qué punto he llegado, pues muchas veces vale más presentar una fachada inexistente que una cara real. Si de ti algo aprendí fue que el amor no se puede explicar por medio de la lógica y que las palabras no pueden describir sentimientos innatos; no me pueden describir a mí. Esa maldita costumbre de tratar de estropearlo todo con palabras que resultan siendo clichés, que resultan siendo todo menos especial, todo menos imaginativo. Resultan estas partiéndose en pequeñas piezas lanzadas al olvido y se sigue ahí en el medio, con el humo entre los dientes, con aquél humo carente de palabras que se va botando por medio de bocanadas facilistas, como si fuesen etiquetas renombradas.

-¡Apaga la luz que me quedo ciega!-

Inquieta al amanecer muchas veces me levanté sofocada por el calor, por las sábanas, por la ausencia de sinceridad. Debo confesar que he sido una mujer perversa por estos últimos días. Guardo tantos secretos que siento que a veces podrán verlos cuando me ven a los ojos y es por eso que he preferido retirar la mirada un par de veces. ¿Que si estoy bien? Eso mismo vengo preguntándome yo hace algunos días, quizás algunos cuantos meses, quizás toda mi vida y la respuesta que le puedo dar es un simple "estoy". Es como una ausencia permanente donde se está, bien o mal pero se está. Al menos respiro ¿está eso mejor?
Cuando me levanté, aún no recuerdo cuando, me levanté de mi cama, caminé hacia el piso de abajo para preguntarle a mi vecina si me podría duchar en su baño puesto que el mío me asqueaba, pero antes de tocar su puerta por octava vez en ese mes, me despeiné un poco, en verdad no sé con qué objetivo, pero terminé revolcando mi pelo como si alguien lo hubiese hecho por mí. Esta al abrir me miró asqueada y creo que tanta tristeza sintió que me dejó pasar. Ya sabe usted, esa típica mirada despectiva que termina por convertirse en compasión. Me revolqué un rato antes con ella y más adelante procedí a bañarme; supongo que todo tiene un precio.
Ya bien limpia subí y ni siquiera sé por qué le cuento esto, en verdad sí que no lo sé, pero bueno, vamos al grano. Estoy jodida entre el trago y la marihuana, estoy jodida por la carencia de inspiración. Me paso las horas enteras mirándome al espejo cuando estoy puesta y me río, me río de mi imagen que inicialmente era la de una bohemia empedernida y que está al borde de ser la imagen de una chica de esas de la calle que va pidiendo limosna por ahí para comprarse un gramo de cocaína. Entonces me siento, me siento bien colocada con el lápiz y las hojas sobre la mesa y escribo sobre él y también sobre ella. Me caga, me caga tanta descripción, pero no puedo evitar pensar en la derrota, no puedo pensar en el orgullo que se me perdió, en la facilidad que tengo para olvidarme de lo importante y quedarme estancada en lo efímero. Entonces empiezo nuevamente a escribir sobre mí (sí, como en este instante) y me odio por ello, pero simplemente no puedo dejar de hacerlo, no puedo dejar de verme reflejada en cada hoja que voy escribiendo, no puedo olvidarme que gracias a mis extenuantes luchas en contra mía terminé siendo vencida por mi alter ego, por la facilidad que tengo de enredarme en cada pedazo de mierda que se me atraviesa en medio. ¿Y entonces qué?

-Las cerillas se me perdieron entre las sábanas... ¿y ahora qué?-

Los ojos entreabiertos, las bruces sangrantes y el maquillaje corrido. Pobrecilla, debe estar bien colocada aún...

-4:00am-

-¡Dame mi puta cobija!
- Te la doy si me follas de nuevo.
-Bah, ¿qué puedo perder?
-Vamos nena, vamos, siéntate encima mío y cómeme.
-Vamos ¿pero es que crees que soy una puta?
-El porro no es gratis, vamos, movete que bien puta si eres...
-Al carajo, el último folle que te doy, ya estoy cansada y tengo frío.
-Bueno, pues siéntate encima mío y ya verás como te calientas.
-¡Joder!
-¡Al carajo putita! ¡A follar!
-¡A callar!

-Al menos estoy bien colocada...-

(...)

domingo, 12 de junio de 2011

+Me jode+

No, es que no espero que lo oculte, sólo espero que no espere aunque anhelaría que lo hiciera, pero creo que no es por mí por quien debe esperar ahora. Sólo me jode estar acá, o allá o en donde sea pensándole, tratando te evitar lo inevitable; tratando de no dejarme llevar por esas cuantas tantas cosas que se me atraviesan por la mente.
Me jode, me jode sentir cosas y a veces sentirme evadida por las mismas respuestas simples, me jode el no poder estar porque no estoy, porque no estamos. Me jode querer ponerle su nombre a mi vida y al poder hacerlo, no poder hacerlo del todo, me jode el simple hecho de pensar en un usted junto a mí para siempre y en un yo junto a usted por un momento efímero.
Es el desespero o no sé si es el desdeño que dejan sus letras empapadas de nada. Ya no sé si es tan efímero como lo pensé, ya no sé si ese lugar supuestamente irreemplazable ya fue netamente reemplazado. Ya no sé si a mis letras quiera ponerle las tildes que llevan su nombre, porque no me vasta con sólo tildar y poner comas, porque no me vasta la inspiración para recordarle cuanto le extraño por más que lo único que tengo de usted es el tacto que me dan sus palabras a diario. No le entiendo, no pretendo hacerlo, aunque muchas veces me gustaría sumergirme en lo más íntimo de sus pensamientos para auscultar tanta gravedad que suele tener cada tema que toca.
¿Y es que usted qué sabe? ¿Qué sabe de mí? Usted sabe de mí lo que le puedo dejar ver, pero ¿qué va más allá? ¿Qué va más allá de eso que usted dice conocer pero que en realidad no conoce?
Me joden las noches, me jode la música, me jode la maldita nicotina. Me jode establecerme en un punto neutral cuando lo más neutral que tengo en mi vida es usted. Me jode fingir, me jode buscar esa sensación en el panorama, me jode sonreír cuando quisiera arrancarme las pestañas y olvidar que esos cuantos mares existen. ¿Cuándo? ¿Ahora? ¿Después? Quizás nunca, quizás...

martes, 7 de junio de 2011

+It's a fire+

Una, dos y tres veces, aquí voy con tu sabor en mi boca, con tu suavidad, con tus poros que van dilatándose suavemente, con un sabor a chocolate y con mis ojos cerrados, respirando una, dos y tres veces más rápido. Encuentro mis manos suaves sobre tu piel que parece de terciopelo, sobre tu cara que hace tanta armonía con tu fragilidad. Tus labios tenues sobre los míos, tan suaves, tan frágiles; los muerdo de repente tiernamente y me encuentro mirándote a los ojos, viendo como tu expresión inocente se va cambiando por esa expresión medianamente diferente, esa que sólo yo conozco...
Cuando te alejas de mi boca veo como te muerdes los labios, como suavemente vas degustando con tu lengua cada trozo de ellos, siento como te mueves encima mío y como me dejas revolcarte el pelo cuando damos vueltas sobre las sábanas que al principio estaban tan bien puestas sobre el lecho tendido que nos acoge. Te abrazo con suavidad, ya sabes como soy yo con eso, nos soy tanto de palabras, pero sé que entiendes mi lenguaje cuando te abrazo y con ello te digo que no te quiero dejar ir.
En medio de la tenue luz de las velas, la canción apropiada, esa canción que tanto te dije que me gustaba, definitivamente Portishead es exactamente lo que necesito cada vez que te siento cerca.
Tu esqueleto negro, tus jeans ceñidos y entubados, tus converse desgastados; tu encima mío mirándome, sonriendo como bien sabes que me gusta que sonrías. Me tomas de las muñecas y las pones a los lados, me dices suavemente al oído "déjame que yo haga todo" y yo simplemente me dejo llevar por ti, por tus caricias, por tu respiración agitada, por la música, por el momento. Te veo allí tan armoniosa, tan frágil pero a la vez tan fuerte, tan suave pero tan dominante. ¿Cómo podrías no encantarme con tu belleza?
Veo como empiezas a bailar suavemente encima mío y yo como una observadora me conformo con verte aunque quisiera quitarte cada trozo de tela que se halla en tu cuerpo; quisiera tocarte y besarte, pero no me atrevo a levantar mis manos por miedo a romper tu armonía, así que prefiero verte, ver como tus caderas van al ritmo de la música y como tu pelo revolcado está sobre tu cara.
De repente empiezas entonces a besarme nuevamente, empiezas a bajar por la comisura de mis labios y llegas a mi cuello, luego a mi oreja y me susurras suavemente aquellas palabritas mágicas que inmediatamente se ven reflejadas en mis muñecas cuando suavemente aprieto mis puños. Sé que no puedo tocarte.
Intento entonces pronunciar una palabra pero tú, en medio de tu ritual y de tu danza posas tu dedo sobre mi boca para callarme. A continuación deslizas tu dedo por mi barbilla y comienzas a bajar logrando que mi piel se erice, que me estremezca, que mi deseo por arrancarte cada pieza que llevas encima cada vez sea más fuerte. De pronto empiezas a cantar esa cancioncita que está sonando a lo lejos cuando me estoy perdiendo en las suaves mordidas que le das a tus labios, me pierdo en esa mirada retadora que me gustaría desafiar, pero sólo me dejo llevar, de repente cierro mis ojos y me dejo llevar.
Te acercas a mi oído y me dices tiernamente "ahora puedes." Te acerco a mí tiernamente, beso tus labios, los muerdo y luego me acerco a tu mejilla, la beso lentamente desplazándome hasta tu oreja que muerdo y beso suavemente. Te susurro palabritas pequeñas casi irreconocibles, bajo por tu cuello, por tus hombros, luego retiro tu esqueleto negro con suavidad y lo lanzo al piso. A continuación tu respiración cambia bastante, empieza a acelerarse de nuevo al ritmo de la música. Empiezo a acariciar tu espalda, mientras beso tu abdomen. Me pierdo en la fragilidad de tu pecho y desapunto tu sostén. Te contemplo por unos cuantos segundos, eres simplemente de porcelana. Con mi dedo empiezo a trazar círculos en tu abdomen mientras te noto tensa, subo un poco y ahora dibujo círculos en tus pechos mientras los contemplo con detenimiento. Subo mi mirada y te veo con los ojos cerrados nuevamente mordiéndote los labios. Suspiras.
De repente te acercas de nuevo a mí, me acuestas nuevamente y empiezas a retirar rápidamente mi camisa, a continuación desabrochas mi sostén y empiezas a acariciarme las clavículas, luego bajas a mis pechos con tu boca y empiezas a besarlos, a dibujarte en ellos, a impregnarme del sabor de tu boca. Bajas lentamente a mi abdomen y siento como mi piel se eriza, siento como mi respiración empieza a variar y cada vez se hace más fuerte. Posas tu mano sobre la correa de mi pantalón, la desabrochas y con el estilo que sólo tu tienes la retiras lentamente mirándome a los ojos con esa sonrisita que tanto me gusta. Suspiro.
Me levanto lentamente, tu sigues abrazando mi pelvis con tus piernas, así que retiro los tirantes que cuelgan de tu pantalón y luego lo desabrocho mientras beso tus pechos y tu abdomen que se contrae cada vez que le rozo con la punta de mi lengua. Retiro tus pantalones seguido de tus zapatos y de tus calcetines y acaricio tus piernas por encima de las mallas que llevas puestas. Retiro tus mallas y tu a continuación retiras mi pantalón con una destreza casi intacta. Suavemente te recuesto y me poso encima tuyo; llevo mi lengua desde tu boca lentamente por tu cuello, luego por tus pechos; allí me detengo y pinto encima de ellos con mi lengua, sigo bajando por tu torso, y nuevamente llego a tu abdomen. Siento como tus dedos deslizan sus uñas por mi espalda y sigo bajando. Retiro tus bragas lentamente, enseguida beso tus piernas, las acaricio suavemente hasta llegar a tus caderas y me poso en tu pelvis, la beso y bajo lentamente. Empiezo a probarte, a bañarme en tu fragilidad. Te pruebo como si fuera la primera vez y veo como te estremeces, como tus manos me toman del cabello y lo revuelcan. Me levanto después de un momento y es allí cuando me lanzas rápidamente hacia atrás.
Te veo encima mío, me besas como si mis labios fueran a acabarse. Mientras me besas bajas tus manos hasta mi pelvis y la introduces por entre mis bragas, me tocas, me sientes y me dejo llevar por tu respiración, por tus movimientos y por el sonido de la música. El fuego de la vela de repente se apaga, lo único que puedo ver a través de la ventan es la luz de la luna que ilumina tenuemente tu silueta sobre mí; tu mano dentro de mí robándome el aliento.
De repente mi mano empieza a tocar tus pechos y baja lentamente a tu abdomen, esta entra en ti también y siento como te estremeces, como de ti sale un río de fragilidad y te dejas llevar por nuestro momento íntimo, te dejas llevar por mí. Te siento, te siento bien desde adentro, cada vez nuestras respiraciones son más fuertes, se encuentran en el aire, cada vez te mueves más, cada vez me muevo más. Muerdo mis labios y tu muerdes los tuyos. Tu voz se pone suave, a veces sale un poco de ella mientras respiras rápidamente, mientras mi corazón va rápidamente bombeando más y más sangre y de repente alcanzas el límite, seguida de mi límite, finalmente exhalas una bocanada de aire, la más fuerte de todas y yo te acompaño con otra. Te acuestas encima mío y me dices al oído "te amo" y yo te beso la boca suavemente y consecutivamente me acerco a tu oído y te digo "nunca te vayas." Suena entonces finalmente It's a fire y definitivamente me quedo perdida en el aroma de tu aliento y de tus besos. La luna nos acompañó hasta la madrugada.

viernes, 20 de mayo de 2011

+Lo inimaginable, impensable e inconcluso (todo sigue el mismo curso)+

Por estos días un halo puro desata mis sentidos. Una montaña rusa sería aquello que describe perfecto aquello que soy en este momento. Las huellas dejadas en el camino me hicieron recaer en el círculo por un par de minutos pero afortunadamente salí, salí a flote, salí nuevamente a escribir un par de palabritas que me quedan grandes. ¿Qué es el amor? ¿Qué es la pasión? Amor se reduce a inspiración y la inspiración se reduce a la pasión, a la pasión inscrita en la sangre que corre por entre mi piel, el aire nuevo que respiran mis poros últimamente.
Entre mis entrañas la ausencia de aire, de respiros; en medio de una bocanada de humo de repente me hallo fatalmente inspirada. Después de días grises, amargos, tibios casi llegando a fríos intenté encontrar mi identidad. Fue un intento fallido de nada, un intento de intentar, pero evidentemente no fue mucho lo que pude rescatar de las frías y oscuras noches donde me encontré llorando mis ojos, donde me encontré gritando sin ser escuchada.
Después de un común acuerdo conmigo misma me decidí, decidí tomar la decisión de dejarme ir, de dejarme elevar por un buen rato, la reflexión finalmente logró su objetivo más claro y es aquí donde estoy, en medio de este lugar que aún no logro denominar como algo común. Las posibilidades son tantas que se me acorta el tiempo para escoger entre ellas, y ellas esperan por mí, pero lo que no saben es que quizás llegue el día en el que diga: "No quiero ninguna, simplemente deseo alejarme y no tomar de nuevo el camino antes tomado." ¿Qué pasará en el momento donde decida abandonarme y abandonarles por comenzar de nuevo?
Últimamente bastante carente de sentido, soy yo sin serlo, quiero sin querer y desprecio por inercia y luego, no siendo suficiente, me introduzco entre mis poros, hago un retroceso, definitivamente aunque muchas veces no tenga idea de qué es lo que quiero, sé qué es precisamente todo aquello que no deseo. Mi espíritu y mi alma bañadas en agites, en tranquilidad, en movilidad y a la vez en un estado sedentario inadecuado me quitan la atención y es allí donde pretendo llegar.
Creo que tras tantos años de introspección, tras tantos años de palabras, de vacíos que temporalmente fueron llenados pero luego se vaciaron de nuevo, he conocido el valor de ciertas cosas, de ciertas virtudes, de las tantas, las pocas y las inexistentes. Aprendí a desprenderme un poco más de la realidad para llegar a ella y aunque suene contradictorio, sí que es el camino para encontrar un poco de esta. No sé en qué consista, pero la repentina lejanía es aquello que causa un cierto sabor a extrañeza. Ese sinsabor en la boca tan sólo se puede eliminar por medio de la soledad, de la lejanía; finalmente se logra sólo cuando uno mismo logra entrar en sí mismo y explora aquellas conductas inadecuadas que muchas veces son las que se encargan de arrancar cualquier tipo de tranquilidad, ese tipo de autodestrucción sin querer autodestruirse. (Al menos concientemente) Entonces de repente aparece una aparente fascinación, se llega al clímax de lo que causa tal sonrisa irónica que tras unas horas se convierte en lágrimas y allí la fragilidad, la vulnerabilidad que finalmente termina por derrumbar, por infringir el dolor que uno mismo ha buscado. Allí es cuando se necesita la soledad, la lejanía. Corto de palabras, carente de expresiones allí se halla aquello que parece ser preciado, aquello que parece ser preciso. De repente todo se desordena, pierde su conducta regular y se convierte en pensamientos autodestructivos que terminan por deteriorar la salud mental de cualquier individuo que intenta reconstruir su integridad y cualquier trozo de orgullo que se le atraviese por el medio. Soledad, es lo único que se necesita.
Vamos, suficientes patrañas por ahora, suficientes verbos en orden para simular una aparente idea coherente cuando no se entiende el contenido de esta zozobrosa redacción. ¿A quién engaño? Es claro para mí, pero es claro también que es difícil que ellos también lo entiendan puesto que el nivel que se necesita para poderse adaptar a la mirada profunda de alguien no es tan fácil como acomodar los ojos a la oscuridad, aunque si se ve desde otro punto, tienen mucho en común, pero de eso no es lo que se está hablando, así que dejaré de lado tanta analogía barata y comenzaré por el principio como es necesario.

Intuición... ya desde hace unos meses me vengo cansando de las actitudes, de la tiranía, de lo irreverente que pueden llegar a ser ciertos seres humanos. Ellos y su ego y yo con el mío. Me cansé de tratar de escribir para alguien que jamás lo nota, que jamás lee ni cuatro lineas de aquella inspiración que muchas veces abruma mi respiración, mis sentidos y mis pensamientos. Me cansé de escribir con un nombre de por medio aunque no estuviese siempre explícitamente escrito en medio de las tantas lineas que muchas veces encuentro en este blog. Sé que a muchos les altera leer mis palabras, sé que muchos han dejado de leer por el simple hecho de que mis escritos son muy largos, pero debo resaltar una cosa en medio de todo esto; cuando escribo, más allá de ese nombre, más allá de aquellas palabras que van dirigidas a muchos, todo aquello que aquí se halla lo escribo para mí, lo escribo en verso para mí puesto que sé que nadie sería lo suficientemente capaz de entender cada letra que aquí se halla (aunque agradezco que muchos intenten al menos encontrarme en medio de ellas.) Como sea, ese no es el punto, como siempre tantas vueltas y nada concreto, tantas vueltas y nada a cambio, sólo patrañas.

Existencial... bastante coherente como para que sea real, bastante intuitivo como para llegar a entenderlo, no es que mis letras sean complejas, lo complejo está dentro de mí. No busco que lo entienda, no busco que me entiendan, no busco encontrarlos, tan sólo busco encontrarme. En medio de mis silencios potenciales, de mis fracasos al hablar y de esa vaga imagen que todos puedan tener de mí, existo, existo en medio de estos silencios, porque aunque hayan palabras, son silencios extendidos y atenuantes, son el reflejo de todo lo que mis ojos muchas veces callan, son los silencios que me roban el aliento, aquellos silencios que fácilmente agobian, liberan y luego me detienen.

Tentación... la simple liberación de aquello que muchas veces no puedo guardar. Podría decirse que se respira por la herida, pero en realidad no tiene nada que ver con la herida, esa es independiente de los signos, de las letras, de las palabras que con letargo muchas veces oprimen ese pedazo de inimaginable irreverencia que se entona como una canción pero que termina por ser la palabra que boto a la basura y que queda incandescente. Promesas inadecuadas, ensueños acabados, todo tan fríamente calculado que realmente no tiene un nombre que pueda ser aceptado.

Imaginación... vasta es esta, a veces me hace ver como una niña pequeña, tonta y soñadora que se desvive por implementar esa terrible rebeldía, ese odio intermitente que ni siquiera es odio, es simplemente una fachada, es simplemente lo que cualquiera podría percibir a simple vista antes de entrar por los ojos de quien tiene las barreras tan bien marcadas.

¿Qué hay de lo demás? Eso está para la imaginación, para la tentación, para lo existencial, para la intuición y para lo inexistente. Cuando se bota por la ventana la bazofia y se adquiere un nuevo tesoro que seguramente también terminará convirtiéndose en bazofia y será igualmente lanzada por la ventana para ver a quien logra caerle entre los dedos, probablemente la suavidad perpetua de una imagen inexistente es eso que causa una imagen de que aquello que se pensó como tesoro sea simplemente el desecho de algún ego herido que deseó salir de su cavidad y que finalmente se halla encontrando su camino entre el espeso curso de las nubes que ocasionalmente blancas, se tornan grises.

No existe la utopía.

Adeú!

martes, 17 de mayo de 2011

+Calma+

En medio del silencio espero por el eco, espero por las notas, espero por la inspiración. Sé que últimamente no he estado muy activa por acá, pero en realidad no se debe a nada especial más allá de carencia de inspiración.
Prometo subir por estos días de nuevo puesto que ya nuevamente ha llegado a mí.
Gracias queridos lectores. (Aunque no sé si alguien alguna vez entre y pase por mi blog a echar una ojeada) ;)
A.

domingo, 8 de mayo de 2011

...I just can't...

I can't fake a smile... I just can't...

miércoles, 27 de abril de 2011

+Las tantas, las pocas y las nuestras+

Encerrada entre dos mundos que me oprimen, encerrada en una realidad y en una irrealidad, la mitad en una caja con cerrojo, la otra mitad en medio de la libertad, del aire. Somo dos, como bien lo he dicho, somos dos recorriendo el camino, somo dos caminos diferentes dentro de un mismo espacio, somo dos mentes mundanas, un reflejo y una sombra, somos el agua y el aceite que muchas veces logran tocarse pero que fácilmente no comparten nada, jamás se juntan, sólo comparten el contenedor. ¿Quién podría referirse a ella sin agregar una ese al final de la palabra? ¿Quién podría fascinarse por lo que no existe? O quizás si exista, quizás haya un más allá o un más acá, un comienzo, un final.
No quiero decir más de lo que me corresponda, no quiero ser más frágil que ella, que la otra, no quiero fundirme en su juego, no quiero ocultarme tras la mirada brillante de la oscuridad, de su oscuridad. Ella no existe para mí, pero creo que a veces creo en ella, ¿podría hacerla eso real?
No quiero apoyarme contra el suelo, no quiero mirar al cielo, ver sus ojos reflejado en este, tampoco quiero mirar al prado y ver los otros ojos reflejados en este. No quiero ser el agua ni el aceite, no quiero mezclarlas, no quiero tenerlas, no quiero sentirme fascinada por las dos mentes, por las dos sonrisas, por los pensamientos opresivos y los liberales. Soy ella(s) soy yo, somos nosotras. ¿Qué puedo decir?
Al cielo o al infierno que no me deshago de esta sensación, no me deshago aún de las palabras, de las acciones, de las lágrimas que muchas veces no entiendo. De repente me fundo en el vaho de la oscuridad y en el aliento de la luminosidad. Me enfrío y me caliento, a veces un polo a tierra, a veces la levedad me eleva me llena y los llanos sentimientos simplemente dejan de existir. ¿Cómo decirle a ella que somos cuando soy sólo yo? ¿Cómo decirme a mi misma que ella es la que está actuando? No puedo, simplemente me abandona, vuelve, me cierra los ojos y cuando menos pienso, no está.
Entre letras alocadas, entre canciones, entre demencia la fragilidad, la fortaleza, no lee palabras, no escucha canciones pero muchas veces sólo se las escribo a ella, sabiendo que cuando las leo un frágil trozo de ello nos pertenece. Desempolvo las canciones, los míseros momentos, los tibios, los helados. Me vacío frente al espejo y la repudio, repudio esa imagen, repudio lo que mis ojos ven, de repente se sienta a consolarme, llora conmigo y luego con cierta sonrisa pintada en los labios se va y me deja a la deriva. Me derriba, me levanta, me da respiración y luego simplemente me roba el aliento. Me hace temblar, pero ¿por qué si todo está dentro de mí?
Las horas, los silencios, algunos incómodos, algunos necesarios, nos sentamos juntas en la habitación, una quiere creer, la otra quiere hacerle creer, juegan a las cartas, juegan a los demonios, juegan sus juegos, se temen, se abrazan, luego se odian, se repudian y se gritan frente al espejo. Es el diario vivir; medianamente natural.
Ella en una pantalla, ella al otro lado. Una imagen, una fachada; la carencia de límites. Por otro lado la esencia, la sensibilidad, la sonrisa tímida, los ojos resguardados tras la barrera de lo cognitivo. Habla pausadamente, mirando al horizonte mientras ella la mira y se burla, luego habla ella con rapidez, con claridad; evidentemente se burla de las palabras, se burla de la tranquilidad, de lo infinito, se burla en su cara y en la cara de toda. Lo odia, vive en su misantropía, quizás eso también lo compartan, sólo que...
Bueno, ¿qué más da?
no busco libertad, sólo busco tranquilidad... ¿quién podría lidiar con tales enfermizos deseos de libertad? Creo que nadie podría, al menos yo muchas veces no me siento capaz de hacerlo, ahora bien... ¿qué hay más allá del subsuelo? ¿Qué hay más allá del magma? Atraída por la gravedad, elevada por el deseo, saturada de imaginación golpéame contra el suelo, revíveme, pero déjame vivir; déjame...

martes, 12 de abril de 2011

+Man hat nur Angst, wenn man mit sich selber nicht einig ist.+

Me encuentro entonces refugiándome en mis libros, en las palabras que me enamoran ya que nadie tiene el don de hacerlo. Me siento fascinada por las sensaciones ajenas, por el miedo, por el amor, por la fascinación, por tantas emociones que habitan a mi al rededor pero que finalmente no logro experimentar.
Me enfrento al espejo, me miro y no me reconozco. ¿Qué hay de aquella que estaba hace algunos años frente al mismo? ¿Qué hay de todo eso? Veo el peso dentro de mis pupilas, siento un calor abrasador que no es más que un producto de mi imaginación. La música me lleva a danzar sobre ella, tomo un cigarro y me siento a escribir en mi cueva, en mi refugio que probablemente no muchos se toman el trabajo explorar y creo que muchas veces es mejor antes de envenenarlos con tanta palabrería barata. Me contagio de un mundo facilista, algo tan mundano como mi alma y me dedico a regurgitar las palabras que nunca termino por decir. Me veo en sueños como la otra, como esa que no es capaz de decir las cosas y que entre lágrimas va diciendo todo aquello que con palabras no puede expresar. Me siento vacía, es todo, me siento llena de aire de nada más que lo superficial. No es tangible, no es real, simplemente existe pero no conlleva a nada más allá de lo que está ahí.
Recorro los caminos con la mente fijada en cualquier otro lugar, sigo en aquella cueva mental, me dejo llevar por los ríos de palabras, por los símbolos y no llego a nada. Por más que tatúe mi piel, por más que me deje elevar por el viento tengo la cabeza postrada en aquél lugar, en aquél punto fijo que muchas veces desaparece y luego sin querer vuelve a adueñarse de mi conciente tanto como de mi subconciente y me empapa de momentos, de pensamientos que evidentemente a mi modo de ver son incorrectos porque no debe ir más allá, porque no va más allá. ¿Qué es todo esto? Quisiera entenderlo pero me cuesta, me cuesta encontrarme entre los besos de los demás, me cuesta mirar al horizonte e imaginarme con los ojos cerrados y con la brisa pisándome los talones. Me cuesta huir de todo aquello de lo que no puedo porque simplemente es algo con lo que debo vivir y muchas veces cabizbaja prefiero evadir todo aquello, quitar la mirada que tengo fija en esas ocho letras que muchas veces me torturan.
Siento el eco que retumba entre mis oídos, siento como de repente todo se desvanece y de nuevo por más compañía que tenga me siento sola y refugiada en el silencio. Simplemente no puedo ver lo demás, lo que se halla en medio del camino sublime al que me lleva todo eso que alardea dentro de mi cabeza. A veces creo que la demencia me queda corta, que lo ácido ya ni siquiera me despierta sensaciones, que lo que sabe, a mí ya no me sabe a nada.
Al final sólo quedamos nosotras, la que está al otro lado del espejo y yo misma que ni siquiera puedo saber si soy yo porque definitivamente hay algo de mí que no logro reconocer. Hay algo en mí que está al otro lado de una barrera que no logro derribar. Así mismo me encuentro, así mismo toco el cielo con las manos y caigo de cara contra el suelo; prefiero la inconciencia aunque esta tenga un control fijo sobre mí. Inconveniente pero real, más real que la propia existencia porque a veces siento que soy un alma sin rumbo a punto de irrumpir en la vida, en la realidad que yo supongo real pero que nada me hace comprobar que así sea. Me parece desconocido, me parece lejano, me parece un punto neutro que estoy lejos de alcanzar y que cuando siento que está entre las palmas de mis manos se escurre de nuevo hasta la lejanía. ¿Es acaso real?
Esperanza, eso es lo que llamo esperanza, algo de lo que la otra cara del espejo carece y que de repente me arrebató a mí. Lo que no logro hacer en mi vida cotidiana lo realizo en sueños. Me tiro sobre el piso, pataleo, lloro y todos me miran, se burlan de mí mientras yo en la infinidad grito palabras que nadie entiende, palabras que no logran penetrar en los oídos de nadie. Simplemente caras alegres con palabras de consuelo cuando lo que yo menos necesito es un consuelo... ¡si lo que necesito es vivir!
Estoy cansada y tan carente de tanto que poco es lo que se refleja sobre el agua. Todas esas carencias son las que me derriban y me hacen levantar, pero aún no puedo encontrar un punto de partida porque si para abajo no es suficiente tampoco lo será para arriba y ni siquiera estoy en el centro de esas dos, simplemente estoy ahí, ubicada en una ubicación que no existe, que me lamenta y que yo lamento también. Le acompaño en su condición, le acompaño en su pensamiento lastimoso que me observa de lejos y a la que con una sonrisa tímida casi irreal y con la mano medianamente levantada saludo con un desdén despreciable.
**...Man hat nur Angst, wenn man mit sich selber nicht einig ist.
-Hermann Hesse, Demian...**

lunes, 28 de marzo de 2011

+Perpetuo más no permanente+

Son veinte ya; veinte momentos, veinte días, veinte meses, veinte años. Un dos acompañado por un cero, la agonía infinita de las cruciales noches donde depositó sus caricias en un manojo de ilusiones ardientes, quizás frustradas. En su boca las palabras, en su mente innumerables y repetidas veces donde dos palabras acompañadas lograros una composición completa. En sus sueños la fantasía, en sus ojos la magia, en su esencia el balance adecuado, la chispa que parecía indeleble y de repente nada.
Se miró al espejo, se encierra en los latigazos, en el fantástico sabor de lo innombrable. Intrigas alusivas al rencor, a la infinidad, al vacío infinito de lo que carcome en el ínfimo recado de lo que escribió con sangre en las hojas blancas que le prestaron para vivir de nuevo.
Se desprende de lo efímero el sabor de la unicidad, es que no se encuentra fácilmente, esa que agobia pero que lleva a la fragilidad. Cuando muchos se cuestionan el por qué, responde tan sólo "no lo sé, es indescriptible." Un juego teñido de fascinación, teñido de cierta amargura, un trago con sabor a nada, un sueño ridiculizado por esa misma fascinación, simplemente se devuelve al comienzo y vuelve a crear un ciclo de palabras inquebrantables, de desasosiego que ya no hiere pero que sí va marcado con algo más que silencio.
Indestructibles palabras que con tenacidad envuelven la sinceridad repartida que pocos conoces le lleva al olvido, al demencial olvido que muchas veces le alumbra y le satura. El fiel alocamiento, algo que le roba el espíritu cantante desafinado; las notas de vanguardia que le oprimen contra el muro y le hacen agachar el mentón. Sobraría decir que está bien, sobraría decir que ya no le extraña, que simplemente son palabras que están impresas en las huellas de un corazón orgulloso que ha besado con fragilidad campos de margaritas. No es más que la repetición de lo ya repetido anteriormente, simplemente ha sido recalcado en un léxico menos próximo al ya expuesto.
El ángel terminó por recortar sus alas, el ángel terminó por vaciar el vacío y vaciar sus labios en los otros que ya no le pertenecen. Se condenó a la desaparición así como en principio este condenó su alma a un olvido inolvidable, pero atravesó las barreras; ése ángel simplemente se condenó a una cadena perpetua de sufrimiento y lo impregnó en su piel, en sus frágiles alas que le fueron arrebatadas y que terminaron por convertirle en un ángel caído.
El ángel que parecía ser tan fuerte se ha refugiado en sus canciones para ocultar aquello que le aflige, en cambio él ha saltado desde lo alto para volar libremente fuera de lo perpetuo, de lo alucinante que ya no le hace alucinar.
Se fue y no volverá, al menos no está dentro de sus planes. Ya no es tiempo de saldar deudas.

domingo, 27 de marzo de 2011

+Fascinación y destrucción+

Se pretende encontrar cierta simetría, cierto algo en un no-sé-dónde, un flagelo, quizás el olvido o el reintegro a un lugar del que se quiso escapar. Nada como sentir las cosas en el propio pellejo aunque a veces resulte ser absolutamente nocivo; cuando se siente es difícil tragarse las palabras y aceptar que se está completamente equivocado o que probablemente se ha entendido el significado de algunas ciertas cosas que quizás antes no eran constantes ni persistentes dentro de un panorama medianamente normal. ¿Cómo entenderlo? ¿Cómo pretender entenderlo cuando no se ha vivido?
Las decisiones, las elecciones, el sinfín de tanto y de nada, de los parámetros abruptos entre fascinación y destrucción. Esa simple búsqueda de lo innato no es del todo innato, es simplemente el carácter fugaz de lo que se podría llamar experiencia, de aquello que muchas veces llega a un punto poco comprensible, aquél punto donde la estabilidad abruma porque se sabe que en algún momento habrá de romperse de repente. Entonces las innumerables cicatrices, las arrugas sobre la piel, los inmensos deseos de más y allí ellos y ellas, allí los tantos y los cuantos abalanzándose sobre el primer trozo de novedad sin más.
Ahogadas las palabras entre copas se libera un poco el espíritu, es innegable que de repente llega el momento de estallar, de no querer reprimir más aquellas elecciones, aquellas decisiones que quizás en algún momento le hacen sentir sofocado, aquellas mismas que a veces simplemente abrasan sin remordimiento y carcomen a cuentagotas. La liberación no puede generar nada mas que alivio y luego la búsqueda de algo que llene esos vacíos insatisfechos, paso tras paso, pero finalmente todo termina siendo el mismo ciclo engañoso que hace pensar que va más allá de lo común, de lo que se da a diario. Sin embargo no lo es, no hace la diferencia, siempre será lo mismo y se llegará al punto de partida.
Existe una conjetura entre el mas y el menos, entre el carácter positivo y negativo de las cosas, de cada una de ellas, aquellos parámetros que aunque se intenten romper no se rompen. Infinidad de momentos, la diferencia entre el antes, el ahora y el después son lo que remarcan la cierta existencia del tiempo, de los recuerdos que se guardan en la mente aliviada y que escabrosamente muchas veces libera las sensaciones por medio de ínfimos estados poco trascendentales pero que al potencializarse diluyen lo ya existente y parecen borrar aquello poco trascendental que de cierta manera resulta influyente. Se le da espacio entonces a la desigualdad, al momento de partida, al final de lo infalible, de lo que no se puede anular. ¿Cómo podría eso llamarse balance?
Olvido, innecesarias aclaraciones que resultan banales, aquél anhelo por recibir quizás un trozo de lo que se dio, esa constante búsqueda de la que casi todos son partícipe por más que lo nieguen, esas expresiones que dicen tanto pero que probablemente ni las señales de humo canalizan del todo, ese S.O.S constante entre los seres humanos que pretende aparentar una cierta compañía que quizás los demás no interpretan, ese deseo reprimido de saber lo que el prójimo piensa y que no se es capaz de cuestionar, ese desastre interno que va robando de a pocos, esa pequeña miseria... y de repente allí no hay nada al tacto físico, de repente simplemente se extingue.
(...)
Imprescindible manera de llegar a lo prohibido, a lo ilegal, a lo que no es válido, a lo que se evapora con el calor interno. Esa suavidad física no es más que la ausencia de lo delegado y de lo inalcanzable. Se ahogan en mares de estruendos, entre las luces intermitentes que les roban el alma con cada nota que desprende la cátedra que les dicta el alma y allí ellos tan débiles y tan frágiles. La liberación de sus almas es lo que sus cuerpos les proporciona, salen entonces de ellos las aguas turbias, las represiones, la sensibilidad, y con ello regurgitan sus sesos, esos que les perturban. Es factible que las lágrimas se confundan con el sudor, que sus miradas tristes y vacías se complementen con el hedor de la embriaguez y la fugacidad de cada momento y que sus pies vayan al ritmo de los pasos que normalmente fuera de aquella cápsula serían prohibidos. Se van desinhibiendo casi que hasta el punto de la degradación. Esa insatisfacibilidad es aquella que muchas veces les obliga a lanzarse por los abismos, por la borda con tal de enunciar algo diferente, algo un poco más diverso que se desprenda de lo cotidiano, pero más allá de eso, que les proporcione una alucinación no muy prolongada que les eleve los pies de esa realidad que muchas veces resulta frívola y tortuosa, y ellos temerosos buscan refugio en sus fantasías, en esas fantasías que crean ellos mismos con tal de arrancar esa sensación de sobriedad y de realidad que les arrebata las palabras, la vida que se les escapa por los ojos.
Se sumergen en la música, en el arte, probablemente en aquello que no les gusta, en aquello que no les satisface con tal de dar cierto contentillo y se sienten solos, frágiles y entristecidos. Pierden su esencia, se van por los límites de lo inalcanzable, se sueñan a sí mismos en sus propios sueños y prefieren llevar vidas paralelas que evidentemente jamás se juntarán. Las bifurcaciones en medio de sus caminos no son más que obstáculos y se hallan perplejos ante lo que les espera, sin expectativas y con miedo.
Recogiendo de entre las sobras aquello que les brinde algo de suavidad y sensibilidad se ahogan entre gotas de rocío, se conoce entonces la desidia, ese paso que se desea dar pero los pies comienzan a temblar, no se sienten capaces de alcanzar el mañana y prefieren quedarse en el ayer, quizás prefieren quedarse en las simples palabras. Una paz temporal invade, una sensación de nirvana envuelve los lamentos sordos e inaudibles, pero todo se esfuma, se va con el humo, con el vapor, se mezcla en el aire y termina por llegar a lugares inalcanzables, tan inalcanzables como el control de la vida misma. Se anhela tener el control, se anhela el poder, pero aquellos que demuestran ser los más fuertes son aquellos que son más frágiles, que se derrumban pero prefieren callarlo por miedo a mostrarse vulnerables ante los demás, ante aquellos a quienes les han mostrado la suficiente fortaleza. Aquellos que ofenden tienen más miedo que aquél que recibe con desdeño críticas destructivas que surgen de repente de entre las piedras. Aquellos muchos a quienes poco les importa lo demás son aquellos que terminan por comerse las rocas y la arena. Son esos quienes fácilmente se ahogan en sus propias zozobras y en sus gritos mudos. Ellos terminan por desaparecer en el olvido y se excusan en su ego, terminan por caducar, terminan por ser parte de la inexistencia puesto que se los lleva el olvido y con este desaparece la intransigente devoción de estos quienes huyen de lo existente. Se fueron, se van se irán y finalmente desaparecen en medio del halo que se imprenta en las ventanas al amanecer.

martes, 8 de marzo de 2011

+El mísero espacio de fragilidad+

Falencias varias, una emotividad bastante cautelosa se apoderó de mí. Fascinación, ¿qué más podría sentir por algo así? Entre tanto, buscando entre las rocas, entre la basura, motivos, emociones, situaciones o quizás algo que me sacara de tal estado fue donde me encontré con algo inesperado, me encontré conmigo misma al frente del espejo. ¿Dónde estaba metida esa imagen que empecé a desconocer? ¿Dónde se había puesto ese lugar que no me quise dar durante un tiempo? Me perdí en el romanticismo, en las nimiedades en las que no debí rebuscar algo que parecía innato y me reflejé sobre el agua, sobre las ondas que causaban las hojas que caían de aquél sauce triste.

Carente de inspiración rebusqué millones de sensaciones, hace mucho no llegaba a tantas conclusiones a tantas noches en vela pensando en nada porque las carencias sobraban, parecían ser el único tema de conversación posible en mi cabeza; me abandoné, los abandoné, abandoné los estados a los que me prendí y me desprendí de la vida por unos cuantos días, me desprendí de lo cotidiano, de la rutina como tal. ¿Qué era aquello que estaba buscando? ¿Qué era aquello? ¿Por qué siento que así no esté ya no me hace falta?

Me encerré en una caja (probablemente similar a la de Pandora) me dejé morir para renacer, para lamer la heridas que por poco me estaban acabando, esas que me estaban pudriendo de a pocos y que cada vez se abrían más. Vacíos incomprensibles difíciles de rellenar, heridas abiertas imposibles de coser porque las fuerzas simplemente no bastaban y el hilo era escaso y aunque me resulta difícil entenderlo, nada más que el tiempo fue aquello que logró coser con hilo de oro aquellas tantas marcas que dejó la vida sobre mí.

El sabor metalizado de la sangre en mi boca me dejó atónita, pensé millones de veces si sería capaz de comprender el por qué, el simple hecho de no poder deshacerme de lo que considero indeseable, ese sentimiento de impotencia, de desigualdad, ese desequilibrio que no conlleva a nada más que el silencio absoluto, a un sinónimo de silencio, a una metáfora que no conocía; a un símil que describiese la palabrería, las lágrimas y el perdón por aquello que ni siquiera se llevó a cabo. ¿Dónde decidí meterme después de todo? ¿De dónde saqué fuerzas para enfrentarme a tal batalla?

Del preludio pasé al interludio con las alas invisibles que creé para volar lejos de aquellos terrenos bajos, de aquél lugar lúgubre que agradezco haber conocido pero al que realmente no quisiera volver. No quiero sumergirme en las aguas turbias de las que con poca facilidad logré escapar, salí a la superficie después de tocar fondo tras fondo, después de cavar bajo los suelos helados de la desolación, de la frustración, salí a flote, volví a ver el cielo, las nubes y las estrellas, la lluvia que decidió empaparme con su suavidad; definitivamente en mi boca había algo que podría ser todo excepto el sinsabor de la la desidia.

Estruendosos momentos, la música me recordaba las vidas pasadas, lo inservible, incluso llegué a sentir que ni siquiera la música podría revertir lo ya realizado, las frágiles lineas con las que delineé mis brazos en momentos de desespero. Me facilité entonces las vías de acceso, no sabía a donde llegaría, no sabía cuando se calmaría la corriente que me arrastraba, pero siempre guardé la esperanza, siempre guardé el pequeño motivo y me hallo aquí fascinada por nada, pero a la vez llena de lo invisible. Ahora espero, espero con tranquilidad y sin mucho miedo. Sé que aunque no estoy del todo fuera, un gran porcentaje de mí se halla fuera de aquélla desafinidad que resulta ser mis flaquezas.

Me dirijo entonces con los pulgares más firmes que nunca, con los índices manchados de experiencias y con los deseos más ardientes que nunca, me dirijo a la fragilidad, me dirijo a ella con firmeza, con decisión, marco las equis, marco en círculos rojos y voy danzando con mis dedos que danzan con la pluma y la tinta sobre el papel que resulta la pista de baile más fascinante que he conocido. Me deslizo, me muevo, sonrío y sigo en paz, escupiendo montones de palabras, escupiendo en la cara de muchos que quisieron verme caída pero que no lograron hundirme hasta el fondo y me río de ellos y de sus malos deseos o en efecto me burlo de sus deseos hipócrita...

Abnegando mi posición ante varias palabras, arrojando sinceridad ante los ojos tenues de muchos, me veo obligada a partir, me veo obligada a dejar en claro que hay más fuerza en mis palabras que en la misma noción de mi esencia, pero no puedo negar que la fortaleza adquirida de cada recaída hace que mi esencia tome más forma, más fuerza. El alma joven y el joven cuerpo habrán de aprender de tantas caídas como de tantos levantamientos y renacimientos. De seguro la fuerza impulsará esos latidos varios que muchas veces carecen de realismo, aquellos pálpitos que golpean en el pecho y que de cierta manera logran cuestionar una pieza de la existencia. Los ojos que alguna vez miraron con desdeño ahora sólo se concentran en encontrar plenitud, la que ya empiezan a ver y aquella que las palmas de la manos pueden sentir. Ese halo de inspiración, ese halo de afinidad con la vida, ese halo de ser o no ser lo que se fue sino de reorganizar lo que ya estuvo está más presente que nunca.

Cantaré entonces sin miedo, gozando las notas, imprimiendo frágiles notas de agrado para los oídos que son aquellas disonantes que en algún momento salieron a flote pero que han recuperado su armonía. Gracias a ti la noche, gracias.

martes, 22 de febrero de 2011

+Dos puntas+

Increíble fascinación por lo prohibido, por aquello que resulta innato. Suavidad al hablar, al sumergirse en sus pensamientos, en las miradas infinitas y en las clasificaciones inexistentes. Tantas veces se le obligó a partir desde un punto intermedio y se dio cuenta que lo suyo no eran los estereotipos, no era lo que solía encontrar en la mirada de cualquier ser humano que se le cruzase por en frente. Sentía fascinación por aquellas miradas penetrantes, por los pasos rápidos que aparentaban ser lentos mientras le carcomía la mente el hecho de toparse con la mirada de ése alguien en la mitad del camino sin más que un prejuicio enamorándose por varios segundos de lo que seguramente perdería antes de cumplirse un minuto de ello.
Lo que desea se enfría, lo que está no lo encuentra y busca entre la basura. Se considera especial pero finalmente no es más especial que la realidad, no es más especial que lo que no es innato. No es diferente, nunca lo fue, probablemente convenció a muchos de eso, pero no fue real, no lo hizo real, terminó actuando como actuaría cualquiera en su lugar, frío y solemne. Idiota, egoísta. Se sumergió en su humanidad, en la perseverancia de su lógica, aquella que le resulta casi que perfecta pero que no es más que terquedad humana. Efímero fantasma indeleble que terminó por desvanecerse con sus experiencias y actos poco coherentes. ¿Qué coherencia explicaría el que no sea concebido con los actos aquello que piensa con la cabeza? Tanta palabrería y nada de coherencia. Fantasía...
Enemigos varios, eternidad no concebida, no existe la perfección y cree que le pertenece esa palabra. Pobre alma llena de nada, fascinada por las carencias que le carcomen. Pobre ser, pobre de sentimientos, carente de motivación. Maldito fantasma, maldito.
Fantasea... rodea... y se va pues no existe finalmente...

martes, 15 de febrero de 2011

+Funny Valentine+

I can't break this spell, every time I breath I feel it deep, deep inside my bones, deep inside my heart. Would I ever know what this is? I have to pick the pieces I lost, I gotta be strong and face the truth, no matter what, no matter how. I just can't pretend I don't even care, because I do, I care more than I thought...
Since I've been feeling this way I can't really imagine how big it was...is. How hard it is when you feel it's not enough, when you feel you might break into pieces with just one word, with just one smile... when you just feel that nothing would ever fill that space in between your stomach and your chest...
"Have you ever felt this before?" She asked... of course I did, but I couldn't tell her the truth even knowing she knew it. I answered "Yes, I have, but it was some time ago..." she laid there on the ground, I was wearing glasses so I could watch her and she couldn't notice, but I'm sure she knew I was staring at her just contemplating her beauty. I couldn't take my eyes off her.
She was broken, so I was. She was thinking of... I just don't wanna say it, and I was thinking of her, I was just trying to think of something else but I just couldn't do much about it, I was just lying there, disperse and full of thoughts, full of nothing... how would it begin? I wasn't capable, I wasn't strong enough. Almost two years, almost two fucking years feeling that way and I just couldn't say anything at all... how sad!
What happened to us, girl? What happened to all those words? What happened to all those promises we made? I guess I was so unconscious, I guess I wasn't able to make her feel a bit of what I felt... I just... nevermind.
I wont, I wont do that, it's enough, I wont... even knowing that I love her, even knowing that I would do anything for...
Ok, no more. Stop! Stop! But I just can't... Shut up! You can... No I just...
(...)