miércoles, 4 de agosto de 2010

+Sinónimo de naufragio+

Ya no sé que día es hoy, tampoco sé si anochece o atardece; si llueve o simplemente hace sol. Millones de cosas se pasan por mi mente y por mi corazón. Miles de palabras que quiero decir y recitar pero simplemente no salen de aquél lugar donde se encuentran refugiadas. A veces me gustaría gritar y sacar lo que pasa momentáneamente por mi pensamiento, pero simplemente no puedo hacerlo, evito hacerlo. Me escondo en una sonrisa irónica, me escondo en pensamientos simples y ya, hasta ahí va, no puedo pasar de allí, tan sólo puedo apegarme a una canción que me toca el alma levemente, sólo puedo tratar de ignorarme a mi misma y a mis pensamientos. No puedo, simplemente no puedo, y por eso tengo que escribir, por eso tengo que liberar, sacar, auscultar o como desee llamarle.
Tan sólo logro empapar mis manos de un valor cobarde para refugiarme y a la vez para gritarlo así no sea un grito audible. Recorro caminos con mis dedos, me hago preguntas pero no llego a una respuesta concreta, o bueno, quizás si llegue a la respuesta pero es probable que prefiera hacerle pasar desapercibida y seguirme preguntando por simple orgullo.
No había fingido hace mucho, no me sentía incógnita de nadie ni de nada hacía mucho tiempo, me sentí libre y sentía que volaba, pero de repente una fascinante sensación extraña empezó a grabar palabras que después de un momento se tornaron insoportables. ¿Es eso lógico? ¿Es lógico sumirse ante tanta demencia? No lo creo, no quiero que así sea, pero así es, así es que lo estipulé.
¿Por qué habría de ponerle límites a algo tan sencillo? Pues realmente, no lo sé, y por eso no lo hice, y es tal vez por eso que me encuentro aquí de repente sin más. Pensé que quizás podría ser valiente y enfrentarme ante una guerra donde me juré ganadora, pero que simplemente ahora me está derrotando. Es mi mente, es mi imaginación, quizás sea real, quizás no sea nada o probablemente sea todo lo que nadie se imaginó nunca. Probablemente todos lo imaginaron y yo fui la única que no quiso ser parte de esa emotiva reunión de pensamientos y sentimientos encontrados que me causaba el hecho de sumergirme ante algo donde no poseo el control absoluto, de hecho donde no poseo el más mínimo control.
Ya sumergida en esto no hay salvavidas para salir, para encontrarme de nuevo con el regocijo que me causó una cascada simple e irrevocable. Me sacia, me toca el alma, me identifica y me carcome levemente. A veces prefiero callar, a veces simplemente no puedo hacerlo, hoy no dije nada pero tampoco callé mis palabras para que fueran libres. No me cohibí de pensamientos, pero tampoco les hice caso. ¿Entonces ahí qué? ¿Me engañé o simplemente "no le dí importancia"? Ya no sé a qué juego, ya no sé cual es el famoso juego, ya no entiendo nada, y de cierta manera lo entiendo todo (aunque preferiría no hacerlo)
Millones de acciones, millones de palabras involucradas, tan sólo una mirada y se va todo al piso, como si nada. El simple olor, el abrazo, la desidia de algo que finalmente no comprendo. ¿Por qué? ¿Por qué a mi si siento que no he podido ser más sincera? Fácil, es increíble la facilidad con que las cosas llegan a suceder, a doler, a molestar, la facilidad con la que me encuentro con un manojo de minutos inservibles que no me acortan pero sí me alargan el tiempo.
¿Qué pretensiones han de haber de por medio? ¿Qué es eso que no puede hacerme ser eso que deseo ser en torno a lo ya mencionado anteriormente? Es patético, es ridículo, quizás llegué a pensar en algún momento que eso que hoy considero imposible, iba a llegar a ser tan fácil de reconocer en terrenos ajenos. Me vine a creer la salvadora y redentora y terminé más lastimada que cualquiera de aquellos que deberían haber sufrido la laceración. Vine supuestamente a curar algo que no sabía que existía y después me veo allí, pintada en un horizonte que no me pertenece; es claro, me encuentro en él pero no sé si combine yo allí, donde no hallo ningún tipo de identidad. ¿Qué soy allí? ¿Quién soy allí? ¿Qué papel desempeño allí? Lastimosamente jamás el que deseé llevar a cabo. Llegué con fructuosas aspiraciones y terminé en el suelo de los que los pudre la tierra. Llegué con mis manos llenas de infinitas desolaciones que de repente se tornaron en algo hermoso, y ahora me he quedado sin nada material que ofrecer, pero con mucho en el alma para expresar; algo que me resulta nulo, que me resulta ser las palabras que evidentemente no recibiría por nada del mundo, aunque pagaría lo que fuese necesario por ellas.
Se me rompe el cielo a pedazos, me eriza el frío, me hiere, me lastima. El cielo está gris, llora porque se siente solo, llora y se estampan sus lágrimas en mi ventana. No entiendo por qué de mi cielo no han de salir lágrimas, porque en sí, creo que necesito un poco de ellas, pero no salen, se acostumbraron a escampar en la inmensidad del alma y se quedaron limpiando las palabras que decidí redactar. Tantos impulsos, tantos momentos que se quedan sólo en momentos, suspendidos en el tiempo, y con ellos la impotencia, la insatisfacibilidad, la que alguna vez me satisfizo y que ahora se burla de mi y me juzga con su mirada.
Y ahora me pregunto, ¿qué tan ciertas son aquellas palabras? ¿Qué tan cierto es aquél deseo impulsivo de una noche helada? No sé hasta que punto exista eso, no sé hasta qué punto sea una fantasía o un espejismo. No sé si exista tal felicidad y más sabiendo que el otro horizonte es mucho más hermoso a los ojos de quien lo ve. ¿Qué tiene ése que no tenga el mío? Supongo que todo, supongo que todo lo que tiene el mío lo tiene el otro, y que todo lo que le falta al mío también logra tenerlo aquél. ¿Por qué?
Supongo que prefiero cerrar mis ojos y pasar por encima de lo que siento de nuevo, estar dispuesta a lo que haya de venir con todo este manojo de incrementos y decrecimientos que vendrán. Me imagino que no me iré hasta que me trague la tierra, hasta que me convierta en pasado y me regrese de donde vine. ¿Será? Porque aún no ha sido, pero quizá sea, como probablemente no lo será. ¿Qué más da?

lunes, 2 de agosto de 2010

+Ni frío, ni caliente; simplemente tuyo+

A veces no es encontrar las palabras, muchas otras veces es simplemente buscar sin encontrar nada. ¿Qué sé yo? ¿Cómo decirlo sin que suene a mucho pero que sea suficiente? No lo sé, no hay claridad, simplemente se siente y a veces resulta indescriptible.
¿Cómo será? ¿Cómo sería? ¿Cómo seré? La verdad no le encuentro ningún tipo de explicación. No encuentro la manera exacta o perfecta donde no suene ridículo pero donde tampoco suene crudo. No me gustaría que fuese lo mismo que siempre suele escuchar, pero tampoco quiero atravesar las barreras aquellas que limitan con la cursilería. ¿Me hago entender?
De repente reunir todo lo que se siente, sentirlo, por supuesto, y tenerlo en las manos, pero no saber qué textura tiene, tampoco a qué huele ni a qué sabe. Acariciarlo con ternura, querer hablar de aquello que se siente y que a la vez sin poder hacerlo me resulta un poco ridículo, sin sentido, pero me inspira a hablar, me inspira para hablar de ello sin siquiera entenderlo, ilógico, porque para mi no tiene logía alguna definitivamente.
No puedo con metáforas, ya he usado suficientes, no creo que sea lo necesario para lo que necesito decirle y ahí es cuando no me hallo mientras está en frente mío, mirándome a los ojos y preguntándome con suavidad: "¿Por qué?"
(...)
Por tantas cosas, si tan sólo supiera, si tan sólo pudiera tocar eso que tengo en mis manos con las suyas y sentirlo como yo lo hago. Si pudiera entender que mi interés no está en un simple abrazo o un simple beso, sino que mis deseos van más allá de un contacto físico; si supiera tantas cosas que no con palabras puedo explicar...
Pero siempre termina en lo mismo, siempre termina en metáforas explícitas subjetivas que no llegan tan siquiera a ser una pizca de lo que pienso, de lo que siento. Me quedan pequeñas las metáforas y me quedan grandes las palabras. Si de tan sólo palabras se tratara, podría regalarle un universo de ellas, si de miradas se tratara, podría darle las que necesitara para llenar su alma, pero no, no quiero, no puedo, porque me sobra mucho, es algo que las palabras no lograrían describir por dos simples motivos: El hecho de no poder describir lo que siento y el hecho de no querer que las palabras se las lleve el viento.
Si tan sólo las palabras y las canciones bastaran, podría enamorarla en segundos; si bastara con simplemente sonreír le regalaría cada día una sonrisa para conservar intacto eso que siento, eso que experimento y eso que vivo a cada segundo.
Tan sólo bastó un segundo para sentirme tan diferente y tan igual; tan sólo bastó un momento para inspirarme con algo simple que me llenó de fuerza. Bastó con cerrar los ojos, respirar hondo, luego botar cada bocanada de aire y sentirme única e inspirada pero igual a los demás. ¿Quién lo podría entender? ¿Quién podría descifrar cada una de esas sensaciones? Creo que nadie, creo que nada.
A veces tan común, a veces simplemente tan elemental; muchas otras veces compleja, llena de preguntas, de cosas por expresar, pero la impotencia es aquella la que me ciega, la que no me deja abrir los ojos para encontrar la manera adecuada de abrir mi boca y pronunciarlo así como lo siento, sin saber siquiera qué nombre se le puede dar a eso.
A veces tan ardiente, a veces simplemente variable, pero intenso, muy intenso, como una chispa que quema una hoguera dentro de mi. ¿Ya ves entonces como recurro a las malditas metáforas? Una vez más, a punta de metáforas, a punta de todo y de nada; de dulzura y de acidez. Es amargo pero a veces es tan dulce; a veces se siente tan caliente que quema y a veces simplemente hiela, y eso es lo que me gusta, más allá de una belleza superficial que no es un secreto para nadie, es todo y la vez nada, repito; tiene extremos absolutamente opuestos que cada día llegan a gustarme más y más.
¿Qué es? ¿Qué es eso? ¿Cómo le llamarías? Porque yo sinceramente no tengo un nombre para ello, tampoco me conformo con llamarle "simple sentimiento", porque no es simple, de hecho resulta bastante complejo. ¿Lo entiendes? ¿Me lo explicarías? No sé si yo quiera entenderlo, pero con que tu lo entiendas ha de bastarme para saciar aquello que tengo en la punta de la lengua y que de repente vuela y vuelve sin avisar.
¿Alguien había puesto ante ti tantas cosas carentes de sentido? ¿Había alguien arrastrado sus dedos rápidamente sobre un teclado, escupiendo palabra tras palabra de repente sin más opciones que casi susurrarte al oído lo que siente por ti? No sé si sea lo mismo de siempre, no sé si alguien te había hablado tan desde adentro, no sé si alguna vez recordarás cada letra que contiene esto que aquí escribo. Lo único que sé en este momento es que necesitaba sacarlo, decírtelo, tratar de hacértelo sentir, así mi intento sea fallido...