domingo, 31 de julio de 2011

+Contraste+

Odio los silencios prolongados, las noches en vela. Odio los recuerdos machucados entre notas musicales y el leve olvido del que carece la madrugada. Sin embargo, me fascina el color de las mantas y el leve olor que tiene el rocío al alba.
Odio el no sentirme viva cuando respiro, odio pensar que ya todo se ha dicho cuando yo lo he pensado y me molesta profundamente encontrarme mirándome al espejo y encontrar a una persona diferente a la que yo reflejo interiormente. Sin embargo aprecio las madugadas llenas de música, las falencias de los otros de las que me alimento para hacerme más fuerte y ni se diga de los vacíos silencios que acompañan las palabras tristes de aquellos que buscan refugio en lo efímero y frívolo.
Sí, estoy agradecida tanto como decepcionada y desdichada, pero al menos me siento feliz y aunque no conforme con tal felicidad, me gusta la opacidad cuando es necesaria.

sábado, 16 de julio de 2011

+El estanque+

Las luces apagadas, el cielo cenizo y el fuego quemándonos. Las hojas tristes que escribí se van quemando en tal hoguera que creé con el propósito de dejar el colapso atrás y enfocarme en el amanecer, en el horizonte, un horizonte que ni siquiera está claro, que no puedo descifrar. Me siento a ver como se consume esa pieza de alma y con este me consumo yo, se consume ese pequeño trozo de mí que alguna vez regurgité por medio de palabras y que de repente empieza a incinerarse, a consumirse como la misma fragilidad de los sueños que deposité en ellas.
Aquellos momentos que con suavidad dejé pasar, son el conflicto interno que se halla en el vaivén de la tinta, de las letras que postré ante mis ojos muchas veces con estos inundados de sentimientos, de momentos, de silencios y entonces me escondí tras las hojas, tras la pantalla de un ordenador, tras las historias que creé para aquellos seres inexistentes que supongo leen aquellos trozos ínfimos de incoherencia que salen de la boca invisible que me fue borrada. Fui ese dibujo que fue eliminado, fui esa obra de arte que terminó por ser botada dentro del cajón del olvido, aquella musa a quien le fue borrada la boca para permanecer en un silencio permanente; Definitivamente escribirle al olvido es como gritarle a las paredes sordas para aislar el sonido de los oídos sordos de los que le rodean y los cuales no perciben ni la noción de lo que puede ser cada frase.
Simpleza, complejidad y franqueza. ¿Qué ha sido de todo aquello? Se quedó oculto en las frases llevadas por cierto sarcasmo, se quedaron olvidadas en el frío halo del viento en las mañanas, esas típicas mañanas donde el café es aquello que le da un olor diferente a cada uno de los amaneceres, a cada madrugada fascinante que eventualmente termina por convertirse en un soplo de nada, en las cenizas quemadas de la hoguera donde se manchan los pies con las sobras del carbón, donde las manos ya no pueden hacer mucho porque finalmente se ha cegado la realidad.
Fundida entre te amos falsos, sobre gustos reprochables e irreales me vi frágil ante la realidad, me vi sumergida en mundos y papeles los cuales no me correspondían y fue allí cuando francamente me dediqué a perder las letras, a encontrar inspiración en musas inexistentes, fue cuando finalmente me dediqué a crear historias de amor que me hacían saborearle de a pocos, pero cuando finalmente iba a dar el último trago, me daba cuenta que debía optar por devolverme al punto de partida devolviendo todo ese amor creado a su contenedor y envidiando a los personajes de las mismas por estar cruelmente enamorados del amor. Fragilidad al fin y al cabo.
Desdichada crueldad, desdichado falso dolor, tantas lágrimas desperdiciadas en una idea más no en una acción como tal. La música, el arte, qué sé yo, una que otra película que me inspiró a escribir letras indelebles. ¿Y qué hay de las sonrisas? Esas si que ocasionalmente fluían con naturalidad, llegué a pensar que la felicidad se había convertido en dependencia, llegué a confundirme entre amor, sexo y vicio y pensé que el agua servía sólo para beber. Ridícula visión falsa, ridícula expresión y estúpidos momentos de ira desahogados bajo el agua, finalmente terminaban por ahogarse más y más.
++++
Cuando la vi bajo las sombras me dí cuenta de que se hallaba lejos de casa. También me dí cuenta que era ese amor que deseaba amar toda una noche y al día siguiente perderlo en medio de las ataduras. Sabía lo herido que podía terminar, sabía que podría joderme y quemarme las pestañas al acercarme al fuego, al fuego de esos ojos, de esas lágrimas, pero sabía que si no me acercaba la perdería antes de tenerla, así como cuando se tiene un objeto en las manos y antes de comprarlo alguien se lo arrebata a uno de estas y se lo lleva consigo. En cualquier momento podría llegar algún otro desgraciado como yo y pudo llevársela antes que yo, como un trofeo ganado, así que sin más preámbulo me acerqué a ella suavemente; comencé por hablarle de todo menos de aquello que le afligía.
-En verdad no entiendo por qué las nubes toman formas tan peculiares en la noche de esta ciudad...
-Supongo que vemos lo que queremos ver.
-¿Y qué hay del viento frío de las noches de septiembre como esta?
-No son más que el manifiesto de la proximidad del otoño y el final del verano.
-Y si fuere como usted lo quiere ver, así como las nubes a la que les veo la forma que deseo, ¿cómo le gustaría que se viese el viento?
-Me gustaría que el viento fuese azul... me gustaría verle azul...
-Y si entonces uno ve lo que quiere ver, así como dice usted, probablemente el viento lo vea usted azul... ¿no?
-No, no lo hago, es sólo una idea pero ya está, no va más allá de eso...
-Entonces las nubes tienen formas ¿verdad?
-Supongo que la tienen, el punto es que usted plasma en ellas su imaginación y la que esta quiere ver porque es algo de cierta manera tangible... el viento simplemente se siente y se deja ir pero no se ve...
-Sí, es cierto, pero si lo siente lo percibe con sus sentidos...
-Sí ¿y qué con eso?
-Que la visión es un sentido así como lo es el tacto y el olor... si percibe el aire con el tacto usted puede hacer de él lo que desea...
-Bueno, pues sí, tiene razón...
-¿Y entonces? ¿Puede ver el viento azul?
-Quizás...
-Vamos, inténtelo...
-Ya lo hago... pero bueno, qué más da... ¿a qué vienen tantas preguntas?
-No lo sé, quizás puedo ser un hombre entrometido por decidir entrar en el espacio que estaba creando usted para sí misma, pero la verdad es que me llamó la atención la forma en la que miraba hacia adelante...
-¿Y es que acaso qué tiene mi mirada?
-Está vacía, sus ojos no pueden ver el viento azul así intente decirme que sí lo hace...
-En este momento lo menos que me importa es el viento o las nubes o su nombre...
-No ha sido mi intención ofenderle con mis preguntas.
-No lo ha hecho, simplemente que el hecho de que se acerque o no, o de que me pregunte por mi nombre o me diga que me quiere follar esta noche me dará lo mismo puesto que aunque lo percibo con mis sentidos, me tiene realmente sin cuidado.
-¿Y entonces por qué me ha respondido?
-Por la misma razón que le dí en mi frase anterior...
-¿Desea que me vaya?
-Me da igual.
-Y si le invito una cerveza ¿le dará igual también?
-Ya me he tomado tantas que una más o una menos no hará la gran diferencia...
-Entonces vamos.
-Vamos.

Me sumergí en su sonrisa, en sus labios frágiles, en su voz, en su mirada perdida, sabía que le daría igual si pasábamos la noche juntos o si de repente me levantaba al baño y no volvía, pero a diferencia de ella yo sí me había enamorado de ella, de su fragilidad tanto como de su fortaleza.

-¿Y cómo se irá a su casa?
-Yo no me iré, pero si tiene afán puede usted irse, yo puedo quedarme acá sola tomándome otras cuantas cervezas.
-No, no tengo afán tampoco, sólo me preguntaba si traía auto o tomaba el metro...
-Ah.
-¿Cree usted en el amor?
-El amor es cosa de locos ¿sabe? Pero yo no soy lo suficientemente loca como para creer en él, así que es obvia mi respuesta.
-¿Qué pensaría si le dijera que estoy enamorado de usted?
-¡Jaja! En verdad podría reírme la noche entera de ello..
-¡Jaja! Sí, lo sé, es verdad, ridículo pensar en ello.
-Los hombres creen que por decirle a uno un par de palabritas suaves y decir que están enamorados de uno, uno se enamorará inmediatamente. ¡Qué ingenuos son!
-Oh no, mi intención no era esa, la verdad...
-La verdad usted sólo quiere pasar la noche conmigo y por eso me ha invitado a tomar una cerveza y no siendo suficiente ha estado hablándome toda la noche. Yo no soy estúpida.
-Tal vez tenga razón y creáme que no pienso que sea estúpida. Sí, es verdad quiero pasar con usted la noche.
-Pues no más lo hubiera dicho y no le hago perder su tiempo ni su dinero...
-Me parece más interesante saber con quién me gustaría pasar la noche...
-Pues a mi no, así que vamos a un hostal.

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El estanque frío me revolvió el estómago con su olor. Me perdí.

viernes, 1 de julio de 2011

+Destino: La perdición. Comienzo+

Me dediqué a perder, me dediqué a satisfacer mis necesidades a punta de nimiedades. Me confié del futuro incierto que parecía bastante claro y desafortunadamente me acostumbre a la no costumbre; me acostumbré a la rutina que parecía no ser una rutina como tal. Caí en el círculo vicioso, en el ciclo al que no dí fin.
Me dediqué a enamorarme del amor más no de personas, a escribir por escribir y sólo salió basura, sólo salían letras con dedicatoria. ¿Será que finalmente nos dejamos ir? Yo en verdad creo que sí. Finalmente me dediqué a la vida por vivirla sin siquiera detenerme en un sólo respiro de gracia y es aquí cuando me encuentro escuchando nuevamente mi dulce Anathema, cuando finalmente me rehuso a escapar de las notas musicales, cuando por fin me doy cuenta que el camino es el que yo elijo por más que este parezca estar perdido en medio de una nube de humo, de tristeza, de lágrimas y de cariño no correspondido.
Me caí en el recuerdo, en lo prohibido, en el panorama tibio y en parte debo agradecerle a esa pieza de fragilidad que apareció de repente en medio de todo esto, en medio las nuestras que finalmente ya no son mías por lograr hacer desvanecer una que otra hoja que aquí se halla presente.
De repente me pregunto dónde estoy y hasta qué punto he llegado, pues muchas veces vale más presentar una fachada inexistente que una cara real. Si de ti algo aprendí fue que el amor no se puede explicar por medio de la lógica y que las palabras no pueden describir sentimientos innatos; no me pueden describir a mí. Esa maldita costumbre de tratar de estropearlo todo con palabras que resultan siendo clichés, que resultan siendo todo menos especial, todo menos imaginativo. Resultan estas partiéndose en pequeñas piezas lanzadas al olvido y se sigue ahí en el medio, con el humo entre los dientes, con aquél humo carente de palabras que se va botando por medio de bocanadas facilistas, como si fuesen etiquetas renombradas.

-¡Apaga la luz que me quedo ciega!-

Inquieta al amanecer muchas veces me levanté sofocada por el calor, por las sábanas, por la ausencia de sinceridad. Debo confesar que he sido una mujer perversa por estos últimos días. Guardo tantos secretos que siento que a veces podrán verlos cuando me ven a los ojos y es por eso que he preferido retirar la mirada un par de veces. ¿Que si estoy bien? Eso mismo vengo preguntándome yo hace algunos días, quizás algunos cuantos meses, quizás toda mi vida y la respuesta que le puedo dar es un simple "estoy". Es como una ausencia permanente donde se está, bien o mal pero se está. Al menos respiro ¿está eso mejor?
Cuando me levanté, aún no recuerdo cuando, me levanté de mi cama, caminé hacia el piso de abajo para preguntarle a mi vecina si me podría duchar en su baño puesto que el mío me asqueaba, pero antes de tocar su puerta por octava vez en ese mes, me despeiné un poco, en verdad no sé con qué objetivo, pero terminé revolcando mi pelo como si alguien lo hubiese hecho por mí. Esta al abrir me miró asqueada y creo que tanta tristeza sintió que me dejó pasar. Ya sabe usted, esa típica mirada despectiva que termina por convertirse en compasión. Me revolqué un rato antes con ella y más adelante procedí a bañarme; supongo que todo tiene un precio.
Ya bien limpia subí y ni siquiera sé por qué le cuento esto, en verdad sí que no lo sé, pero bueno, vamos al grano. Estoy jodida entre el trago y la marihuana, estoy jodida por la carencia de inspiración. Me paso las horas enteras mirándome al espejo cuando estoy puesta y me río, me río de mi imagen que inicialmente era la de una bohemia empedernida y que está al borde de ser la imagen de una chica de esas de la calle que va pidiendo limosna por ahí para comprarse un gramo de cocaína. Entonces me siento, me siento bien colocada con el lápiz y las hojas sobre la mesa y escribo sobre él y también sobre ella. Me caga, me caga tanta descripción, pero no puedo evitar pensar en la derrota, no puedo pensar en el orgullo que se me perdió, en la facilidad que tengo para olvidarme de lo importante y quedarme estancada en lo efímero. Entonces empiezo nuevamente a escribir sobre mí (sí, como en este instante) y me odio por ello, pero simplemente no puedo dejar de hacerlo, no puedo dejar de verme reflejada en cada hoja que voy escribiendo, no puedo olvidarme que gracias a mis extenuantes luchas en contra mía terminé siendo vencida por mi alter ego, por la facilidad que tengo de enredarme en cada pedazo de mierda que se me atraviesa en medio. ¿Y entonces qué?

-Las cerillas se me perdieron entre las sábanas... ¿y ahora qué?-

Los ojos entreabiertos, las bruces sangrantes y el maquillaje corrido. Pobrecilla, debe estar bien colocada aún...

-4:00am-

-¡Dame mi puta cobija!
- Te la doy si me follas de nuevo.
-Bah, ¿qué puedo perder?
-Vamos nena, vamos, siéntate encima mío y cómeme.
-Vamos ¿pero es que crees que soy una puta?
-El porro no es gratis, vamos, movete que bien puta si eres...
-Al carajo, el último folle que te doy, ya estoy cansada y tengo frío.
-Bueno, pues siéntate encima mío y ya verás como te calientas.
-¡Joder!
-¡Al carajo putita! ¡A follar!
-¡A callar!

-Al menos estoy bien colocada...-

(...)