jueves, 29 de julio de 2010

+Cielo de abril+

Es poco tangible, también me resulta innato. La frustración llegó a mi desde el momento en que comencé a escribir las primeras letras de tan engorroso escrito que a su final odié, detesté y que terminó concluyendo en frustración.
Hace mucho no escribía algo y me sentía tan frustrada inmediatamente, pero me hice una promesa a mi misma, haría algo mejor, algo que estuviera a la altura de aquello que he venido escribiendo últimamente.
La vida cambia, la mente cambia y los pensamientos que le acompañan también varían mucho de acuerdo a todo lo que el ambiente encierra en sí. Amo escribir, amo sentir las palabras sin tenerles que forzar para que salgan, pero me contradije, traté de encontrar un modo de escape forzándome a escribir algo que no hacía parte de mi, y finalmente por ése mismo hecho es que llegó la frustración a mi.
¿Cómo es posible tanta basura verbal en algo tan concreto como lo es un escrito? No lo sé, no lo descifro. No suelo sentirme frustrada cuando escribo algo, de hecho llego a sentirme bastante liberada, pero esta vez no fue así. ¿Qué era lo que me sucedía?
Me resulta apocalíptico plasmar ideas que ni siquiera me pertenecen, no ha de suceder nuevamente, por eso hago esto, por eso me disculpo conmigo misma esta vez, primero por el producto de aquellas palabras que decidí poner acá sin mente, y segundo por intentar hacer algo diferente que no dio ningún resultado aparte del que ya conozco: La frustración.
Comencemos una vez más, comencemos con algo que sí me pertenezca y que logre identificarme. Aquí va, 1, 2, 3...
(I)
El cielo se pintó de abril, se pintó de época sin ningún motivo. La motivación del este no era muy común, aceptaba que debía pintarse de algo diferente a lo que era y deseó ser cielo de abril en un mes tan lejano como este. ¿En qué mes estamos? Ni siquiera lo recuerdo, pero es claro que es cualquier mes que no es abril y también es claro que tampoco es cercano a él.
Los despampanantes rayos del sol cubrieron el firmamento. El ambiente tenía un olor particular que le hacía único, le hacía parecer aquél cielo que sólo aquellos que han vivido la vida por estas épocas podrían entender. El cielo también sueña, también se torna y se pinta de colores varios. Resulta ser vanidoso, ameno, cálido y suele bañarse en su calidez para así dar paso a la noche.
La hojarasca se arrastraba por las calles de tan hermosa ciudad que había sido empanizada por el rocío violeta de un rojo atardecer mezclado con algo de la esencia nocturna. Se veía fabuloso, sino habría que preguntarle a aquellos soñadores que viajaban en el tren rumbo a sus hogares.
No tenía noción del tiempo, no tenía recuerdos en ese momento, sólo quería ver atardecer, perderse en aquél hermoso horizonte que se pintaba ante sus ojos marinos que con tanto poder podían hechizar.
Ella no parecía ser una bruja, podía ser cualquier cosa menos una bruja hechicera. Su sencillez le daba las bases concretas para pasar desapercibida en la calle, pero si alguien se perdía en sus ojos se quedaba congelado en ellos sin poder hacer nada más que disfrutar ése frío que le carcomía el alma, pues desde hace varios años había decidido imponer una barrera de púas que nadie podía atravesar. Se había vuelto fría pero profunda, frívola de cierta manera, pero a su manera lo cual despistaría a cualquier ser analítico que quisiera traspasar sus ojos y tocar su alma.
Había decidido vivir en esta ciudad desde hacía algunos años atrás, cuando un efímero estado de ánimo borroso y triste quiso robarle la vida. Ella intentó borrar todo tipo de sucesos existentes en su pasado; decidió irse a vivir a allí puesto que era una ciudad para soñadores. Quienes no soñaban, jamás entendería la magnitud de los fenómenos que tan sólo en esta ciudad se podían ver.
Era una ciudad suave, sencilla, de artistas, podría decirse; donde la gente solía irse en busca de inspiración y de soledad. De motivos, de fascinación y no muchos habían regresado desde entonces a sus tierras de origen.
Las huellas que dejó a su paso marcaron su vida, era sensata, pero muchas veces recaía en el que ella consideraba, su peor error: enamorarse.
Violeta era una incógnita para todas las personas que la sentían cerca. Decían que era una mujer sin amigos, solitaria, pero con una creatividad bondadosa, con las manos de un ángel y las ideas suaves. Decían también que parecía ser una mujer de carácter fuerte y de pocas palabras. Se encerraba horas a dibujar, a tocar el piano y muchas veces a escribir en sus cuadernos de hojas blancas dispuestos a su antojo.
Violeta no era una persona fácil de descifrar, Violeta era la mujer de la cual un hombre o una mujer podrían enamorarse con tan sólo mirarle a los ojos, y precisamente por eso era que Violeta no miraba a nadie a los ojos; temía que descubrieran sus secretos y que pudiesen entrar en los rincones menos frecuentados de su alma.
Ella llevaba consigo un mar de historias que nunca quiso contar. Era un misterio y causaba curiosidad a aquellos con quienes convivía, pero nunca abrió su boca para decir algo más de lo necesario; era cierto que Violeta nunca habló con nadie.
(II)
Se dejaba envolver por el humo, me hacía estremecer. Sus palabras, su sonrisa, sus besos...
Fabulosa, sus ojos eran el caos, le quitaba el balance a cada una de las cosas que lo tenía. Lograba estremecerme con su mirada, con su voz, al mover sus dedos sobre el teclado del piano y al componer. ¡Como la extraño...!
Soñamos juntas, creamos juntas. Nos amábamos como nadie solía amar, era algo tan único, tan extraño, era simplemente indescriptible. Sus sueños y los míos iban de la mano, éramos el complemento, éramos tantas cosas, pero simplemente se fue.
Recuerdo las noches en vela leyéndole las historias que escribía, mientras ella envuelta en el humo del cigarrillo me escuchaba en silencio acostada desnuda en mis piernas. Recuerdo como inventaba melodías a medida que la historia iba subiendo al clímax, recuerdo que ella fue mi fuente de inspiración y yo la de ella.
Nos tendíamos horas enteras a ver el tiempo pasarnos, como si lo pudiésemos detener, como si este existiera para todos los demás excepto para nosotras dos.
Fue un sueño que a la vez era real, pero como todo sueño tuvo su fin, me hizo despertar.
Una infinidad de mañanas en la cama, otra infinidad de noches y sueños bajo las almohadas, esas éramos nosotras, eso era lo que solía ser, lo que llegó a lastimarme como nunca. Aún no entiendo el motivo de su partida, ni tampoco podría entender las razones por las cuales me abandonó después de tantos planes, de tantos sueños, de tanto amor; de tanta inspiración.
(III)
Un sonido inevitable me ensordeció, de repente las olas de un mar de lágrimas me ahogaron en el motivo principal de mi partida. Me gustaría no haberlo hecho, me gustaría que hubiese sido ella la que partió y me dejara sola a mi, pero esta vez tuve que ser egoísta con un mínimo objetivo por realizar, la libertad de las dos.
¿Sería ella siempre mi musa de inspiración? ¿Y qué si algún día se fuera sin ningún reparo y me dejara sola?
No podía permitirlo, por eso preferí no dar razones, por eso me encuentro aquí, en el paraíso de mi inspiración, aunque nunca será lo mismo sin ella.
El bosque se tornó oscuro, era mi único escape, las estrellas se veían opacadas por las nubes que sobrevolaban nuestro bosque. Pensé mil veces en las consecuencias, aun soy consciente de ellas, y me siguen ardiendo las heridas como el día que tomé mi decisión. Mi decisión fue dejarla ir, que volara libre sin cadenas ni ataduras. Sé que también me extraña, pero creo que no de la misma manera que yo la extraño a ella. Lo siento, de verdad lo siento...
(IV)
El tiempo y la distancia les marcó para siempre. Una ciudad de artistas y un bosque de historias varias que calló durante mucho tiempo. El aire envolvía ambos cuerpos mientras se extrañaban. El equilibrio se había ido, la necesidad cada vez se hacía más fuerte y la añoranza del ser se había vuelto bastante común.
Así se hubiesen separado sus almas permanecían de la mano; se sentían constantemente cuando pensaban intensamente la una en la otra, pero el destino que decidió Violeta jamás le pertenecería de nuevo a Alicia.
El silencio hizo de las dos personas totalmente solitarias, pues la soledad compartida se había convertido en soledad innata, efímera. Contemplaron todo tipo de posibilidades excepto una separación tan dolorosa. "¿Por qué?" se preguntaba Alicia, mientras Violeta lloraba en silencio y alimentaba su ego de odio para jamás volver a enamorarse, pues nunca podría amar a alguien como había a amado a Alicia así ella no lo supiera.
Alicia quemaba las hojas que escribía, su inspiración carecía de todo; Violeta borraba una a una las lineas de sus cuadros porque cuando se inspiraba, tan sólo le bastaba dibujar con los dedos las lineas del cuerpo de Alicia para obtener el dibujo perfecto. "¿Por qué?" se preguntó Violeta, sumida en su tristeza. Se amaban igual que el último día, quizás hasta un poco más, pero el orgullo a Violeta no le dejaba amar con tranquilidad, volver a los brazos de Alicia que nunca se habían cerrado esperándola con una pequeña esperanza no estaba entre sus planes.
Todo había sido tan efímero, todo había sido tan intenso, tan hermoso. Violeta soñaba a Alicia paseando por las playas de aquella ciudad, mojadas, corriendo mientras la brisa les golpeaba la cara con suavidad. Se imaginaban viendo la hojarasca correr por las calles, mientras ellas cogidas de la mano se sumergían en la belleza del panorama más hermoso.
Alicia huía a sus anhelos y deseos, pero terminaba dándole vueltas a cada cosa que amaría vivir en aquél momento con Violeta. La imaginaba dando brinquitos desnuda como solía hacerlo. La imaginaba al calor de la chimenea en las frías noches, calentándola, besándola y amándola solo como ella lo solía hacer.
Los noches hicieron de ellas seres extraños que seguían amándose sin medida, se preguntaban si algún día volverían a estar juntas como antes.
Llegó el amanecer, una noche en vela, una noche llena de lágrimas, de amargura. Violeta se hallaba en su lecho llorando, Alicia simplemente daba vueltas pues sus lágrimas se habían acabado en el último mes donde había decidido escuchar los violines que le recordaban las composiciones de Violeta. Dejaron de reconocer la realidad, se sumieron en un sueño finalmente al amanecer. Se reencontraron, se amaron se besaron, no quisieron despertar de aquella mañana helada donde dentro de sus sueños lograros apaciguar aquél dolor que sentían. Se preguntaban si era tan sólo un sueño o era la realidad, pero realmente no quisieron darse cuenta de lo que era, quisieron permanecer juntas hasta cuando fuera posible.
La mañana pasó, las acongojó, al despertar supieron que debían estar juntas de nuevo. ¿Dónde habrían de encontrarse si no era en sueños? Entonces decidieron soñarse cada noche, encontrarse en sueños y vivir una realidad en sus sueños, decidieron que sus sueños serían lo único que las mantendría unidas, sabían que el día que alguna de las dos faltara al sueño, sería el día en que se separarían para siempre...

viernes, 16 de julio de 2010

+Preludio a mi lira+ (Dedicación especial)

La simpleza y la complejidad. Una noche de inspiración momentánea que me llevó a un lugar fascinante rodeado de magia y belleza. Me rodeaba el viento, me rodeaban la olas y lo más hermoso, su sonrisa.
Sus palabras eran el silencio, que por cierto lo decía todo, y mis ojos eran resplandecientes, parecían estrellas que con sinceridad hablaban. Todo parecía envolvernos, todo parecía ser parte de nuestro momento, de nuestra vida, de aquella existencia que era una realidad paralela y que logró envolverme como jamás; una simple historia contada a voz alta me había llegado a envolver.
Todo parecía un sueño hecho realidad, como si el momento hablara por sí sólo, como si me dijera al oído cada suceso que acontecía con cada detalle, y como si pudiera incorporarse en mí, llevándome entonces a un limbo desconocido. Me llevó hasta el punto de temblar, quizá de hiperventilarme, de sensibilizarme tanto que me hizo vulnerable a un paisaje maravilloso.
Varias experiencias vividas han marcado mi vida, otras no vividas también lo han hecho. Algunos sueños recreados dentro de mi realidad me absorben, me envuelven e incluso me ensimisman, lo cual me encanta, o podría decirse que me fascina, me lleva a recorridos inhóspitos, ilógicos a los cuales no pretendo encontrarles una logía común, a los cuales no intento entender, porque a veces el hecho de ser incomprensibles les hace únicos, les hace hermosos.
Juego a las escondidas con mis deseos lógicos y con algunos otros ilógicos que para muchos resultarían ridículos. Me lleno de valor para reencontrarme con algunas historias que pensé haber olvidado pero que siguen ardiendo como el centro de una estrella fugaz que me acongoja. Me lleno de valor para encontrarme conmigo misma en una historia la cual parece real, me lleno de valor también para enfrentar tantos sucesos, tanta belleza, tanta vida; para enfrentarme a mi realidad, para salir de ella al punto de convertirme en aquella mujer soñadora que nunca dejó de soñar pero que ahora retomó parte de su pasado y de su presente para combinar la inspiración perfecta, para hacer de esta algo modesto y sencillo pero que a su vez lleva algo de complejidad.
Me enamoro de mis sueños, me enamoro de mi vida, me siento vulnerable a todo aquello positivo que desea entrar en mi vida y he decido cerrar las puertas a muchas otras cosas que sé que por más que me busquen no me conviene recibir. Desearía que cada soplo de viento me arropara en su silbido y me susurrara una que otra palabra al oído, así tendría quizá un poco más de inspiración para revolver dentro de mi mente el despojo de ciertas ocasiones efímeras que en palabras se han de convertir.
Mi arte es aquello que produzco, mis palabras son el mayor tesoro que he llegado a descubrir. Cada vez que ausculto alguna nimiedad he de convertirla en algo grande, pues las pequeñas cosas son aquellas que le dan una especie de factor desconocido a mi vida, las pequeñas cosas son aquello que me pueden enamorar de repente sin sentido, sin mente.
Palabras, las lineas que delinean mi aura, mi cuerpo, todo aquello que me rodea. Un soplo de energía, un soplo de ambigüedades, un montón de diversos conceptos, caminos varios, decisiones sencillas, otra complejas. Inventos, creaciones, honestidad, sinceridad, desdeño, a veces mucha inspiración, a veces carencias, a veces todo, a veces nada, y de repente ha de convertirse en amor, en silencio, en expresiones, en pasiones desatadas.
Creo historias, creo realidades en un mundo irreal, creo fascinación, a veces miedo, a veces intriga, a veces poco, a veces mucho, pero causo algo. Todo merece una causa, una razón y un motivo, pero ¿realmente deseo encontrar la causa y el motivo de cada cosa? No lo creo, ¿entonces que sería de aquellas cosas "carentes de logía" que tanto me gustan? Quizá prefiera morir ignorante ante la causa y el motivo de ciertas cosas que su toque místico tienen.
Veo la gente pasar, algunos con caras largas, muchos otros con una sonrisa en los labios, de esas que parecen indelebles; muchos otros que sonríen por pura y física obligación. Algunos miran con desconfianza, con preocupación, con miedo. Otros soñadores, otros enamorados, otros desdichados, y otro tanto conformes con aquello que tienen deseando un poco más pero sin luchar por ése objetivo que desean alcanzar. El miedo les carcome, el miedo no los deja avanzar por el camino; le temen a lo desconocido y a lo conocido también. Tanta prevención en sus manos les lleva a ser lo que son sin escrúpulos. Hay tantos tipos, hay tanta variedad, pero a la vez todo se resume a algo común, gente.
Me gustaría a veces poder saber qué piensa aquél hombre que veo en el bus con la mirada perdida en el horizonte. A veces me gustaría poder entablar una conversación con ciertas personas para convencerme a mí misma de que aún puedo llegar a sensibilizarme, pero en realidad nadie tiene tiempo para nada, todos se ensimisman hasta un punto donde todo aquello que se les acerca les repele sin medida. Nadie tiene tiempo, nadie tiene modo de escape, todos están metidos en sus mundos, todos están allí, y aunque deseen con ansias liberarse de la monotonía que les persigue, prefieren engañarse y convencerse a sí mismos de que son personas felices porque viven lo que supuestamente cada ser humano desea vivir. ¿Acaso hay una regla que diga como se tiene que vivir? ¿Acaso en el concepto de libertad limitado que tenemos existe algún tipo de manual de vida?
Sueño, y quiero seguir haciéndolo sin medida, pues es mi único escape, es la única manera donde puedo conocer realmente lo que deseo, lo que amo, lo que poseo y lo cual quiero explotar sin ser juzgada; lo que soy.
Retumban en mis oídos las canciones, a veces les escucho, a veces simplemente me sirven de compañía y de inspiración; muchas otras veces no hacen nada más que ruido. A veces me introduzco en mi alma y esculco hasta el último rincón y le exprimo sin piedad, pero sé que a ella le gusta, sé que lo disfruta tanto como yo.
Así es, así será, cuando encuentro entonces el motivo de inspiración no hay nada que pueda frenarme de soñar, de vivir, de sentir cada palabra, y si es necesario articularla suave y lentamente.
(...)
El viento la envuelve, la hace hermosa, hace de ella un preludio tan incomprensible y fascinante que me resulta indescriptible, porque nadie lo entendería hasta estar ante ella. Las hojas bailan a su alrededor, y sus ojos exhalan un aire helado que congelaría cualquier tipo de palabra que se le dijera. Es increíble como hiela, como ama, como respira, como absorbe cada uno de mis pensamientos, como siente mis sentimientos y como ha llegado a tocarme al alma profundamente sin el menor de los reparos. Me gustaría soñarla cada vez que cierro mis ojos, porque es ella a quien deseo soñar, es a ella a quien deseo tomar de la mano y llevarla a caminar sobre aquél paraíso que creé con mis palabras para que sus pies tocaran.
La humedad, el silencio que le envuelve le hacen aún más hermosa. Sin articular una sola palabra es capaz de llevarme a mis campos de inspiración más amplios, es ella quien me eleva hasta bien arriba y que tan sólo con un parpadeo me devuelve a la realidad en la que vivo.
Ella es tan hermosa que podría compararse con una pieza musical de la cual hasta ahora conozco el preludio; una obra que logró envolverme y que me hipnotizó. Una obra que me envolvió tanto que me ha dado pie para conocer cada nota musical que en ella se halla.
Su voz susurra, me arrulla, me pone a temblar. Cada vez que emite algún sonido y me mira, logra introducirse dentro de mi alma, logra palpar cada una de mis emociones sin escrúpulo alguno, sin miedo.
Su indiferencia me lleva, su sinceridad me absorbe, su silencio me habla suave al oído, es mi fuente de inspiración, con ella podría vivir cada segundo como si fuese el último. Quisiera crear millones de espacios tan sólo para perderme en el tiempo con ella. Para que el tiempo quemara los segundos lentamente como si fuesen leños, y me llevasen con ella a cualquier lugar donde en su abrazo me pueda perder, me pueda hacer real y...
(...)
Me disuelvo en mis palabras, escudriño en lugares desconocidos de mis recuerdos, de mi alma, me visto de pureza, hago ritos con mis palabras. Quemo hojas, quemo sueños y el humo de estos se esparce en el aire que las lleva lejos. Les lleva a la pureza de cada uno de aquellos seres que he escogido para que sean partícipe de cada uno de aquellos sueños que aquí escritos se hallan.
Pienso en su presencia, pienso en su esencia, pienso en la mía y la veo tomada de la mano de aquella que le envuelve. Un aura de felicidad me envuelve al tiempo con una melancolía fascinante que reboza mis ojos de lágrimas, pero que precisamente no son lágrimas de tristeza sino de un sentimiento al cual no puedo ponerle nombre, porque no se parece a ninguno que haya sentido antes.
Cuento los segundos, los minutos, las horas... los días, los meses y los años. Recuerdo, vivo, respiro, inhalo, exhalo, le llevo presente, es claro, le llevo bien adentro. Le pido al reloj que deje de marcar las horas, que tenga piedad de mi, que no me lleve al final tan rápido, pero este parece no escucharme, este parece no ser mi amigo ya, y va más rápido de lo que imaginé, va más rápido de lo que quisiera que fuera. ¿A dónde se fue? ¿Dónde está? No sé, no lo sé, sólo la esencia impacta en el cielo, tan sólo queda un atisbo de sabiduría, un asomo de pequeñas piezas. ¿Por qué se ha ido tan lejos cuando tan adentro estuvo?
Descuartizo las hojas, con rabia, con un furor increíble que me carcome, pero que me hace liberarme de tanto que dentro de mi se halla. Amo sentirle, amo vivir, amo respirar, así mis propias palabras me ahoguen, me sofoquen.
Está helado, me congelo. ¿Dónde estamos metidos? No pararé de escribir, nada ni nadie lo impedirá, pues motivos me sobran para hacerlo. Amo lo que hago y vivo por ello; nadie me arrebatará mi sueño, nadie, nada.
No más máscaras, no recaeré en mis errores nunca más. Me esperan un sin fin de regodeos y deleites que a mi vida pertenecen. Allí la llama que no se apagará, nunca, nunca. ¡Jamás!
Vaya, qué noche tan fría, pero tan llena de inspiración...
Me marcho, adiós. Adiós no es para siempre, adiós requiere un reencuentro.
Bienvenida seas mi lira, mi numen... bienvenidos sean...

Dedicación especial Niña2(F)

lunes, 12 de julio de 2010

+Rojo atardecer, violeta amanecer+

Pierdo el ritmo de mi vida cuando me hallo en sus ojos tan llenos de vida. Lo sueños se convierten en realidades paralelas cada vez que me hallo en el campo de amapolas al cual me lleva en su regocijo con la vida. A veces incluso daría parte de mi vida para que fuese feliz en mis brazos, para poder delinear cada pliegue de su cuerpo al ritmo de canciones varias que me hacen recordarle sin razón, sin motivo, sólo el tenue brillo de su sonrisa.
Me gustaría dibujar las lineas de su cuerpo lentamente hasta que la noche se convierta en amanecer, hasta que el cielo casi negro de la noche, se convirtiera en un azul suave, lleno de pequeños rayos anaranjados que hacen que se vea casi violeta.
Su olor me hiela, sus labios me besan suavemente al amanecer, sólo quiero que la noche no termine y que la madrugada sea eterna, que me bañe en su rocío, que me congele la suavidad de la lluvia de estrellas y que me envuelva la mañana en un crudo amanecer que quizá nunca pueda volver a sentir de la misma manera.
Unas cuantas palabras, una cobija de pensamientos y miradas llenas de todo menos vacío. Miradas que se crucen mientras la magia recorre nuestros cuerpos y nuestras almas desnudas. El calor de una conversación, el calor de su abrazo, los recuerdos que luego arderán como brasas calientes y que en su interior se queman, su humo será nuestras palabras y nuestros pensamientos. ¿Cuándo le volveré a ver de aquella manera?
Una voz suave, dulce, llena de ternura, un campo de amapolas que intenta curar heridas, un campo con un horizonte amplio, un par de árboles que no dejan nublar nuestra vista, un par de velas llorosas y una esencia que aún no logro identificar. Eso es, eso es, quiero respirar aquél aroma, quiero difundirme en el hecho de vivir, fundirme en mi esencia, en los pensamientos momentáneos, cantar las letras que me regala cada vez que emite un sonido con su voz. Quisiera conocer entonces cada frágil rincón que allí se halle, conocer, reconocer, sentir, acariciar y vivir cada segundo como si fuese el último de mi noble existencia.Quiero que me haga cuestionarme y que me cuestione, quiero hacerle cuestionarse y agregar el toque secreto que hace falta en su vida. Quiero armar y desarmar, quiero derramar hasta la última gota de voz que en mi cuerpo se halle. Quiero entonar un coro y convencerme a mi misma de aquello que siento.
Quiero vivir momentos llenos de pureza y de sinceridad; deseo no despertar aún sabiendo que es mi realidad amar cada segundo que se quema a su lado, quiero sentir, quiero sentirme humana, quiero, quiero y quiero...
Quiero creer, quiero soñar, quiero que sea a su lado, quiero que mis palabras logren cautivar su ser...
(...)
Deseo despertarme con su voz y con un beso suave al amanecer. Anhelo...