sábado, 25 de diciembre de 2010

+Frío y real+

De repente me siento en un límite extraño, me siento en el borde donde si doy un paso más allá es probable que caiga al abismo y pierda de vista todo lo que me rodea a los pocos segundos de estar cayendo hasta tocar el fondo. Abajo bien al fondo percibo las piedras, percibo el agua que se llevaría mi cuerpo, la corriente que corre rápidamente hacia las cataratas. Cierro los ojos, me imagino desprendiéndome por un momento de esta vida, está finalmente en mi manos, nadie podría evitar que diese ese primer paso y de repente me hallara con ansias de volar, con ansias locas de dejar esta vida y comenzar de nuevo, pero bien es claro que es bastante evidente que no sé con exactitud si haya vida después de la vida y que sea un intento fallido.
Finalmente abro con tenacidad mis ojos nuevamente, me hallo en el mismo lugar, pero temo caer así que tomo un poco de distancia, me mareo y me repongo. Respiro el aire y me digo a mi misma con ánimo de felicitarme algo así como "tranquila, aún no es el momento, tienes mucho para hacer..." sonrío con gratitud y me voy caminando hacia la carretera dejando en el camino las piedritas que fui botando para no perderme así como en aquél cuento infantil que muchas veces me leyeron y que tanto me gustaba, sólo que esta vez no era un bosque y tampoco habían casas de dulce o de chocolate con una bruja en el interior y tampoco estaba acompañada por ningún hermano porque no lo tengo.
Hace frío, se congela casi que la sangre, se pone densa y tiemblo como una pequeña niña, como si hubiese caído dentro de un poso gigante con aguas heladas que me pullan la piel. Me subo al auto, enciendo un cigarro y en la emisora suena aquella cancioncilla que desde hace días tengo revoloteando en la cabeza. Prendo la calefacción y antes de arrancar pongo un poco de café en la tapa de un termo que bebo rápidamente para calentar mi cuerpo. Qué días tan fríos los que han estado invadiendo últimamente, qué noches frías y endemoniadas, la neblina, las nubes, las ventanas sudorosas y el rocío más pronunciado que nunca. Cómo se siente vivir por estas épocas de "regocijo" y de "perdón"...
Por los últimos días me siento en el ordenador, me siento a mirar la pantalla sin mucho que decir, sin mucho que hacer, es cierto que una que otra noche tengo algo de inspiración momentánea y me dedico a componer frases para sacarme cada una de aquellas cosas que muchas veces callo, pero después de terminar vuelvo a lo mismo; insomnio, noches de pensamientos varios, cobijas para ahuyentar un poco el frío que carcome cualquier cosa que se halla a su alrededor y por supuesto una bebida y unos cuantos cigarros para amenizar el ambiente. La música por estos días es lo único que calienta el alma.
Más y más frío, más noches familiares que ridiculizan a cualquier individuo que se halla presenta, excusas para reunir lo que nunca permanece junto, así es todos los años, entonces sienten que se aman y que jamás nada los separará pero en realidad es bastante obvio que en un par de semanas no se logrará lo que en el resto del año no se ha logrado por ocupaciones varias que mantiene la cabeza de todos en otros mundos. Es ridículo imaginar que son sinceras tales reuniones por más que todos lleguen con sonrisas varias sin aceptar que muchas veces encuentran las excusas perfectas para no asistir a tales reuniones que a mi parecer, son simplemente patéticas pero a las cuales asisto porque mis padres me imploran que lo haga. ¡Vaya hipocresía!
Voy y vengo, a veces con satisfacción de haber complacido a mis padres y muchas otras veces con desgano, con un sentimiento de haber perdido mi tiempo y haber gastado sonrisas fingidas y palabras que me resultan en vano. Aquellos halagos que siempre van en el lugar y el momento adecuado, pero me resulta divertido saber con exactitud qué comentario va en qué lugar. Mientras halagan en el fondo de sus almas "sinceras" y "regocijadas" están haciéndose a sí mismos comentarios absolutamente contrarios a lo que dicen sus palabras falsas. En realidad es gracioso, al menos para mi que estoy envenenada porque sé muy bien como funciona, pero bueno, es una vez al año. ¿Qué más da?
Me resultan fatales las vacaciones, si bien es cierto, amo dormir hasta tarde, pero por estas épocas llega la melancolía, es cuando yo, personalmente, me doy cuenta de cómo he cambiado y de cuánto he cambiado. Hace unos años añoraba la navidad, esperar hasta las 12:00am para poder abrir los regalos y obtener las muñecas que quería, o qué sé yo, lo que sea que me fuesen a regalar, ahora añoro con ansias absurdas que se acabe la noche para poder arroparme, estar en mi cama y decir con satisfacción lo bueno que se siente definitivamente estar en la intimidad y poder hablar con su mente sin voces al rededor que estén alterando los pensamientos, aunque es claro que no es del todo bueno pensar en momentos de melancolía porque de repente se va yendo la mano y se pierde el control de ciertas cosas dolorosas que muchas veces uno ausculta y saca de nuevo a relucir con los pensamientos "navideños." Escudriñar en el pasado muchas veces es más nocivo que la misma acción que causó ciertas emociones en el pasado.
Entonces pasan las horas y con ellas se va toda posibilidad de sueño, con ellas llega el insomnio, la mente rebelde que no deja de producir cosas y más cosas, llega el "¿y ahora qué hago?" y muchas preguntas más poco relevantes que en momentos de inactividad resultan fastidiosas. No sé si soy un ser absolutamente agotador en cuanto a lo que se me ocurre todo el tiempo, pues mi mente jamás está del todo en blanco por más que exista una presencia-ausencia bastante marcada, pues inclusive cuando estoy en blanco no es del todo blanco porque siempre llega algo a mancharle y se vuelve gris.
Bueno, pero ya está es suficiente por ahora, es suficiente de mi, al menos desde la postura en la que estoy hablando. Quise hacer una breve reseña de lo que se pasa por mi cabeza en estas épocas navideñas que muchos disfrutan pero que para mi resultan lo más ridículo e hipócrita posible. Comencemos entonces...
Suena la música, suenan las letras de canciones que por estos días le andan gritando al oído la verdad, es cierto que un cambio repentino bien marcado ha sido la causa de muchas de sus actitudes. Es difícil llegar a una conclusión del por qué de tantas razones, le es difícil saber con exactitud cuál de todas las razones que tiene en sus manos es el motivo principal del cambio, puesto que aunque sea bastante evidente se pregunta exactamente dónde quedaron pegadas todas esas palabras que antes flotaban en el aire y le hacían sentir de tal manera que muchas veces olvidad incluso quien era.
Es claro que no es tan intenso como la primera vez, que la prevención inconsciente se ve marcada en sus acciones. Tiene miles de señales que le indican exactamente lo que no debe hacer, pero de cierta manera no le gustan las reglas, le gusta irse contra la corriente y estrellarse con el suelo bien duro para aprender de cada caída, cree que la salida más fácil no siempre es la adecuada pero no sabe en qué punto parar. Muchas veces se ciega, muchas veces sabe que no está haciendo las cosas en pro suyo pero es una persona bastante terca; sabe que esto le puede perjudicar, que probablemente no sea el camino adecuado y quiere gritar, quiere muchas veces salir corriendo como un niño con miedo, esconderse entre los campos de trigo y jamás ser encontrada, pero es claro que no es la salida, así que prefiere degustar el amargo sabor de la desidia y de la frustración que le produce escuchar siempre lo mismo pero no poder obtener lo que desea, por lo que ha luchado hasta donde ha podido.
Es bastante soñadora, es una persona llena de sueños, de metas por cumplir pero que muchas veces se siente terriblemente frustrada y le gustaría saber exactamente para dónde va con todo eso, se pregunta muchas veces si será capaz de llegar al punto a donde desea llegar. Muchas veces se admira a sí misma y muchas otras veces se castiga a sí misma con pensamientos autodestructivos. Pero bueno, qué más da decir quién es ella, qué más da pensar si ella soy yo o si es un ser ajeno a mi. ¿Quién es? Ella muy bien lo sabe y si usted tiene algo de idea acá no sólo se está hablando de una persona, son dos, son ella y ella, ella y lo que no le pertenece y por lo que lucha.
Hay noches donde se acuesta motivada con ganas de seguir adelante con eso por lo que ha luchado últimamente, pero muchas veces después de eso al ver como todo se tambalea no se siente segura de si quiere seguir envalentonándose y mirando a su alrededor a ver cuales son las demás opciones porque no las hay. Tiene dos caminos, dejar de luchar e irse bien lejos de su objetivo, o simplemente ir al ritmo de cada decisión que ella tome puesto que en este momento el control no es del todo suyo.
¿Qué hacer? Es difícil confundir indecisión con falta de carácter, a veces es molesto para ella verse reflejada en personas débiles, pero lo que le causa curiosidad es como ella hace para ayudarles a levantarse más no poderse levantar a sí misma aplicando lo que ella ha venido diciendo. Es ridículo, patético, siempre dejando todo para más adelante cuando tomar una decisión no es tan difícil. Esa maña de querer ir siempre más allá, hasta donde lleve la corriente, esa costumbre de no parar en el momento adecuado sino hasta que se ha tocado fondo... esa es ella.
¿Y cómo saber cuándo parar? ¿Cómo saber cuándo dejar de extrañar? Bueno, no sé, es difícil responderle algo así a una persona terca que siempre tiene una respuesta efímera para todo.
En fin es hora de ir a evitar...
Felices fiestas para todos.

jueves, 16 de diciembre de 2010

+Sumas y restas paradógicas+

A veces me queda grande, no es que se me facilite mucho destacar ciertos pensamientos, ciertas emociones, esas que se sienten pero que no tienen algún tipo de explicación. Es curioso como funciona la mente, es curioso como se siente el alma de vacía muchas veces, como se intercambian palabras por un poco de consuelo, algún tipo de apoyo que finalmente es un simple consuelo para diluir la realidad en fragmentos de hipocresía, de libres pedazos mundanos de nada que se quiebran con la fragilidad.
Es fácil sentarse a ver pasar el mundo, a ver como todo se aleja y uno simplemente deja ir cada sensación con desazón pero con un sabor único de tristeza por no poderse arrancar ese increíble sentimiento de decepción, de impotencia, ese maldito sentimiento que empieza a comerse como el moho el alma de a pedazos.
Infinidades de palabras, varios estados, varias facetas, entre esas el engaño, el adiós, el bienvenido seas, la caja de Pandora, el caos, la insatisfacibilidad, el desdén pero el horizonte borroso que se pinta a simple vista. Ese horizonte que no se sabe exactamente a donde es que ha de llevarle a cada uno, pero que se pinta. Para muchos el comienzo de todo, para otros el final o la simple estabilidad; hay a quienes les tiene sin cuidado.
Aquél que se acongoja así mismo con sus propias palabras no es más que un triste obligado a sonreír en pleno juzgado para su muerte. No es más que el bufón de la gente, aquél que está allí con una sonrisa en la cara, con una energía que tal parece real y quien al llegar a su destino y al retirar el maquillaje tan sólo puede percibir una mirada triste, una mirada vacía, sínica y desinhibida. Con la cara pisoteada, lleno de cansancio sólo opta por irse a dormir, a descansar a dejar que su mente se libere de la realidad que le pisotea cada parte de su cuerpo; sólo desea soñar.
Llega el atardecer, el amanecer, la noche, finalmente da igual. Quien se flagela por sus propias acciones está finalmente sentado casi que rompiendo cada letra que se atraviesa por su cabeza. Lleno de rabia se mira al espejo, le golpea hasta que lo rompe y sus manos comienzan a sangrar, pero ya el dolor físico no le aflige, ese siempre termina por curarse, la sangre derramada no será jamás igual que las lágrimas que lloró su alma en instantes de desesperación, el dolor físico es simplemente una excusa para liberar la tensión interior que es aquella que le aflige, aquella que hace que se acongoje en su propia compasión.
Entendimiento, flagelación por aquél odio interno que le produce la impotencia de no poder alcanzar lo que desea por el simple hecho de no sentirse capaz de alcanzarlo, el sinsabor que le deja una lucha casi mortal, una batalla sin sentido que le ha dejado la mitad de su ejercito muerta y la otra mitad malherida al borde de la muerte.
Interrogantes, sólo interrogantes en sus ojos, en su mirada, en su cuestionamiento interior, sólo se ve pintado en la cara de cada débil a quien un día le hizo daño. Sólo puede comparar su desdicha con la fascinación que le perturba pero que le proporciona el sufrimiento ajeno. Quizás sea por eso que paga ahora con su propia podredumbre interior; probablemente por eso fue que decidió una vez más mirar con su mirada narcisista al espejo y encontrarse con una cara demacrada llena de infinitas arrugas carcomiendole el rostro. La podredumbre de su alma finalmente se manifestó en su calvicie, en el odio que se tiene a sí mismo por verse de tal manera. Su extremista manera de contemplar la vida, su fascinación por el odio, por la deslealtad y por la soledad que ahora le carcome le agobia, le agobia la existencia, pero ya es demasiado tarde, los años han decidido cobrarle cada hora de existencia con desidia y con rencor, el mismo que sintió con el pasar del tiempo.
Simplicidad, un sueño efímero convertido en hipocresía, ensueños marcados en las hojas secas, la misma fragilidad con la que se rompe a medida que se da un paso sobre ellas, la misma fragilidad con la que el hielo se rompe al posar un pie y dar un paso en falso para caer en el agua helada que roba cada indicio de pureza cuando se cae entre las aguas negras.
Fatalismo, incredulidad, ridículo pero perpetuo en algunos casos, engaños. Tantas adivinanzas en juegos de preguntas que frustran, que arrastran, que simplemente abandonan y dejan a la deriva. ¡No más! No es bienvenida tal sensación de desigualdad cuando bien se sabe que la igualdad es lo mismo que nada, que se camufla en la desconfianza, en la indecisión de aquellos que bien clara tienen la respuesta pero que no son capaces de afrontar las consecuencias de ella. Adivine usted quién, adivine usted por qué. Es imposible recordar las marcas, las etiquetas que se nos lanzan encima para aprisionarnos mientras nosotros sumidos por el temor actuamos por defecto. Es imposible cuestionarlos a ellos si no son capaces de hablar con la verdad. Son frívolos, desean cada pieza que pueden obtener de los demás. Son tan frívolos como irreales, como ridículos, como creados por la imaginación propia de aquellos dementes sin control. Aquellos estrafalarios seres sumamente detestables con los cuales todos habremos chocado un par de veces cruzando la calle.

lunes, 13 de diciembre de 2010

+Sí...+

Espacios recónditos, imágenes soñadas, deleites varios y un par de sabores. La esencia bien marcada y los ensueños bien perdidos, suspiros varios alojados en la inmensidad, ya no sé a donde botarlos.
Tanta discreción, algo de fascinación. Es ilógico como irreal, es tan ilógico como tratar de encontrarle sentido a cada suspiro que sale de mi boca; tan ilógico como tratar de contar cada pestaña de mis ojos y separarlas por tamaño...

martes, 7 de diciembre de 2010

+Esta, nuestra historia (comienzo)+

Ella es mi música, es mi arte, es el papel donde deseo escribir cada una de las notas musicales que invento cantándole suavemente al viento para que lleve cada una de las palabras que poso sobre los acordes que me inspira a sus oídos.
Quiero cantarle canciones, contarle cuentos donde ella sea la protagonista pero no lo sepa. Quiero regalarle un mundo que empiezo a crear sólo para ella. Quiero que me regale un poco de su sonrisa para dibujarla y recordar que esta hace parte de la mía cada vez que me levanto y miro por la ventana buscándola entre las nubes, entre el firmamento, entre el rocío de la mañana.
Busco escuchar su voz en las canciones que me ha regalado, busco encontrarla entre mis palabras, las que últimamente he venido regalándole sin medida. La busco entre mis manos, entre mis brazos y busco ese olor tan único de ella, busco el sabor de sus besos en el café, en mi almohada. Deseo desnudar su alma y que ella desnude la mía, que descubra cada pequeño detalle que no muchos o quizás ninguno conocen. Deseo tantas cosas pero las palabras no alcanzarían para describir todo aquello que anhelo.
Me veo al espejo, me veo buscando en mis ojos la mirada que suelo tener pero no la encuentro, ¿quién es esa persona que se refleja? Busco lágrimas en mis pestañas, pero ahora parece que mis ojos han tomado una especie de brillo, algo que desde hace algún tiempo se había extinguido del todo, algo que no lograba descifrar. ¿Será ella? ¿Será?
Vivo en un sueño constante, vivo soñándola. Sonrío tiernamente cuando miro hacia mi pared blanca y veo su huella marcada a diario, veo también la primera rosa que ha regalado en toda su vida y no puedo negar que me siento especial, que esa rosa tiene un mundo y una historia que siempre quedarán marcados en mi vida. Veo su sinceridad marcada en sus ojos, en sus pupilas que muchas veces la delatan. Siento su respiración cerca de la mía, también siento su pulso y siento ganas de quererla, de adorarla, de amarla de la manera única que podría amarle a ella, porque no tiene comparación.
Palabras van, palabras vienen, pensamientos varios de muchas clases, es simplemente incomprensible, es absurdo muchas veces pero no pienso hallarle explicación porque no la necesita, simplemente hay que sentirlo para tratar de entenderlo y esta vez me conformo con sentir, con sentirla, con sentir sus manos sobre las mías, sobre mi rostro, acariciando mi pelo mientras cierra sus ojos suavemente y se acerca a mi boca para alterar cada partícula que se halla en mí con el sabor de sus besos. ¿Por qué haría entonces de entenderlo?
Siento que cada palabra que escribo se queda corta aunque me sienta netamente inspirada por ella a escribir lo que hoy acá me hallo escribiendo. No es descriptible, es simplemente ella, es un sueño, es una historia, pero no simplemente una historia más sino una de esas pocas que de verdad dan ganas de vivir, de sentir, de escuchar, de escribir y de contar por más que sólo ella y yo seamos quienes la entendemos. Ella es mi historia, la historia que quiero escribir de aquí en adelante durante un tiempo indefinido; quiero que sea ella quien me de la innata inspiración para escribir esta historia que apenas comienza y que me está gustando tanto...

lunes, 6 de diciembre de 2010

+Memoir+

Me gusta sentarme noche a noche, con la ventana abierta viendo como se cuela el frío entre los rincones de mi habitación y como un par de canciones me ponen a recordar, me hacen transportarme a otros lugares. También me gusta sentarme, o quizás muchas veces acostarme, mirar el techo, sentir las cuerdas de la guitarra, tocarla, hacer canciones, revolverme el pelo, reírme y luego desesperarme por no lograr llegar a la nota que deseaba llegar.
Me gusta ver llover algunas veces, pero me gustan más las noches estrelladas, aunque si no tengo con quien compartirlas, son pocas la veces que me atrevo a apagar la luz para soñar sola con ellas. Pocas veces suelo posar mi mirada sobre la luna y pocas veces me he atrevido a soñarla.
Infinitamente he buscado el rocío de la mañana, pocas veces he dibujado en las ventanas al amanecer, sólo sé que me acompaña muchas veces el halo y el humo de un cigarro que se desvanece lentamente con mis pensamientos. En las cenizas se hallan memorias varias que a veces rescato pero que prefiero borrar del panorama efímero para luego volver a recordarles cuando pretendí tenerlas lejos y del todo olvidadas.
Hoy hace varios años solía ser muy diferente todo, no sé, quizás más inocencia, menos fugacidad. Eran tiempos extraños, un poco vacíos pero un poco más tranquilos que los últimos dos años. Casi no habían preocupaciones, fue en comienzo de muchas cosas y bueno, aquí me hallo hoy, sin extrañar mucho pero sí anhelando un poco de la paz que se respiraba por esos días que no fueron fantásticos pero eran más jóvenes.
Me siento de nuevo entonces desde la tarde a sonreírle al cielo, a las nubes opacadas, a prender inciensos que vayan escabulliendo en mi entorno, dentro de mi, que saquen de mi profundidad lo oculto y quede expuesto a mi realidad. Sonrío de nuevo, ya comienza a hacerse de noche, pienso en ella, pienso en su felicidad y en la mía. Me recuesto con los brazos bajo mi cabeza y pienso en ella, pienso en su sonrisa, en el sabor de su boca. En los miles de planes que tengo con ella pero de los que ella no es consciente, en las cuantas veces que mi mente me ha querido traicionar para pronunciar dos palabras que aún no considero adecuadas. Pienso en ella y me hace feliz el tan sólo elevarme con ella en mis sueños, mientras sueño despierta, mientras me envuelve la penumbra, la música, el ambiente, las ganas de quererla en mis brazos y nunca dejarla ir; las ganas de amarla tanto que no deje de sonreír.
La quiero a mi lado la quiero ya mismo conmigo. Quiero fundirme en su pelo y besarla hasta que se me haga tarde, ahogarme en sus besos, llenarme de ella, de su respiración. La quiero junto a mi en este preciso instante.