viernes, 16 de julio de 2010

+Preludio a mi lira+ (Dedicación especial)

La simpleza y la complejidad. Una noche de inspiración momentánea que me llevó a un lugar fascinante rodeado de magia y belleza. Me rodeaba el viento, me rodeaban la olas y lo más hermoso, su sonrisa.
Sus palabras eran el silencio, que por cierto lo decía todo, y mis ojos eran resplandecientes, parecían estrellas que con sinceridad hablaban. Todo parecía envolvernos, todo parecía ser parte de nuestro momento, de nuestra vida, de aquella existencia que era una realidad paralela y que logró envolverme como jamás; una simple historia contada a voz alta me había llegado a envolver.
Todo parecía un sueño hecho realidad, como si el momento hablara por sí sólo, como si me dijera al oído cada suceso que acontecía con cada detalle, y como si pudiera incorporarse en mí, llevándome entonces a un limbo desconocido. Me llevó hasta el punto de temblar, quizá de hiperventilarme, de sensibilizarme tanto que me hizo vulnerable a un paisaje maravilloso.
Varias experiencias vividas han marcado mi vida, otras no vividas también lo han hecho. Algunos sueños recreados dentro de mi realidad me absorben, me envuelven e incluso me ensimisman, lo cual me encanta, o podría decirse que me fascina, me lleva a recorridos inhóspitos, ilógicos a los cuales no pretendo encontrarles una logía común, a los cuales no intento entender, porque a veces el hecho de ser incomprensibles les hace únicos, les hace hermosos.
Juego a las escondidas con mis deseos lógicos y con algunos otros ilógicos que para muchos resultarían ridículos. Me lleno de valor para reencontrarme con algunas historias que pensé haber olvidado pero que siguen ardiendo como el centro de una estrella fugaz que me acongoja. Me lleno de valor para encontrarme conmigo misma en una historia la cual parece real, me lleno de valor también para enfrentar tantos sucesos, tanta belleza, tanta vida; para enfrentarme a mi realidad, para salir de ella al punto de convertirme en aquella mujer soñadora que nunca dejó de soñar pero que ahora retomó parte de su pasado y de su presente para combinar la inspiración perfecta, para hacer de esta algo modesto y sencillo pero que a su vez lleva algo de complejidad.
Me enamoro de mis sueños, me enamoro de mi vida, me siento vulnerable a todo aquello positivo que desea entrar en mi vida y he decido cerrar las puertas a muchas otras cosas que sé que por más que me busquen no me conviene recibir. Desearía que cada soplo de viento me arropara en su silbido y me susurrara una que otra palabra al oído, así tendría quizá un poco más de inspiración para revolver dentro de mi mente el despojo de ciertas ocasiones efímeras que en palabras se han de convertir.
Mi arte es aquello que produzco, mis palabras son el mayor tesoro que he llegado a descubrir. Cada vez que ausculto alguna nimiedad he de convertirla en algo grande, pues las pequeñas cosas son aquellas que le dan una especie de factor desconocido a mi vida, las pequeñas cosas son aquello que me pueden enamorar de repente sin sentido, sin mente.
Palabras, las lineas que delinean mi aura, mi cuerpo, todo aquello que me rodea. Un soplo de energía, un soplo de ambigüedades, un montón de diversos conceptos, caminos varios, decisiones sencillas, otra complejas. Inventos, creaciones, honestidad, sinceridad, desdeño, a veces mucha inspiración, a veces carencias, a veces todo, a veces nada, y de repente ha de convertirse en amor, en silencio, en expresiones, en pasiones desatadas.
Creo historias, creo realidades en un mundo irreal, creo fascinación, a veces miedo, a veces intriga, a veces poco, a veces mucho, pero causo algo. Todo merece una causa, una razón y un motivo, pero ¿realmente deseo encontrar la causa y el motivo de cada cosa? No lo creo, ¿entonces que sería de aquellas cosas "carentes de logía" que tanto me gustan? Quizá prefiera morir ignorante ante la causa y el motivo de ciertas cosas que su toque místico tienen.
Veo la gente pasar, algunos con caras largas, muchos otros con una sonrisa en los labios, de esas que parecen indelebles; muchos otros que sonríen por pura y física obligación. Algunos miran con desconfianza, con preocupación, con miedo. Otros soñadores, otros enamorados, otros desdichados, y otro tanto conformes con aquello que tienen deseando un poco más pero sin luchar por ése objetivo que desean alcanzar. El miedo les carcome, el miedo no los deja avanzar por el camino; le temen a lo desconocido y a lo conocido también. Tanta prevención en sus manos les lleva a ser lo que son sin escrúpulos. Hay tantos tipos, hay tanta variedad, pero a la vez todo se resume a algo común, gente.
Me gustaría a veces poder saber qué piensa aquél hombre que veo en el bus con la mirada perdida en el horizonte. A veces me gustaría poder entablar una conversación con ciertas personas para convencerme a mí misma de que aún puedo llegar a sensibilizarme, pero en realidad nadie tiene tiempo para nada, todos se ensimisman hasta un punto donde todo aquello que se les acerca les repele sin medida. Nadie tiene tiempo, nadie tiene modo de escape, todos están metidos en sus mundos, todos están allí, y aunque deseen con ansias liberarse de la monotonía que les persigue, prefieren engañarse y convencerse a sí mismos de que son personas felices porque viven lo que supuestamente cada ser humano desea vivir. ¿Acaso hay una regla que diga como se tiene que vivir? ¿Acaso en el concepto de libertad limitado que tenemos existe algún tipo de manual de vida?
Sueño, y quiero seguir haciéndolo sin medida, pues es mi único escape, es la única manera donde puedo conocer realmente lo que deseo, lo que amo, lo que poseo y lo cual quiero explotar sin ser juzgada; lo que soy.
Retumban en mis oídos las canciones, a veces les escucho, a veces simplemente me sirven de compañía y de inspiración; muchas otras veces no hacen nada más que ruido. A veces me introduzco en mi alma y esculco hasta el último rincón y le exprimo sin piedad, pero sé que a ella le gusta, sé que lo disfruta tanto como yo.
Así es, así será, cuando encuentro entonces el motivo de inspiración no hay nada que pueda frenarme de soñar, de vivir, de sentir cada palabra, y si es necesario articularla suave y lentamente.
(...)
El viento la envuelve, la hace hermosa, hace de ella un preludio tan incomprensible y fascinante que me resulta indescriptible, porque nadie lo entendería hasta estar ante ella. Las hojas bailan a su alrededor, y sus ojos exhalan un aire helado que congelaría cualquier tipo de palabra que se le dijera. Es increíble como hiela, como ama, como respira, como absorbe cada uno de mis pensamientos, como siente mis sentimientos y como ha llegado a tocarme al alma profundamente sin el menor de los reparos. Me gustaría soñarla cada vez que cierro mis ojos, porque es ella a quien deseo soñar, es a ella a quien deseo tomar de la mano y llevarla a caminar sobre aquél paraíso que creé con mis palabras para que sus pies tocaran.
La humedad, el silencio que le envuelve le hacen aún más hermosa. Sin articular una sola palabra es capaz de llevarme a mis campos de inspiración más amplios, es ella quien me eleva hasta bien arriba y que tan sólo con un parpadeo me devuelve a la realidad en la que vivo.
Ella es tan hermosa que podría compararse con una pieza musical de la cual hasta ahora conozco el preludio; una obra que logró envolverme y que me hipnotizó. Una obra que me envolvió tanto que me ha dado pie para conocer cada nota musical que en ella se halla.
Su voz susurra, me arrulla, me pone a temblar. Cada vez que emite algún sonido y me mira, logra introducirse dentro de mi alma, logra palpar cada una de mis emociones sin escrúpulo alguno, sin miedo.
Su indiferencia me lleva, su sinceridad me absorbe, su silencio me habla suave al oído, es mi fuente de inspiración, con ella podría vivir cada segundo como si fuese el último. Quisiera crear millones de espacios tan sólo para perderme en el tiempo con ella. Para que el tiempo quemara los segundos lentamente como si fuesen leños, y me llevasen con ella a cualquier lugar donde en su abrazo me pueda perder, me pueda hacer real y...
(...)
Me disuelvo en mis palabras, escudriño en lugares desconocidos de mis recuerdos, de mi alma, me visto de pureza, hago ritos con mis palabras. Quemo hojas, quemo sueños y el humo de estos se esparce en el aire que las lleva lejos. Les lleva a la pureza de cada uno de aquellos seres que he escogido para que sean partícipe de cada uno de aquellos sueños que aquí escritos se hallan.
Pienso en su presencia, pienso en su esencia, pienso en la mía y la veo tomada de la mano de aquella que le envuelve. Un aura de felicidad me envuelve al tiempo con una melancolía fascinante que reboza mis ojos de lágrimas, pero que precisamente no son lágrimas de tristeza sino de un sentimiento al cual no puedo ponerle nombre, porque no se parece a ninguno que haya sentido antes.
Cuento los segundos, los minutos, las horas... los días, los meses y los años. Recuerdo, vivo, respiro, inhalo, exhalo, le llevo presente, es claro, le llevo bien adentro. Le pido al reloj que deje de marcar las horas, que tenga piedad de mi, que no me lleve al final tan rápido, pero este parece no escucharme, este parece no ser mi amigo ya, y va más rápido de lo que imaginé, va más rápido de lo que quisiera que fuera. ¿A dónde se fue? ¿Dónde está? No sé, no lo sé, sólo la esencia impacta en el cielo, tan sólo queda un atisbo de sabiduría, un asomo de pequeñas piezas. ¿Por qué se ha ido tan lejos cuando tan adentro estuvo?
Descuartizo las hojas, con rabia, con un furor increíble que me carcome, pero que me hace liberarme de tanto que dentro de mi se halla. Amo sentirle, amo vivir, amo respirar, así mis propias palabras me ahoguen, me sofoquen.
Está helado, me congelo. ¿Dónde estamos metidos? No pararé de escribir, nada ni nadie lo impedirá, pues motivos me sobran para hacerlo. Amo lo que hago y vivo por ello; nadie me arrebatará mi sueño, nadie, nada.
No más máscaras, no recaeré en mis errores nunca más. Me esperan un sin fin de regodeos y deleites que a mi vida pertenecen. Allí la llama que no se apagará, nunca, nunca. ¡Jamás!
Vaya, qué noche tan fría, pero tan llena de inspiración...
Me marcho, adiós. Adiós no es para siempre, adiós requiere un reencuentro.
Bienvenida seas mi lira, mi numen... bienvenidos sean...

Dedicación especial Niña2(F)

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