domingo, 31 de julio de 2011

+Contraste+

Odio los silencios prolongados, las noches en vela. Odio los recuerdos machucados entre notas musicales y el leve olvido del que carece la madrugada. Sin embargo, me fascina el color de las mantas y el leve olor que tiene el rocío al alba.
Odio el no sentirme viva cuando respiro, odio pensar que ya todo se ha dicho cuando yo lo he pensado y me molesta profundamente encontrarme mirándome al espejo y encontrar a una persona diferente a la que yo reflejo interiormente. Sin embargo aprecio las madugadas llenas de música, las falencias de los otros de las que me alimento para hacerme más fuerte y ni se diga de los vacíos silencios que acompañan las palabras tristes de aquellos que buscan refugio en lo efímero y frívolo.
Sí, estoy agradecida tanto como decepcionada y desdichada, pero al menos me siento feliz y aunque no conforme con tal felicidad, me gusta la opacidad cuando es necesaria.

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