lunes, 19 de marzo de 2012

+Tal vez en sueños+

Cuando nos aborde la lluvia de los adioses olvidaré que ya no estas. (...) Un momento, es que ya no estás, es que aún sigue lloviendo y pienso, o tal vez analizo cada palabra, cada silencio en busca de ese adiós que nos trajo cada una de las gotas de agua.
¿Quién eres? ¿Quién soy? ¿Qué somos? Ah, déjame recuerdo que ya no somos, que nunca fuimos, que fuiste una ilusión, un momento, un letargo de mi imaginación. Pensé palparte cuando tan sólo eres tangible en mis sueños, cuando tan sólo te sentía en el beat de la música que sonaba en mi corazón.
Una simple fusión de sonidos, una sinfonía inaudible, una obra magnífica repentinamente inexistente entre los dedos, entre cada uno de los momentos intangibles, tan intangibles como las letras de las canciones, como las curvas que llevaba cada uno de mis escritos, esos que te describían pero que realmente me llevaban a ese ser predilecto que jamás he conocido, que probablemente nunca llegue a conocer.
Horas, días, minutos que danzan entre el tic-tac del reloj, poemas inconclusos, voces en mi cabeza. ¿Te atreves a pensar que ya no pienso en ti? Pienso en ti cada día, pues te llevo entre mi música entre las hojas de mis libros, entre mis letras, te llevo al fondo de cada uno de mis zapatos, entre mis cajones, entre mi ropa, entre mis recuerdos, entre todo lo que poseo y lo que no. Eres todo, pero no existes, no estás.
Esta vez no te pediré que te quedes, no te pediré que no te vayas, que me lleves contigo, esta vez te guardaré en mi cofre, en ese donde guardo los recuerdos, ese donde escudriño cada día para encontrar la frágil inspiración; esa donde he guardado mis secretos, los más profundos, ese donde he guardado tus labios para besarlos tan sólo en sueños.
¿Y ahora qué? No hay ahora, no hay un qué que valga, no hay un hubo y no hubo un habrá. Quizás de tanto en tanto se me fueron llenando los ojos de lágrimas al imaginarnos la mañana de cualquier domingo levantándonos con el sonido de los Beatles sonando en ese pequeño equipo que me imagino al lado de la mesa de noche, quizás fumándonos un porro, tal vez hasta dos; contigo es con quien me imagino entre el espeso humo imaginándonos un mundo hecho para ti y para mí, contigo fue con quien imaginé olvidar cualquier canal de la tele, de hecho es que junto a ti no habría la necesidad de un televisor, te hubiera propuesto más bien tener una guitarra como televisor, quizás un violín a cambio de un ordenador; quizás habría cambiado la rutina por un para siempre en la mañana junto a ti donde el café me supiera siempre a café son un toque de cualquier esencia. Quizás olvidé que te olvidé, quizás olvidé que debía olvidarte; quizás olvidé que no existes, que sólo eres lo que mi mente elaboró como excusa para el para siempre en el que jamás creí hasta que te conocí en cada una de las letras que he escrito aquí.
Tú, entre tantos, un poco de esto y de lo otro, tú tan fascinante, tan diferente, la mezcla de todo y lo que no fue nada. Tú, sólo entre sueños, tú, mi todo y mi nada, de principio a fin, de fin a infinito, del olvido al desasosiego, del todo absoluto a la simpleza de la nada. Tal vez en sueños, tal vez nunca, tal vez...

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