jueves, 19 de abril de 2012

Entre ladrillos

Basta de etiquetas, de nombres, de todo. Basta de pasos en vano, de recuerdos frustrados, de ríos turbios y de momentos pasados. ¡Basta ya! He llegado a un punto donde requiero una posición adecuada, un momento de tranquilidad, un simple suspiro al aire sin estúpidas nimiedades tropezando entre mis neuronas cada vez que exhalo. Es tiempo ya de redactar algo, algo que no sea en vano, que no se me vaya de entre las manos, que no se me cuele por entre los dedos hasta llegar al suelo una vez más derrumbándose y susurrándome al oído "no eres capaz." Esta vez la historia no será algo forjado para alguien sino para mí misma, en medio de los escasos conocimientos semi-poeticos que pongo a prueba una que otra vez, esas veces donde los pensamientos son algo más que ese acto de imaginar algo junto a alguien, algo más que una de esas historias dirigidas a alguien por simple inspiración y placer mental. Hoy entre las sábanas con el viento frío colándose por entre los ladrillos me fijo en mi entorno, en todo aquello que me rodea, a todas esas experiencias que en algún momento logré contemplar y me veo allí, tan distante, tan sola, tan apacible como el sonido de la lluvia resbalándose por el vidrio de la ventana, con la mente tan clara como las mismas gotas y con las manos tan dispuestas a crear una obra magnífica que de repente no lleve el nombre de nadie implícito. Esta vez no será por ti, ni por ella, ni por él, será esta vez por mí que lo haga, la obra más hermosa jamás creada. De los amores negados, de los "no" tan rotundos que he llegado a escuchar, de entre las cuerdas de la guitarra y los martillos del piano, desde la música empezaré a formar la perspectiva de la musa inspirativa, esa figura que estoy con el tiempo forjando entre pensamientos varios, deleitándome con cada una de sus curvas, de los sonidos provenientes de los motivos más oscuros como más claros, de los decrescendo y los increscendo. ¿Claridad? No, esta vez no existe claridad fuera de mi cabeza, de la paz mental que me invade en las mañanas mientras veo las gotas de agua caer por mi piel mientras tomo un baño, esta vez no será como las anteriores, ni como las pasadas, esas se quedaron bien atrás, en las mañanas nubladas, en la música triste de esos Jours Tristes que solían agobiar los corazones rotos de los llantos incurables y de esos eternos lamentos. Después de tantas historias y de los ejemplares magníficos que han estado sujetos a mi vida de una u otra manera no me queda más que agradecimiento, es curioso como a medida que pasa el tiempo todo se va desvaneciendo y ahora son simples sombras sobre las hojas escritas, ahora son simples fantasmas que en su momento tuvieron una importancia casi que única. Gracias por eso, gracias por todo eso, de aceptar que sin ello no sería precisamente lo que soy hoy en día, sin embargo y por gran fortuna les he dejado bien atrás, en esos días que describí antes, en las letras de las canciones que con tanta pasión escuchaba con el remedio de encontrar entre las letras de las mismas identidades no correspondidas. Blame me for not being what you expected, I'm glad I wasn't there to show you what you wanted me to be but instead I was there to show you I'm worth than that. Ahora bien, comencemos de una sola vez, comencemos con las palabras dichas pero no escritas, esas que a veces me cuesta tanto trabajo pronunciar. Alguna vez me creí dueña de las historias, me creí dueña de los sueños, me creía invencible, indeleble; incomprensible. Tout est calme Sí, realmente sí, debo decir que eso puede ser certero de una u otra manera, pero entonces es ahora cuando me pregunto nuevamente, como por milésima vez si vale la pena darle valor a las palabras en este mundo tan frívolo, cuando después de tantas decepciones todo suena tan similar a lo que he escuchado anteriormente. ¿Qué tan factible es darle un sentido al für immer cuando somos mortales y no estaremos dispuestos a cumplir eso? Es cierto que a veces existen momentos de impulsividad, momentos donde es necesario decir todas esas parole. Es innegable que en algún momento hemos sentido las ganas en el pecho, hasta se nos aguan los ojos muchas veces por la impotencia que se siente al no poder decir todo eso que sentimos y no sabemos de qué manera expresar, pero ¿qué tan necesario es? Patrañas, sólo patrañas, no es necesario decirlo, no soy de esas personas partidarias de decir todo lo que se piensa, si bien es cierto, hay que dejarle algo a la imaginación de los demás. ¿Por qué todo tiene que estar tan desmenuzado? ¿Y es que cuántas veces amamos en la vida? ¿Quién sabe qué es amar de verdad? Cliché ¿verdad? Supongo que son preguntas absolutamente humanas, quizás tan trilladas que realmente no es necesario repetirlas, pero vuelvo al punto de partida, a ese punto donde me pegunto si realmente las experiencias no hablan por sí solas. (Aunque en este mundo tan mentiroso es difícil confiar, es cierto) No, esta vez no quiero dedicarle mis palabras al amor, creo que ya es demasiado, insisto, un cliché, no es tan difícil llegar a la conclusión de que el amor es simple ciencia y que todo es cuestión de hormonas; siempre seguimos siendo animales instintivos. ¿Por qué seguir hablando de lo mismo de siempre y no salirse de los parámetros? No sé a donde pretendo llegar con todo esto, bien sé que nunca llego a una conclusión, todo son preguntas tiradas al aire sin ninguna esperanza de que sean contestadas. Realmente no pretendo que alguien le dé una respuesta a todo lo que planteo, si bien es cierto me gusta planteármelo a mí misma porque sé que en la vida a medida que ha pasado el tiempo he logrado desencrpitar muchas incógnitas y muchos de los trabalenguas y no espero que sea diferente esta vez. De eso se trata la vida ¿no es cierto? De ir analizando hasta encontrar la respuesta a muchas de las preguntas que nos hacemos a diario. Siempre llega el momento adecuado. Una vida llena de incógnitas es una vida saludable, es una vida donde no se mantiene el personaje en su mismo papel, sino que en cambio en medio de su misma humanidad y de sus experiencias va llegando a conclusiones que quizás muchas veces los otros personajes llegan a descubrir mucho antes o quizás mucho después y es allí donde se encuentran esos hermosos matices, esos increscendo y decreschendo a manera de sinfonía con sus pianos y sus fortes con todas esas vivencias que hacen obras tanto hermosas como aburridas a simple vista. La valse des monstres De vez en cuando es irresistible esa tentación de llevar todo a los extremos, quizás el mismo miedo es aquello que nos reprime ante la capacidad de tomar nuestras propias decisiones, probablemente inducidos o quizás por intuición propia, pero siendo realistas cada día que pasa pese a la experiencia que tenemos, claramente es un día más de conocimientos donde nos hacemos más pequeños ante el mundo que nos rodea. Somo seres pequeños que en conjunto podemos hacer cosas grandes, la clave está realmente en la realización de los objetivos personales. Hay quienes nacen para morir jóvenes, hay quienes nacen para ser burlados y muchos otros para ser conocidos de una manera demencial, otros tantos quizás ni tengan un papel definido o un rol esperando por ellos, sino que a medida que van viviendo su vida se dan cuenta de lo que son capaces o se limitan al simple hecho de respirar por inercia. El sentido que se le da a las palabras entonces es el que nosotros mismos le damos, pero muchas veces nos vemos ante la vida con las manos vacías cuando esta espera que demos algo a cambio de todo lo que hemos obtenido y es allí cuando se nos dificulta jugar las cartas porque la batalla muchas veces en vano. ¿Y qué va después de ello? ¿Qué viene consigo? Todo tiene un price y es necesario responder por aquello que nos ha sido entregado. ¿Y es que hasta cuándo seremos concientes de que hay que ponderar con sensatez cada paso que damos? Trapèze La vida es un monopolio que se balancea en un trapecio, es un juego que muchas veces nos toca jugar por simple responsabilidad, quizás porque no vemos el potencial en nosotros mismos. El ser humano tiende a condicionarse, a tratar de ser aceptado por los demás para así llevar una vida normal, pero ¿qué sucede cuando no encaja? ¿Que sucede cuando se considera y es considerado diferente? Pese a ser seres sociales por naturaleza, es claro que muchas veces eso nos lleva a esa discriminación por pensar diferente puesto que todos los demás a veces resultan ser una tropa destructiva y eso crea resentimientos, pero ¿qué si dejamos de pensar en los demás? ¿Por qué aquél que aspira llevar una vida medianamente diferente de los demás es juzgado? Por un momento dejemos de pensar en los demás, en lo que puedan pensar ellos. ¿Por qué es tan difícil afrontar la soledad? Quizás porque nos enseñaron que toda causa tiene su consecuencia y que si pensamos en la soledad somos seres egoístas y llenos de ira y vale aclarar que eso en muchas ocasiones es a causa de la apatía y de la discriminación, pero ¿qué si no es resentimiento sino un simple deseo innato? Somos seres diferentes, aunque tengamos por lo general los mismos órganos vitales y vivamos en el mismo mundo. Jour d'avant He lanzado las últimas palabras al viento, a modo autobiográfico, es cierto, quizás el cuestionamiento humano jamás tenga una respuesta para todo, quizás el día de mañana muramos con miles de dudas en nuestras mentes y es un posibilidad muy grande. Sin embargo debo decir que para mí no es descabellado pensar en una vida solitaria, tampoco es una idea descabellada que aunque seamos seres sociales, la dependencia en el otro nos trae muchos problemas y es por eso que muchas veces es mejor no esperar nada de nadie porque los demás son tan egoístas como nosotros mismos. Crear relaciones que beneficien a ambas partes no está mal, es algo necesario, pero ¿por qué reincidir en la dependencia? Nada ni nadie es fundamental, aparte de aquello que bueno, como sabemos es indispensable como lo es el oxígeno y los órganos vitales que nombré anteriormente, pero ¿qué hay más allá? ¿Qué hay al final de la linea? No nacemos de la mano con nadie y aunque alguien nos dio la vida, morimos solos, nos vamos solos. ¿Entonces por qué esperar un für immer que no será für immer? ¿Para qué estancarnos en lo cliché para revelar lo indescifrable? ¿Por qué sentarnos a hablar con alguien cuando nos tenemos a nosotros mismos para respondernos? La mort