domingo, 28 de noviembre de 2010

+Tarde+

Tarde, fue muy tarde cuando se dio cuenta que me podía perder. Tarde fue el momento en el cual no se dio cuenta que me estaba alejando con sus palabras, con sus barreras, con sus actitudes, con su orgullo.
Tarde fue cuando le gritó al espejo y no le pude gritar de vuelta porque cuando yo gritaba no había nadie al otro lado que me devolviera al menos el eco de mi voz. Le dí todo y se quedó con ello, se lo llevó bien adentro y no sé donde lo dejó guardado. Tarde se dio cuenta que en algún momento daba todo por ella, que incluso abandoné muchas cosas por el simple hecho de deberme del todo a ella.
Se le hizo tarde para tratarme de decir el por qué de sus acciones, de sus palabras, de su desidia. Fue tarde para que notara que me hacía más daño del que se imaginaba con su presencia-ausencia. Fue tarde entonces cuando descubrió que no podría estar con ella el resto de mi vida.
No puedo negarme al hecho de que muchas veces sus palabras me ponen a tambalear, que muchas veces los impulsos me ganan, que muchas veces puede más el corazón que la cabeza, que lo lógico se vuelve ilógico cuando le doy espacio a mi cabeza para que piense más de la cuenta.
Me quiso dejar ir, me quiso quitar la cuerda que me ataba a ella, a su vida, me quiso dejar elevar lejos en busca de otros caminos y precisamente cuando vio que mi vuelo iba más alto de lo que se imaginaba, no supo si quería dejarme ir. Es una situación bastante extraña, algo antes jamás experimentado. Algo nuevo que muchas veces no sé cómo manejar, pues se me sale de las manos.
¿Por qué se le hizo tan tarde? ¿Por qué dejó que el tiempo se encargara de llegar hasta este punto? ¿Por qué por una sola vez en su vida no fue capaz de hablarme sin miedo si le demostré tanta claridad en este tiempo?
Pretender es engañarse a sí mismo, pretender es sólo anhelar algo que evidentemente no sucederá porque por motivos varios se convierte en algo impredecible. Es claro que sus palabras hubiesen podido hacer mucho en este momento, ahora son sólo lamentos, quizás arrepentimiento, quizás tantas cosas que no sé cómo podría llamarlas.
No es tan difícil levantar el teléfono, tampoco es muy difícil pronunciar un "te quiero" que está colgando en la punta de la lengua. ¿Por qué no hacerlo? ¿Por qué no dejar por una vez en su vida el orgullo de lado y hablar con naturalidad?
Fue muy tarde, pero aún así no hay por qué sentirlo, no hay por qué pedir perdón.

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