martes, 7 de septiembre de 2010

+Un sol que se esconde tras el otoño+

Temperamental, tangible o más bien poco tangible. Hay días en los que no desea nada, otros en los que simplemente desearía desaparecer. A veces sonríe sin miedo, pero ya no es tan constante y sus ojos ahora son opacos, aburridos y carentes de gracia.
Ha dejado de pensar como lo hacía antes, a veces se siente completamente derrotada y muchos días tiene anhelos de muchas cosas que a medida que va pasando el día se desvanecen al mismo ritmo que su sonrisa. De nuevo comienza a afirmar que no se conoce aún del todo, que probablemente la gran mayoría del tiempo se convenció de algo que no era realmente, o simplemente se conoció mientras se sintió diferente y de nuevo a vuelto a ser una desconocida para sí misma.
Ya no es sólo un cigarrillo, ahora se han convertido en miles. Se siente ansiosa, extraña, al parecer se siente en un cuerpo que no es el de ella y que no le pertenece, o más bien, no sabe si es que el alma ya no le pertenece a su cuerpo. Ya no le importa si las gotas de lluvia le mojan el rostro, tampoco le importa si mojan su pelo o si las lágrimas le quitan el maquillaje. Por poco le ha dejado de importar todo, se siente liviana pero no tranquila, de hecho su apariencia física no dice nada, puesto que por fuera se ve inerte pero por dentro está que estalla.
Olvidó lo que se siente aquello que sintió, olvidó lo que le hace pensar en todas esas hermosas cosas que le arrebataban el sueño y le hacían sonreír y ahora por el contrario, aún arrebatándole el sueño, le hace pasar noches en vela imaginando, meciéndose en sus pensamientos y lamentándolo por sí misma. Se siente quizás sola, impotente, siente que nadie podría entender nunca lo que pasa por su cabeza, ni el vació que le satura el corazón; sabe que nadie entendería lo que siente porque aunque se familiariza mucho con algo que prefiere no nombrar, nadie lo pudo haber sentido de la misma manera que ella lo hizo y que lo hace.
Se ve reflejada en el espejo, contempla su imagen por varios minutos sin encontrar nada, sólo un vacío en sus ojos, sólo una tristeza que se aferra con las garras a su alma. Sueña, sueña todas las noches con su imposible. Teme caer en su sueño, porque ya sabe bien lo que le depara, así que no sabe si es mejor estar despierta y consciente o dormida dentro de una realidad inconsciente que la lleva a la misma realidad que vive cuando está despierta y llena de vacíos tenues que le opacan cada canción que escucha y que relaciona.
Su excepción a cada regla, algo extraño que le ata a aquello que la hiela y que la estremece. Un sueño, y como mencionó antes, un flagelo, algo tan real que no existe, o al menos parece haber desapareció, para su gran infortunio. En sus tierras lloró sus ojos y ahora le agobia un poco el no poder palpar lo intangible, es como si se hubiese esfumado, pero sigue allí tan presente como antes, sólo que ha olvidado como se siente poderse estremecer cuando toca ese algo, ese recuerdo que se ha vuelto carente de sentido, se ha vuelto innombrable para ella.
Aquello está ya en otro lugar, tiene nuevas ilusiones, tiene varias razones para permanecer constante y ser feliz y la verdad ella le envidia puesto que le gustaría estar en esa misma posición, pero es claro que no será así, que tomará mucho tiempo aferrarse a la costumbre de acostumbrarse a la resignación, como siempre.
Ya está, ya se fue, ¿y ahora qué? Nada, no puede hacer nada pues sus ilusiones también tomaron un rumbo lejano, se perdieron en un mundo que básicamente no le pertenece más y que desafortunadamente echa de menos.
Sus palabras ya carecen de sentido, sus letras las arrojó el tiempo a la basura, pues es claro que ya nada que diga tendrá el mismo sentido que tuvo alguna vez. Es claro que la esencia de estas ya la ocupa una esencia ajena a la de ella.
Suerte por eso, suerte le desea pues la puerta ya está cerrada del todo, no se abrirá ya más, ella sólo se resigna a dejar volar libre aquello que siempre se le volaba de las manos y volvía a ella, pues ya sabe que no volverá más.
Al cielo y a los recuerdos que no puede más, no desea sentir más eso que le acongoja, cuando en el cielo finalmente se oculta aquél sol que le calentó pero que a medida que pasan los minutos se oculta tras el crepúsculo ella sólo sabe agachar la cabeza e intentar ignorar. Por ahora sólo puede degustar el sinsabor de sus días amargos, por ahora sólo le queda... ¡ah!, pero si es cierto, ya no le queda nada de eso.
Arrebata ya de una vez todas las lágrimas de sus ojos y déjala volar ya libre. Déjala ir sin más, déjala...

1 comentario:

santalocura88 dijo...

Es interesante como va nombrando uno ha uno cada sentimiento de soledad y describe una ha una las situaciones oscuras y tristes del dolor, a mi solo me recuerda lo divertido de sentir