jueves, 2 de septiembre de 2010

+Despedida+

Que no me va a doler, que no voy a llorar, que no voy a hundirme. Probablemente sí lo haga, ¿ya qué más da si me ahogo o me desahogo?
Que no es el fin del mundo, nadie tiene que decírmelo, pues ya lo sé. Que la vida no es justa, eso también lo sé, y por más que me lo repitan cien veces les diré que ya lo sé, porque es preciso, ya lo sé, pero el que predica poco aplica, desafortunadamente.
No sé en qué punto estoy, no sé cómo llegué aquí, no sé tampoco por qué, pero fue, pasó y acá estoy, aunque era evidente que el día habría de llegar y que esto habría de escribir.
Se fue, sí, se fue, y me dejó varias cosas; me dejó momentos, me dejó canciones, me dejó un par de ilusiones que aún no sé cómo borrar, aunque sé que fui yo misma quien se encargó de construirlas, y aunque me duela decirlo, sabía que en el preciso momento donde me hallo ahora, fue el que siempre me imaginé pero en el que no quise estar nunca. Aquél que prolongué con la esperanza de que fuese diferente, pero ¿ya qué puedo hacer?
Sé que mis lamentos no le traerán de vuelta, sé que mis acciones no lo harán tampoco, y no lo pretendo, no pretendo llegar de nuevo a ese punto, a aquél punto donde me puse inicialmente. Como escuché un par de veces, lo que es de uno, es de uno, y si ha de volver pues ya volverá, pero no guardo ni la más mínima esperanza de que vuelva a mi porque siempre fui yo quien volvió a ella.
No sé cómo se siente después de partir, pero tampoco intento saberlo. Ni la luna ni las estrellas me alcanzaron para demostrarle cuanto la amo, porque ni siquiera me pertenecen, pero de alguna manera reconfortante, sé que ella supo que bien yo quise hacerle saber cuanto la amaba con aquello que estuvo entre mis manos, mientras estuvo, claramente.
Hace frío, o no sé si yo soy quien se está congelando por dentro, no sé sinceramente cómo describir mis sentimientos, no sé realmente qué es lo que siento, pero de verdad que se siente muy mal. Ya no tengo a donde mandar todo aquello que siento, ya no sé cómo más sacarlo de adentro porque aunque llore y llore se mantiene ahí, bien adentro y quema, quema como el fuego, quema como el hielo que me congela el día de hoy.
Hoy ya sé que es un fin definitivo, el fin de una etapa y el comienzo de otra que está en mis manos, pero que realmente no tengo ni idea de como empezar a manejar. No quiero empezar de nuevo, hoy no, hoy no quiero retomar mi vida sin eso que tenía, pero debo hacerlo por más que me niegue, debo porque sino entonces será mi fin, el fin de mi camino y de mis dichas y desdichas. Cómo me gustaría dormir por un buen rato, como me gustaría levantarme y simplemente ver como ya todo se ha quedado en el pasado y hace parte de mis más hermosos recuerdos que ya dejaron de doler. Cómo quisiera...
Ya puedo entender muchas cosas, el día de hoy entiendo el por qué de muchas otras, y me duele aceptarlo, pero sé que fue lo mejor, sé que esto que cada día estaba creciendo en mí me iba a perjudicar a medida que fueran pasando los días. No siento rencor, no siento odio ni resentimiento, simplemente no siento nada.
Me conformo entonces con saber que algo de mi le pudo haber quedado y ella donde quiera que se encuentre en este momento lo debe sentir y saber, lo cual de una manera ridícula me hace sentirme un poco menos mal.
A ella le debo muchas cosas,parte de mi felicidad, unas cuantas palabras, parte del volar de mi imaginación, le debo los mejores momentos que en toda mi vida haya podido vivir. Le debo las ganas de vivir cada día como si fuese el último, le debo seis meses de grandiosa satisfacción y le debo el conocer del amor; le debo el poder soñar junto a alguien, por más que sólo hayan sido los sueños adolescentes de una persona soñadora como yo.
Le quisiera pedir perdón por si en algún momento le hice daño, le quiero pedir perdón por no haber podido decir nada en el momento en que me miraba a los ojos esperando quizás una respuesta, porque aunque estaba a punto de decir millones de cosas preferí callar, no pude decir nada porque no quería llorar una vez más y arrojarme en sus brazos como si fuese la última vez que le pudiera decir te amo mirándola, no quería hacer de ello un melodrama y tampoco quería que la última vez que me viera en algún tiempo, fuera con lágrimas en los ojos.
Ojalá me recuerde feliz, ojalá recuerde con la misma pasión aquello que yo recuerdo en ciertos momentos. Que donde quiera que se halle recuerde cada una de las palabras que le dije como palabras sinceras y actos delegados que me fascinaba realizar, ojalá tantas cosas...
No ha pasado mucho y ya le extraño, no han pasado más que un par de horas y todo esto que siento comienza a hacerse bastante fuerte, bastante extraño. Pero no quiero que se preocupe porque esta vez no la buscaré con lágrimas en los ojos para decirle que la amo y que la extraño, sino para ofrecerle mi más sincera amistad. No la quiero fuera de mi vida, pero por ahora no puede estar tan dentro de ella de forma física, porque la siento y si que la siento bien adentro.
No espero olvidar, no espero odiar, porque no hay motivos para hacerlo, pero sí espero que esto que estoy sintiendo con el tiempo empiece a desvanecerse, porque realmente aunque deseo hacerlo, hay una parte de mi aferrada a todo eso que aún no quiere aceptar su partida.
Por último sólo quiero que ella tenga claro que nunca en su vida habrá alguien que la ame de la manera en que yo lo hago, y que con el tiempo, aunque mis heridas se curen, ella logre recordar todo aquello que le dí sin medida, que recuerde que hubo mucho que no alcancé a darle y que tenga claro que hace parte de mi vida como mi más hermoso recuerdo que tiene que ver con el amor, por que sí, debo aceptar, ella es y será siempre mi primer amor...

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