jueves, 8 de noviembre de 2007

Intentando soñar con jamás volver a soñar

Intento dormir para no ver mi triste realidad. Realidad aquella que me duele, que me agovia.

Las palabras no fluyen, y mis instintos no reaccionan. Me pregunto que pasa conmigo.

Despues de dejar todo y ver como las profesias de mis sueños se hacen reales, decido echar un vistazo a aquello que me observa desde lo lejos.

¿Qué querrán decirme aquellos pasos que me siguen?

Sigo caminando, andando. Como si el tiempo no existiera, como si los sueños desvanecieran, y así lo hacían, desvanecían, solos, en el tiempo que ya no existe, y en el pasado que puede ser el presente, por que ya no hay nocion del tiempo, ni de algún lugar.

De repente me doy cuenta que no hay nada, que no hay palabras, que no hay sueños, y con ellos se va el tiempo, tiempo que jamás existió, tiempo que ya se acabo sin ni siquiera haber comenzado.

Desvastado, me siento en un anden muy solitarion, lleno de nada, lleno de viento, de pensamientos vacios, excasos de sentido.

Me recuesto en el andén, y veo este cielo tan azul como mis ojos pero a la vez tan grís y nublado como lo que siento.

Y ahí, solo, en medio de la nada veo las palabras.

En una absurda sopa de letras, incoherentes palabras.

Cierro mis ojos, y cuento ovejas, pero no funciona.

No logro abandonar el mundo real para entrar en mi fantasía inmortal.

Abro los ojos, y veo como las aves vuelan.

Cierro mis ojos de nuevo y comienzo a imaginar.

Pero es mi segundo intento fallido.

Desesperado me levanto y miro a mi alrrededor, pero sigue igual que siempre, todo suspendido en el tiempo. El mismo vaso que arrastra el viento, al igual que mis sueños, y el anden solo, sin nada, sin nadie, solo conmigo.

Me vuelvo a recostar, intento no pensar, no sentir, no hablar.

Me concentro en mis sueños y empiezo a volar, intentando no volver nunca jamás.

Me desconecto de lo real, y se abre la puerta de lo irreal, de lo jamás mortal.

Atravezaba la puerta, pero derrepente todo se devolvio y volví en mi, un rayo cayó cerca de mí.

Ya va mi tercer intento fallido.

Empieza a llover, y yo me congelo, pues ya no habían posibilidades algunas de dormir, pero en cierto modo algo me alegraba, pues la lluvia me mojaba y me refrescaba.

Ya venía siendo de noche, y nada parecía cambiar, solola lluvia.

Ya no había por que temer, ya no había nada lo cual me pudiese hacer daño.

Mi oscura soledad, en medio de la nada me empezaba a gustar.

Una gran ola de sueño me agoviaba, solo trataba de evitarla por que la noche era para aprovecharla.

Pero el sueño me venció y la noche me durmió.

Entré al fin a aquel sitio, pero luego volví, y al abrir los ojos era de día otra vez.

Una misma monotonía, un mismo ser, yo.

Mis esperanzas estaban absolutamente destruidas, y ahora venía mas monotonía.

Todo estaba empapado, incluyendome a mi, mi pelo, y mis prendas.

Estaba llena de barro, y con una tos suave como mis alientos.

Me levante y camniné por ahi. La calle seguía sola y abandonada, y yo, en la mitad de nada.

Noche y día fueron pasando, y ahora mi cuerpo estaba debil, ya no podia levantarlo de el sitio donde pude sentarme por ultima vez.

Ahora si que deseaba volver a estar bien.

Deseaba volver a ver el cielo como lo hice alguna vez.

Pero ahora a tarde era, y mis sueños se habían convertido en realidad.

¿Porqué había deseado morir alguna vez si ahora estaba muriendo por volver a vivir?

Mis sueños mas profundos se hicieron realidad y ahora al fín se cumpliria mi sueño mas profundo. Soñar para siempre, un simple sueño inmortal, eterno, pues jamás acabará.

Y solo en la mitad de el anden, desvanecí, hasta caer en mi sueño mas prufundo, para soñar sin tener que volver a respirar.


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