domingo, 10 de octubre de 2010

+2:07am+

Me despedí, logré saber decir adiós, supuestamente.
Pudo herirme, ese sentimiento logró clavarme un par de dagas en mi corazón que por los últimos días podría adornarse con inmortalidad.
Ando sumergida en la música, en lo que está y en lo que no, en mis pensamientos, en las letras, en las palabras que muchos escriben y en los sentimientos encontrados que muchas veces he logrado comparar con algunos otros soñadores que no han dejado de volar. He logrado unas cuantas cosas, eso de cierta manera satisface un poco las gotas regadas de orgullo que se me perdieron en el camino mientras me movía por las calles buscando refugios en cada esquina y que por cierto, ando recogiendo a cuentagotas.
Se pintan varios paraísos en el horizonte, sin embargo temo, temo fundirme en alguno de ellos y salir destruida, pero aquél que no arriesga un poco puede que quede más frustrado que aquél que probó otros sabores, aquél que escudriñó hasta el fondo para saber a que huele la vida, a que huele cada centímetro de esta...
El sinsabor empieza a saberme un poco, empieza a cobrar un poco de vida, la vida que había perdido. La esencia confusa que había adquirido no me supo lo suficientemente bien como para quedarme estancada en aquél estanque de aguas rancias.
Ya está, una escasa inspiración matutina y nada más. Fue.

3 comentarios:

Als dijo...

Y qué es peor, ¿sentirse frustrado o arrepentido?

Förster Agatha dijo...

Creo que el arrepentimiento puede trascender a frustración.
No sé que sea peor, pero sé que las dos son sensaciones no muy agradables.

Als dijo...

El arrepentimiento trascenderá a frustración.. siempre y cuando no te arrepientas por haber hecho algo.
Sensaciones no muy agradables pero inevitables.