martes, 7 de junio de 2011

+It's a fire+

Una, dos y tres veces, aquí voy con tu sabor en mi boca, con tu suavidad, con tus poros que van dilatándose suavemente, con un sabor a chocolate y con mis ojos cerrados, respirando una, dos y tres veces más rápido. Encuentro mis manos suaves sobre tu piel que parece de terciopelo, sobre tu cara que hace tanta armonía con tu fragilidad. Tus labios tenues sobre los míos, tan suaves, tan frágiles; los muerdo de repente tiernamente y me encuentro mirándote a los ojos, viendo como tu expresión inocente se va cambiando por esa expresión medianamente diferente, esa que sólo yo conozco...
Cuando te alejas de mi boca veo como te muerdes los labios, como suavemente vas degustando con tu lengua cada trozo de ellos, siento como te mueves encima mío y como me dejas revolcarte el pelo cuando damos vueltas sobre las sábanas que al principio estaban tan bien puestas sobre el lecho tendido que nos acoge. Te abrazo con suavidad, ya sabes como soy yo con eso, nos soy tanto de palabras, pero sé que entiendes mi lenguaje cuando te abrazo y con ello te digo que no te quiero dejar ir.
En medio de la tenue luz de las velas, la canción apropiada, esa canción que tanto te dije que me gustaba, definitivamente Portishead es exactamente lo que necesito cada vez que te siento cerca.
Tu esqueleto negro, tus jeans ceñidos y entubados, tus converse desgastados; tu encima mío mirándome, sonriendo como bien sabes que me gusta que sonrías. Me tomas de las muñecas y las pones a los lados, me dices suavemente al oído "déjame que yo haga todo" y yo simplemente me dejo llevar por ti, por tus caricias, por tu respiración agitada, por la música, por el momento. Te veo allí tan armoniosa, tan frágil pero a la vez tan fuerte, tan suave pero tan dominante. ¿Cómo podrías no encantarme con tu belleza?
Veo como empiezas a bailar suavemente encima mío y yo como una observadora me conformo con verte aunque quisiera quitarte cada trozo de tela que se halla en tu cuerpo; quisiera tocarte y besarte, pero no me atrevo a levantar mis manos por miedo a romper tu armonía, así que prefiero verte, ver como tus caderas van al ritmo de la música y como tu pelo revolcado está sobre tu cara.
De repente empiezas entonces a besarme nuevamente, empiezas a bajar por la comisura de mis labios y llegas a mi cuello, luego a mi oreja y me susurras suavemente aquellas palabritas mágicas que inmediatamente se ven reflejadas en mis muñecas cuando suavemente aprieto mis puños. Sé que no puedo tocarte.
Intento entonces pronunciar una palabra pero tú, en medio de tu ritual y de tu danza posas tu dedo sobre mi boca para callarme. A continuación deslizas tu dedo por mi barbilla y comienzas a bajar logrando que mi piel se erice, que me estremezca, que mi deseo por arrancarte cada pieza que llevas encima cada vez sea más fuerte. De pronto empiezas a cantar esa cancioncita que está sonando a lo lejos cuando me estoy perdiendo en las suaves mordidas que le das a tus labios, me pierdo en esa mirada retadora que me gustaría desafiar, pero sólo me dejo llevar, de repente cierro mis ojos y me dejo llevar.
Te acercas a mi oído y me dices tiernamente "ahora puedes." Te acerco a mí tiernamente, beso tus labios, los muerdo y luego me acerco a tu mejilla, la beso lentamente desplazándome hasta tu oreja que muerdo y beso suavemente. Te susurro palabritas pequeñas casi irreconocibles, bajo por tu cuello, por tus hombros, luego retiro tu esqueleto negro con suavidad y lo lanzo al piso. A continuación tu respiración cambia bastante, empieza a acelerarse de nuevo al ritmo de la música. Empiezo a acariciar tu espalda, mientras beso tu abdomen. Me pierdo en la fragilidad de tu pecho y desapunto tu sostén. Te contemplo por unos cuantos segundos, eres simplemente de porcelana. Con mi dedo empiezo a trazar círculos en tu abdomen mientras te noto tensa, subo un poco y ahora dibujo círculos en tus pechos mientras los contemplo con detenimiento. Subo mi mirada y te veo con los ojos cerrados nuevamente mordiéndote los labios. Suspiras.
De repente te acercas de nuevo a mí, me acuestas nuevamente y empiezas a retirar rápidamente mi camisa, a continuación desabrochas mi sostén y empiezas a acariciarme las clavículas, luego bajas a mis pechos con tu boca y empiezas a besarlos, a dibujarte en ellos, a impregnarme del sabor de tu boca. Bajas lentamente a mi abdomen y siento como mi piel se eriza, siento como mi respiración empieza a variar y cada vez se hace más fuerte. Posas tu mano sobre la correa de mi pantalón, la desabrochas y con el estilo que sólo tu tienes la retiras lentamente mirándome a los ojos con esa sonrisita que tanto me gusta. Suspiro.
Me levanto lentamente, tu sigues abrazando mi pelvis con tus piernas, así que retiro los tirantes que cuelgan de tu pantalón y luego lo desabrocho mientras beso tus pechos y tu abdomen que se contrae cada vez que le rozo con la punta de mi lengua. Retiro tus pantalones seguido de tus zapatos y de tus calcetines y acaricio tus piernas por encima de las mallas que llevas puestas. Retiro tus mallas y tu a continuación retiras mi pantalón con una destreza casi intacta. Suavemente te recuesto y me poso encima tuyo; llevo mi lengua desde tu boca lentamente por tu cuello, luego por tus pechos; allí me detengo y pinto encima de ellos con mi lengua, sigo bajando por tu torso, y nuevamente llego a tu abdomen. Siento como tus dedos deslizan sus uñas por mi espalda y sigo bajando. Retiro tus bragas lentamente, enseguida beso tus piernas, las acaricio suavemente hasta llegar a tus caderas y me poso en tu pelvis, la beso y bajo lentamente. Empiezo a probarte, a bañarme en tu fragilidad. Te pruebo como si fuera la primera vez y veo como te estremeces, como tus manos me toman del cabello y lo revuelcan. Me levanto después de un momento y es allí cuando me lanzas rápidamente hacia atrás.
Te veo encima mío, me besas como si mis labios fueran a acabarse. Mientras me besas bajas tus manos hasta mi pelvis y la introduces por entre mis bragas, me tocas, me sientes y me dejo llevar por tu respiración, por tus movimientos y por el sonido de la música. El fuego de la vela de repente se apaga, lo único que puedo ver a través de la ventan es la luz de la luna que ilumina tenuemente tu silueta sobre mí; tu mano dentro de mí robándome el aliento.
De repente mi mano empieza a tocar tus pechos y baja lentamente a tu abdomen, esta entra en ti también y siento como te estremeces, como de ti sale un río de fragilidad y te dejas llevar por nuestro momento íntimo, te dejas llevar por mí. Te siento, te siento bien desde adentro, cada vez nuestras respiraciones son más fuertes, se encuentran en el aire, cada vez te mueves más, cada vez me muevo más. Muerdo mis labios y tu muerdes los tuyos. Tu voz se pone suave, a veces sale un poco de ella mientras respiras rápidamente, mientras mi corazón va rápidamente bombeando más y más sangre y de repente alcanzas el límite, seguida de mi límite, finalmente exhalas una bocanada de aire, la más fuerte de todas y yo te acompaño con otra. Te acuestas encima mío y me dices al oído "te amo" y yo te beso la boca suavemente y consecutivamente me acerco a tu oído y te digo "nunca te vayas." Suena entonces finalmente It's a fire y definitivamente me quedo perdida en el aroma de tu aliento y de tus besos. La luna nos acompañó hasta la madrugada.

1 comentario:

LIGIS dijo...

y qué pasó con las sábanas?