miércoles, 3 de diciembre de 2008

+Un halo de rocío puro+

Frases, palabras, adjetivos, sustantivos y demás, un montón de incógnitas escritas en un papel sin realmente saber qué he hecho de ellos. Veo por la ventana como amanece y no me siento cansada después de mucho trabajar sin cenar siquiera y me preocupo, pues pasé la noche en vela observando a través de la ventana cómo llegaba el amanecer. Siento como si los segundos que van pasando me envolviesen en un engaño de tiempo que parece tenerme sin cuidado.
Con las manos cruzadas sobre mis piernas, sentada en una mecedora esperando una madrugada helada observaba caer el rocío de la hermosa madrugada mientras esperaba con ansias infinitas la salida del sol para deleitarme y darme cuenta de cuán hermoso lucía el paisaje a aquella hora llena de cantos victorianos dentro de mi cabeza. Lucía hermoso, lucía único, parecía algo nuevo para mí, pues aunque había pasado miles de noches en vela observando a través de mi ventana mi reflejo cansado y lleno de tristeza, jamás fui capaz de analizar la belleza infinita del color verde en el horizonte, bañado por el rocío y por los rayos de sol que atraviesan el ambiente más hermoso jamás visto.
No soy más que un triste rostro reflejado en el brillo de una ventana, la ventana del estudio donde siempre me dedico a escribir mis más hermosas pero más tristes historias de amor jamás inventadas por una escritora. Aquí, en este estudio, es dónde pulo cada uno de mis escritos, es aquí donde paso horas helándome en este invierno con una hermosa chimenea humeando, con las páginas de libros que ya no recuerdo cómo van organizadas pero que son mi única compañía y que si me decepcionan saben que van directo a la hoguera.
No es fácil para mí ser una mujer tan solitaria, pero realmente después de varios años me he acostumbrado a la soledad de esta ciudad fría que me ha olvidado. Sigo escribiendo sin saber si alguien leerá lo que escribo, pero aún así es lo único que llegaría a hacerme feliz, pues las palabras que postro en cada una de mis tristes historias hacen parte de un pasado o de una historia de hace varios años. (Cuando aún no había canas ni arrugas en mí)
(...)
Cómo me encantaría volver a mis hermosos años de romance y poder escribir de nuevo hermosas historias de amor para él... pero desafortunadamente no fui dotada con suerte sino con dotes de escritora y por eso me hallo aquí, viviendo en esta desolada mansión donde mi única compañía es la literatura, la escritura y algunos seres que habitan aquí desde que la compré. Unos decían que estaba embrujada, y otros decían que hacía cien años se había cometido un horrible suicidio el cuál hizo que la casa fuera vetada para la compra y quedara hecha ruinas. Finalmente insistí en comprarla y acá me encuentro, viviendo en una casa embrujada o quizá siendo cuidada por el alma de aquella doncella que decidió quitarse la vida hace un siglo.
Mi casa tiene su historia, pero la verdad es que las historias son mías así es que si algún día logro hablar con alguien para que me cuente la verdadera historia, optaré por tomar la narración como parte de algún capítulo e inventaré una hermosa historia de amor para que se desarrolle en ella.
(...)
Ah... bien me decían mis compañeras de escuela que era una mujer muy soñadora, y la verdad es que no se equivocaban, prefiero vivir en sueños, me encantan los pequeños detalles de mi vida y eso es lo que a veces logra sacarme sonrisas dentro de este rostro de mujer deteriorada y amargada. Llorar me hace feliz, ver a la gente llorar me desahoga, es una gran píldora de felicidad para mí y eso me hace inspirarme. Cuando lloro escribo montones pero cuando veo a alguna mujer llorar junto a una fuente me da más inspiración que si llorara yo misma, así funciona. Puedo parecer loca, sicópata o como deseen llamarme, pero finalmente no es el dolor ajeno el que me hace feliz sino la debilidad y profundidad de los ojos cuando me logran mirar bañados en lágrimas y dolor. Siento una hermosa armonía al saber que puedo leer una sinfonía de violines en su cabeza haciéndole olvidar un mundo que le hace sentir pequeña, y esa es la simpleza, la que hace que nos deterioremos quizá por cosas insignificantes pero que nos hace sentir humanos. Me di cuenta de ello hace algunas horas cuando comencé a escribir esto en compañía de un cigarrillo, esto fue lo que pude ver a través de la ventana. Es algo tan simple que me hace sentir humana, es el amanecer y el rocío brillando sobre el prado lo que me hace sentir que la tierra también llora rocío y que puedo tomar éste como un medio de inspiración porque aunque todos los días pateo gotas de rocío, cuando camino hacia la plaza a comprar el diario jamás analicé que el rocío podría ser el llanto diario de un planeta inconforme con su sociedad anónima.
(...)
Me siento noche tras noche, analizo cada cosa que sucede en mi día pero me doy cuenta de que no muchas veces soy capaz de pensar en mí porque a veces siento que pasan meses en los que lo único que varía en mi vida son los leños de madera podrida que están al lado de la chimenea esperando por ser chamuscados. Me da nostalgia saber que mi única vida está puesta en las páginas que escribo a diario. Me da nostalgia pensar que lo que soy yo hoy en día sólo son páginas porque el resto se quedó en un pasado que no quiso ser presente y que arruinó mi juventud y no contento se llevó con ella lo que para mí era preciado. Como detesto suspirar y pensar que todo tendrá un remedio. Sé que no habrá remedio para mi nostalgia simplemente porque sé que ya soy parte de una triste realidad de la que nunca imaginé ser parte pero que me condena a morir como ya espero hacerlo, sola en una habitación respirando aires de soledad y de asfixia.
Caben dos posibilidades al morir, ya sea que me olviden y que nunca se den por enterados que existí, o que me vean como la escritora que alguna vez pudo entrar dentro de alguien con las pobres páginas que escribía. Finalmente creo que ya soy hace mucho parte del olvido por parte de muchas personas y realmente eso no es lo que me hace infeliz, pues cómo lo mencioné antes, en esta triste, fría y solitaria ciudad vale más lo que se vea por sí mismo que lo que los demás vean y muestren.
Se preguntarán qué hago aquí en esta ciudad, y hasta yo a veces me lo pregunto y no encuentro una respuesta coherente, aunque sí me lo vuelvo a preguntar por segunda vez entiendo que me da mucho miedo abandonar esta casa. No sabría realmente qué haría sin este lugar pues aunque no me guste el apego me he apegado a ella y no sé si soportaría alejarme del lugar que me ha recibido cuando lloro, cuando sonrío o simplemente cuando me encuentro ausente sin pronunciar palabra o pensamiento alguno. Ah, finalmente esto es de lo poco que me queda, es de lo poco que aún me pertenece y me concierne, pues después de superar la frustración de ser una mujer que jamás se casó y de no ser considerada mujer por no concebir, creo que lo único que puedo heredar es a mi hermosa mansión. Podría quemarse y en ella todas las historias, podría quemarme dentro de ella, pero jamás me iría de aquí, eso lo tengo muy claro.
Hace tanto frío en este momento, casi que son las 6:00, aún sigue el intento de amanecer, pues en invierno amanece un poco más tarde y a penas si se pueden ver alguno rayos de sol. ¿Será que el tiempo me ha jugado una nueva pasada? Quizá pueda que sea una ilusión óptica por falta de descanso... pero no, esto no podría ser una ilusión pues si fuera ilusión ya me hubiese despertado... ¿Acaso estoy alucinando?
Qué más da, puede ser un sueño y dará igual pues todo es igual. Cómo desearía quizá la compañía de una mujer, cómo desearía poder fumar un cigarrillo y compartir este hermoso paisaje con alguien... podría ser quizá el último amanecer de mi vida y no tengo con quien compartirlo, uh... qué desesperanza.
Barcelona, Barcelona, Barcelona, me quitaste mis más hermosos años de vida y aún me tienes aquí desangrándome en dolor. ¿Qué esperabas de mí? ¿Una mujer valiente que saliera adelante como escritora? Pues me temo que eso no soy yo, tu pueblo me ha despreciado, tu pueblo me ha dado la espalda porque los tiempos de guerra han llegado. Revíveme, hazme de nuevo la mujer joven que dejaste en el pasado, la que hiciste que dejara todos sus recuerdos con ese amor que le llevó a ser parte del olvido... ay mi querido Barcelona, si supieras cuánto daño me has hecho.
Finalmente después de veinte cigarrillos ya comienza a amanecer, hace frío y he contaminado el aire de este estudio tan grande, apenas comienzo a sentir el halo de la helada mañana tocar mi piel con sus yemas y me lleva a diminutos escalofríos que me hacen pensar que debería usar una cobija, pero realmente no me interesa el frío, quien me interesa es la mañana, la inspiración que me proporciona el rocío.
El calor que proporciona mi chimenea ha hecho que los vidrios se llenen de un vaho característico en las ventanas de mi mansión. Se ha perdido el brillo de la ventana dónde puede reflejarse mi demacrado rostro, y al parecer comenzaré como un infante a hacer dibujos en las ventanas. Debo admitir que eso también me inspira y me hace recordar mi niñez, me hace recordar qué tan hermoso puede llegar a ser enamorarse de las pequeñas cosas cuando se es joven y se está lleno de vida.
Finalmente ha llegado el sol, y es tiempo para mí de ir a pensar, descansar y renunciar a la ilusión de volver a se joven. Una vez más cierro un capítulo de mi libro anhelando ser parte de uno de los finales que me encantaría inventar para que convirtiera en realidad.
Podría ser un día más cómo también podría ser el fin de todo.
Qué hermosa madrugada, me encantaría salir a jugar en el halo helado y frívolo de aire, pero me temo que a esta edad a duras penas si puedo llevar una gripa conmigo.
Una hermosa mañana, no tan hermosa como el amanecer, pero sí, hermosa. Es tiempo de dormir, pues si estoy viva esta noche me temo que presenciaré de nuevo un hermoso amanecer mientras el frío penetra mi piel y se aferra a mis huesos.
Feliz día queridos lectores, espero que algún día lleguen a leerme.

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