martes, 9 de septiembre de 2008

Lluvia de verano

(Lamento los errores de redacción, ortografía y demás pero quiero que sea algo puro que no necesite corrección porque salió espontaneamente, y así como salió quiero que sea leido)

Se olvida entonces completamente el sentido de la vida.
No es un cuestionario ni la llovizna de un nuevo amanecer, es simplemente el presente, la realidad que se está viviendo.
Sin ninguna coherencia buscamos ponerle un indiscutible e indispensable nombre a todo para no olvidarlo, pero jamás nos damos cuenta que todo aquello que nombramos hace parte de un inmenso mundo de nombres que finalmente, como las personas, se terminan olvidando.
Nos prohibimos hablar de lo que socialmente está mal visto y nos guardamos pensamientos que terminan convirtiendose en temerosas carcajadas internas. Somos humanos, es cierto, pero siendo parte de una humanidad debemos hacerles saber a los demás que entendemos y compratimos una carcajada interna de aquellos que con sus tonterías nos hacen reir. ¿Es mucho pedir?
Cuando nos hallamos en momentos emocionales extremos nos damos cuenta que nos sentimos felices o inmensamente infelices. Pero, ¿qué viene siendo la infelicidad ó tristeza?
Cada quien es capaz de definir a su manera la tristeza o la felicidad pues cada quien es feliz de diferente manera, pero si nos ponemos a pensar en un mundo lleno de cadenas y de candados rodeandonos indirectamente, estámos forzados a ser felices como nos lo imponen.
Millones de misterios dentro de nuestro mundo nos impiden ser totalmente nosotros, pues están mal vistas cosas que aunque queramos superar, parece que hubiese un letrero adelante siempre que nos estuviera recordando qué debemos y qué no debemos hacer. Hay un exceso de misterios que podemos sacar al aire pero por miedo a pasar por encima de todo aquello que nos recalcan desde que somos pequeños nos tragamos todo eso que nos encantaría experimentar.
Si bien es cierto, el hecho de experimentar nos lleva aveces a situaciones inoportunas y a cometer errores quizá muchas veces grandes, pero al menos somos atrevidos y nos metemos donde jamás nos han dejado meter.
Toda mi vida he pensado que el hecho de prohibir nos incita a llevar a cabo la acción que se nos niega precisamente por ese sentimiento de curiosidad humana, que según varias religiones, nos llevó a la perdición absoluta y que por eso es que "estamos como estamos".
La curiosidad es un hecho humano que vivimos todos de diferentes maneras. Si no fueramos curiosos entonces muchas cosas no se habrían descubierto y seguiríamos siendo los peones de un ajedrez de mentiras y de religiones falsas que lo unico que hacían era envenenar las mentes idiotizadas e ignorantes de nuestros antepasados los cuales sólo buscaban un buen nivel de vida para sus familias e incluso ellos mísmos.
Resultamos cohibidos de muchas cosas que aveces necesitamos y que sin querer nos negamos a nosotros mismos. Aún hay muchos misterios en cosas como el hablar de sexo, o simplemente tomar la iniciativa de darle un beso a un hombre en el caso de las mujeres. Y debo decir que yo soy muy tradicional en ese sentido pero no porque crea que besar a un hombre está mal, sino porque simplemente me gusta que me besen y no besar a los demás. Aunque debo mencionar que estoy completamente segura de que la educación que recibí es la causante de esto.
Soy una persona romántica, pero así como hay mucho misterios también hay muchas cosas hermosas que se han ido con algunos de los tapujos que nos forjaron cuando éramos pequeños y que ya hemos decidido descartar. Al menos en mi concepto se ha olvidado un poco lo que es el romanticísmo y las relaciones se han convertido en relaciones basadas en la bigamia o incluso en la poligamia lo cual aún no se establece. Aún así, es respetable cualquier concepto que se tiene sobre el manejo de las relaciones, teniendo en cuenta que el engaño es una burla a las personas y no resulta tan agradable ser engañado después de todo.
No nos enagñemos, cohibir la mente de pensamientos sucios es como cohibir el corazón de dolores inevitables, entonces ¿qué más da?
Dejemos que el mundo sea una lluvia de verano, ya he dicho muchas veces que detesto la gente y demás, pero dejemoslos ser a ellos, ellos mísmos. Dejemos que se den cuenta de sus mentes sucias, dejemos que se hundan en la suciedad y así se darán cuenta que cohibirse de todo aquello que les fascina les trae frustraciones. Hay límites, es verdad, pero cada quien conoce sus límites tan bien como conoce cada pestaña de su ojo.
Felices aquellos que vean una sonrisa en cada cara ignorante finjiendo haber entendido.

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