domingo, 15 de junio de 2008

Para Madeleine

Para Madeleine:

Un fría y oscura noche de invierno. Mis pies helándose en la mitad de este abrumador viento llevado como el canto de las sirenas en medio de un mar de lágrimas tan profundo como el azul de sus tristes ojos.
Me encuentro aquí sin saber por que lo hago. Despojando palabras que se convierten en canciones bajo el firmamento más profundo y oscuro que he visto en años.
Sólo puedo ver la luna alumbrar mi rostro mientras intento encontrar al menos la primera estrella de mi absurda noche de existencia.
Los relámpagos se escuchan a lo lejos, y la verdad es que no sé realmente donde me encuentro pues no me interesa nada más que saber que está bien...
Hace varias noches que no sé nada de mí mismo ni tengo noticias de ella. Se me está congelando el alma poco a poco al tiempo que mis pies entran en estado de hipotermia absurda.
El olor de los olmos penetra por entre mis fosas nasales haciendo que recuerde un olor particular que sólo pude encontrar en ella y que me llevó a la muerte.
Podría decirse que estoy en un paraíso pero que a este paraíso sólo le hace falta la presencia de la perfección. Le hace falta su presencia, su olor a olmos, su única fragancia...
¿Será un castigo? Pero si ella fue quien arrebató mi vida... O al menos eso es lo que creo.
Todo radica en mi maldito problema, pues si no fuera por mi obsesión nada de esto hubiera sucedido, y ahora que me doy cuenta que estoy muerto se que nada queda por hacer aparte de esperar a que llegue (si es que llega) para que me salve la vida. O bueno lo que queda de mi alma destrozada por ella.
Paso del amor más innato al odio más radical en lo que a mi concierne. No me es fácil aceptar que la perfección no soy yo, sino que es ella.
Mi obsesión por ella y por la perfección son muy grandes que me hacen discutir, pues la envidia que se tiene mi ambición con el amor que siento hacia ella me hace dudar de lo que realmente debo sentir. Quizá esa es la razón de mi odio efímero hacia ella y del amor más profundo que haya sentido por ella que hasta se convierte en obsesión.
Es una guerra de obsesiones con la perfección y me molesta demasiado el saber que ella logra lo que yo no, y me molesta aún más que logra incluso superar cualquier intento de perfección al que quiero llegar.
Entonces ahí radica mi pregunta, ¿acaso fue mi muerte por orgullo o por amor?
Es increíble como la ambición que me caracteriza puede llegar tan lejos que no sé si estoy muerto o si la que murió fue ella...
De nuevo me encuentro bajo el oscuro y profundo firmamento que está siendo tapado ya por unas cuantas nubes tenebrosas que me van absorbiendo lentamente haciendo así que me funda en ellas. Haciendo que pierda el control de mí mismo y me sienta como si fuera una de ellas y que puedo flotar por ahí sin ninguna razón.
¿Qué has hecho conmigo Madeleine? Te has robado mis pensamientos y ahora me encuentro en ausencia sin ti, me encuentro en mi sueño más anhelado pero sin ti. La muerte. Mi muerte contigo era mi sueño más anhelado y ya no estás aquí, ya no te tengo en mis brazos, ya no puedo besar tu delicado cuello de terciopelo, ya no puedo acariciar tu hermoso cabello rojo cayendo por tus hombros haciéndome el hombre más feliz del planeta. ¿Qué has hecho conmigo? ¡Contesta Madeleine!
¿Dónde estás ahora? ¿Por qué me abandonas?
Por eso te odio Madeleine, por eso odio que estés en mí, que sin ti no existe la perfección en mí, que sin ti no puedo entonces tener el más hermoso olor de los olmos cerca a mí, sin ti mis palabras se hielan, se van con el viento, con la niebla y quedo acá escuchando el eco de mis palabras... Por eso te detesto, por eso odio haberte conocido, por eso detesto el haber probado el sabor de tus rojos labios que contrastaban con tu pálida piel llevándome a la locura inaudita que me causa el hecho de saber que te amo cada minuto que pasa un poco más.
Te amo como a nada en este mundo, te amo como a la perfección que deseo tener pero que me robas en cada respiro, en cada beso.
¿Qué has hecho conmigo Madeleine?
Quizá por mi absurda rabia cometí el peor error de mi vida... Quitarle la vida a la mujer que amo no es precisamente lo que un verdadero amante haría, pero mi ambición por la perfección no me dejó otra alternativa.
Espero que me puedas perdonar Madeleine, pues sé que entenderás que si no lo hacía no iba a poder amarte como siempre lo quise. Te prefiero muerta que en los brazos de otro hombre, y aunque no tuve las pruebas suficiente para hacer lo que hice, sé que fue lo mejor para los dos...
Al leer esta carta se que te darás cuenta de cuanto te amo y de por qué justifico mis actos aunque no debería...
Entiende que te odio pero que a la vez puedo amarte tanto que no me queden más ganas de vivir como en este momento. Entiende que la única manera de estar juntos es esta y que la eternidad será entonces nuestro último destino, el último pero el que no nos separará...
No soporté verte tan alegre después de haber llegado de allí, así que cuando te vi tocando el violín enfurecí tanto que tuve que cortarle las cuerdas a este y disponer de ellas para un uso que no era realmente preciso para las finas cuerdas de un violín.
Lentamente cortar tus delicadas muñecas con estas fue un placer para mí, pues pude untarme de tu sangre y sentir que eras tan humana como yo y que tal perfección sólo era producto de mi imaginación. Entonces fue allí cuando me enfurecí más, pues me di cuenta que como no eras perfecta todo este tiempo había estado torturándome con algo que realmente no valió la pena, y fue allí cuando di mi toque final a mi hermosa obra maestra. Después de besar tu cuello y de acariciarlo con la última cuerda que quedaba limpia, hice un pequeño corte hasta hacer que emitieras el sonido más suave y precioso que jamás escuché de ti. Al escuchar esto la ternura invadió mi corazón y termine por cortar tu cuello con tanta suavidad que no hubo necesidad de diez minutos para tener tu muerte entre mis manos...
¿Ahora entiendes mis motivos? ¿Ahora si comprendes por qué hice lo que hice?
Espero entiendas, pues moriste por amor Madeleine. Por nada más que el amor de un amante empedernido que te amó hasta arrebatarte la vida y llevarse la con él...
Te amo querida Madeleine, te amo más de lo que la muerte se puede llevar. Te amo sin fronteras, te amo sin límites...
Te odio como a nada, te detesto como a mi misma vida por arrebatarme lo que más amaba. A ti, Madeleine. ¿Por qué te dejaste llevar? Te odio por haber sido tan egoísta y no haber pensado en mí a la hora de morir.
¿Te podré perdonar?
Uh, buenas noches al firmamento y que me lleve la niebla que me trajo.
Con cariño, Joel.

1 comentario:

natalo dijo...

Hola mi niña:
Me encanto ser la primera persona q leyó este escrito, me gusta tu romanticismo poético, me gusta pasar horas del día escuchándote, soñando viajes interoceánicos y días interminables.
Me gusta ver como se te ilumina la cara cada vez q sonreís. Simplemente me llena de felicidad q me dejes estar con vos.
q enamore're mich tun, um Sie